lunes. 12.05.2025

Por Miguel Ángel de León

Te lo dije: la fiera herida es muchísimo más peligrosa. Ya lo era antes, pero ahora no estará a la defensiva sino a la ofensiva (nunca mejor dicho, pues de ofensas hablamos). Ahora asume las consecuencias de no haberla rematado políticamente cuando tuviste la oportunidad. Ahora irá a por ti y por todos los demás no afectos a su egolatría, ya sin disimulos, empuñando sus armas de siempre: la rabiosa soberbia del que se cree tocado por la mano divina y se sabe el nuevo mesías redentor con un mensaje y una misión circense que cumplir; los panfletos con sus desvergonzadas autoentrevistas; el juego sucio de malmeter contra compañeros (y compañeras: Tías y San Bartolomé) que ya no le ríen la gracia que nunca tuvo; y otras feas artimañas. Nada nuevo bajo el sol. No es que ya haya dejado de creer en el proyecto, no: cree que el proyecto es él, que Alternativa Ciudadana empieza y termina en sí mismo. Y no hay más. Ahora prepárate, porque viene a por todos los que no profesan la fe en ese monoteísmo ni comulgan con las ruedas de molino de sus payasadas.

¿Sentiste su zarpazo este fin de semana? Pues, comparado con lo que está por venir y con la matanza que anda preparando, es sólo una caricia. Es su conjuro: la venganza será terrible. ¿Empiezas a verle ahora las orejas al lobo al que tú tenías hasta casi ayer por cordero? Demasiado tarde, para mi gusto. Y todavía no sabes cómo se las gasta ni intuyes siquiera de lo que es capaz. En plena paranoia persecutoria, te acusará (ya lo ha hecho en negro sobre blanco) de estar vendido a CC, PP, PSOE o Esquerra Republicana. El Rey Yo antepondrá su cargo y su persona a cualquier otro proyecto colectivo: “Yo saqué diez mil personas a la calle. Yo he parado el crecimiento urbanístico de Lanzarote. Yo...yo...yo”. Lo peor no es que diga bobadas en las que ningunea al resto de los que estuvieron empujando detrás de carro de la contención especulativa, sino que se las traga él mismo.

Los panfletos repartidos por esquinas y rotondas durante el pasado fin de semana ya no señalan con el dedo acusador a los enemigos naturales de este pobre islita rica sin gobierno conocido, sino a los propios integrantes de la Alternativa que le perdonaron la vida al iluminado en aquella asamblea bajo la luna de la que escapó loco, sí, pero malherido. Y ahí lo tienes, encabritado y subiéndose por las paredes. Ahora, como dicen los más viejos, “cógelo, cuco”. Mala cosa la paranoia.

La fiera herida sigue viendo fantasmas por todos lados, sin caer en la cuenta de que a veces al único fantasma que debemos temer, porque suele ser el único que existe, es el que todos llevamos dentro, en ocasiones “fantasma ilusionante” y otras veces el más desilusionante de los fantasmas, epicentro y no periferia de la peor “ceremonia de la confusión”, de la que tanto cacarea el mismo fantasma que desconoce la autocrítica y que se empeña en ver un enemigo, un traidor, un conspirador en todo aquel que no opine ni payasee como él, en todo compañero que te le sugiera con la mejor de las intenciones un cambio de actitud (no de aptitud, que la sigue teniendo aunque la desperdice).

Se va a quedar en apenas nada “el ilusionante proyecto” del que se hacía lenguas el deslenguado. Y todo porque al final sólo él, el que se creía alfa y omega del mismo, no terminó por aceptar uno de los principios elementales de aquella aventura, el que advertía que nadie es imprescindible... ni siquiera él, el que se tenía a sí mismo por principio y fin de las cosas, y acabó matando o envenenándolo todo con su bilis, con sus métodos, sus malos modos y su mal perder.

Recuerda la frase del viejo Churchill: “En política hay enemigos pequeños, enemigos medianos, grandes enemigos... y compañeros de partido, que son los peores”. Siempre se hace más daño desde dentro que desde fuera de la criatura. Y el octavo pasajero que se cargó a toda la tripulación de El Guincho y del Foro Lanzarote va ahora a por Alternativa, ciego de ira y rencor. No parará hasta verla reventada, con todas las vísceras al aire. Y no se sentirá culpable cuando lo logre, pues simplemente obedecía a una voz interior que le decía que “eres un ser superior”.

Ahora eres su enemigo. Ahora irá contra ti y contra todos los que no se sumen a su escabechina. Ya lo estás viendo... y leyendo. Te lo dije. No digas que no te lo advertí. (de-leon@ya.com).

Salta-Perico (II)
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