Acercarse estos días a Tinajo es un gozo para la vista. Y un espectáculo sin desperdicio para aquellos que todavía se emocionan con las fiestas navideñas. El más pequeño de los “grandes pueblos” de Lanzarote ha dejado atrás a muchos, y lo ha hecho con sus luces navideñas y su Belén.
Por la noche empieza el espectáculo. Una enorme palmera de luces verdes preside una de las rotondas de la localidad, dejando descender sus raíces, y con los típicos personajes navideños rodeándola.
Apenas a unos metros, la figura de una chica, de color rojo, con tres estrellas saliendo de su mano. A los bordes de la carretera, más palmeras iluminando la carretera como nunca, y de paso, animando a los conductores.
Mucho se ha tenido que trabajar días atrás para dejarlo todo perfecto. Tinajo quiere atraer a ciudadanos de toda Lanzarote, y también a los turistas, para que puedan disfrutar no sólo de las luces, también del elaborado Belén tradicional que se ha instalado en plena calle.
Ubicado en un gran solar, la reproducción es del propio pueblo de Tinajo, y cuida todos los detalles. No falta el molino, la fuente de la Plaza de San Roque, la Iglesia. También las casas, e incluso los típicos cultivos del municipio.
Y como no podía ser de otra forma, nada mejor que los materiales originales para reproducir la realidad en miniatura. En la elaboración del Belén, se ha usado mucho rofe y piedra volcánica.
