Manuel M., un vigilante de seguridad de 63 años, natural de Tarrasa y amante de las armas y el tiro olímpico, fue detenido el pasado 19 de septiembre acusado de planear el asesinato del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Según han explicado este miércoles fuentes de los Mossos d'Esquadra, el hombre lleva más de un mes preso en la cárcel catalana de Brians 2.
La Policía catalana ha señalado también que el hombre pretendía matar a Sánchez como respuesta a los intentos del Gobierno socialista de exhumar los restos de Franco del Valle de los Caídos. El presunto «francotirador» expresó en un grupo de «Whatsapp» sus intenciones, allí también pidió apoyo «logístico» para su plan, han explicado fuentes policiales a ABC.
«Tenía experiencia como tirador deportivo con armas largas y de largo alcance», han detallado los Mossos a preguntas de este diario. Por otra parte, han apuntado que al detenerlo, los agentes encontraron un auténtico arsenal armamentístico en su domicilio en el que había 16 armas «cortas» y otras 6 de «largas».
Respuesta de La Moncloa
Tras conocerse la noticia del arresto «por supuestamente planear un ataque contra el presidente del Gobierno» desde La Moncloa han querido destacar que «en ningún caso se ha visto comprometida la seguridad del presidente». Se asegura desde el Ejecutivo que este tipo de amenazas son «una constante» a la que en cualquier caso «no debemos acostumbrarnos». Desde La Moncloa se agradecen «las muestras de solidaridad recibidas» y se vincula el grave incidente con la crispación política: «Es necesario seguir trabajando por la serenidad en el debate político».
Manuel M. ha sido descrito por los Mossos como un «experto» en armas de fuego de todo tipo. El hombre también frecuentaba ambientes de extrema derecha aunque no tenía antecedentes policiales. Según el digital «Público», que ha avanzado el caso, Manuel también es considerado «el mejor» del club de tiro olímpico del Vallés, la comarca donde residía antes de entrar en prisión. Allí practicaba y competía desde hacía muchos años, y era capaz de modificar y construir armas cortas o largas.
A pesar de llevar una vida aparentemente apacible y tranquila, Manuel se indignó cuando el Gobierno comunicó su intención de exhumar del Valle de los Caídos los restos de Francisco Franco, al que el vigilante admiraba, y empezó a buscar cómplices para acabar con Sánchez, en un grupo reducido de WhatsApp. Fue una usuaria del chat la que dio la voz de alarma sobre las intenciones del hombre cuando este pasó de los insultos y amenazas a solicitar apoyo logístico para cometer un atentado contra Sánchez. Quería aprovechar su pericia como francotirador y su arsenal, informa Efe.
Así las cosas, los Mossos solicitaron una orden de entrada y registro del domicilio el presunto francotirador, donde encontraron grandes armas, como un fusil de asalto militar «Cetme», un subfusil ametrallador checoslovaco «Skorpion vz. 61» y cuatro rifles de alta precisión, capaces de acertar un blanco hasta a 1.500 metros de distancia. Además, en su coche llevaba dos pistolas, una de ellas modificada e ilegal.