viernes. 19.04.2024

Si no fuera por la seriedad del caso, nada menos que una investigación en la que participa un Juzgado de Arrecife y la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, mucha gente pensaría que la noticia de tribunales que describe este martes este diario es una broma o una inocentada más propia del mes de diciembre. Pero no lo es. La noticia, al menos para una de las partes afectadas, es totalmente real. El ex presidente del Cabildo de Lanzarote Pedro San Ginés ha presentado una queja al presidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Carlos Lesmes, por la actitud a su modo de ver “paranoide” que mostró el magistrado Jerónimo Alonso al ordenar durante su último encuentro en el Juzgado de Instrucción Número 2 de Arrecife la incautación de su mochila.

Los hechos, según describe San Ginés en su particular queja, se produjeron el pasado 30 de agosto, cuando fue al Palacio de Justicia de la capital lanzaroteña a declarar como investigado dentro de las diligencias 1944/2021. Lo hizo acompañado por una mochila en la que llevaba sus efectos personales y documentos que quería utilizar y finalmente utilizó durante su declaración para su propia defensa. “Antes de entrar en la sede del edificio, dada mi condición de ex presidente del Cabildo de Lanzarote y actualmente como consejero de la misma institución, atendí a los medios de comunicación. Del mismo modo, y como es obvio, en la sede del edificio de los juzgados pasé por el control de seguridad, siendo escaneado el contenido de la mochila”, narra en el escrito al que ha tenido acceso este diario.

Pedro San Ginés y su abogado entrando en el Juzgado de la capital lanzaroteña con la mochila objeto de la polémica.
Pedro San Ginés y su abogado entrando en el Juzgado de la capital lanzaroteña con la mochila objeto de la polémica.

San Ginés explica al presidente del CGPJ que en la puerta de la sala de vistas a la que tuvo que acceder se encontraban dos agentes que supone que eran los escoltas que solicitó en su día el magistrado al Ministerio del Interior, asunto por el que también presentó una queja ante el mismo órgano al entender que se trataba de algo insólito puesto que no le consta que Jerónimo Alonso haya formulado denuncia alguna por las supuestas amenazas que ha estado recibiendo desde que inició la investigación de un caso que trata de vincular la compra de la vivienda particular del ex presidente del Cabildo con los cobros que obtuvo el abogado Ignacio Calatayud durante el fin de la concursal de la empresa pública Insular de Aguas de Lanzarote (INALSA). “Mientras esperaba a mi toma de declaración, fijada para las 10.00 horas, y sentado en los bancos de enfrente de la sala de vistas, fui a comprar una botella de agua en torno a las 9.40 horas, dejando la mochila en el banco donde estaba sentado, justo enfrente del lugar en el que se encontraban los dos escoltas. Tras finalizar la declaración del anterior investigado, sobre las 9.50 horas, salió el funcionario para llamarme a entrar y al no encontrarme fue a buscarme. En estas, salió el juez-magistrado de la sala para llamarme y según me cuenta mi letrado, David Montes, que se encontraba allí, en un notable estado de nerviosismo y agresividad, al no verme, preguntó que dónde me encontraba; mi abogado le contestó que debía estar comprando agua o en el baño y que no estaría muy lejos porque mi mochila estaba en el banco”, apunta en su escrito.

“Según los testigos de los hechos, el magistrado, al ver la mochila sola en una de las sillas de esa suerte de sala de espera, recrimina a los agentes-escoltas, que suponemos que lo son, el haber permitido que alguien dejase aquel objeto allí y estuviera ahí abandonado. Los agentes, en la propia defensa de su trabajo y ante testigos, le aclaran a su protegido que ellos son testigos de que la mochila, que ya había pasado el control de seguridad, la había traído uno de los investigados y que la había depositado allí sin que se moviera desde entonces de ese lugar, habiéndose ausentado su portador momentáneamente. A continuación intervino David Montes, quien le reitera que la mochila es de su cliente y que se ausentó un momento; al ir a coger la mochila el magistrado dijo `eso dice usted´, `deje esa mochila ahí, no la toque´, insinuando que pudiera haber algún tipo de artefacto explosivo en la misma y conminando a la intervención de los agentes”, describe visiblemente perplejo por lo sucedido.

El ex presidente del Cabildo recalca además en su queja ante el CGPJ que en ese instante, tras comprar la botella de agua llegó a la sala de vistas y se encontró con la tensa situación, con un juez que estaba “fuera de sí”. “Me preguntó si el objeto era mío. Le indiqué que sí, que era mi mochila y que no la había abandonado, que simplemente había ido a comprar una botella de agua y la dejé donde estaba y donde estaba mi abogado. También le dije que en ella llevaba únicamente efectos personales y los documentos necesarios para apoyar mi declaración. Su señoría, sin dejarme terminar, me responde que es inaudito y que cómo me atrevo a dejar un objeto abandonado y sin custodia, y me conmina a entrar inmediatamente a declarar. Seguidamente cojo mi mochila y me dirijo tras el magistrado para entrar en la sala con ella. Al percatarse de que, según él, le había desobedecido, cuando en realidad no me había prohibido tocarla, se giró aún más alterado y me dijo que qué hacía, que dejara la mochila donde estaba. `Incauten esa mochila y sáquenla de aquí´, ordenó a los agentes, quienes me arrebataron de las manos la mochila en el pasillo de entrada a la sala de vistas y salieron con ella a la sala de espera. Toda esta situación y el desenlace posterior se produce a la vista de todos los letrados que se encontraban allí, don José María Calero, don José Antonio Choclán, mi propio abogado y el resto”, describe San Ginés.

El actual portavoz adjunto de Coalición Canaria (CC) en la Primera Corporación de la Isla dice que insistió en varias ocasiones al juez en que tenía derecho a usar los documentos que estaban en la mochila. “Tras unos momentos de tensión en los que el magistrado se muestra dubitativo e impreciso en torno a su decisión de acceder o no a dejarme entrar con mis documentos a mi declaración, son los propios agentes quienes observando la situación y ante mi mirada interrogatoria, mochila en mano le preguntan directamente al magistrado y desde fuera de la sala reiteran si devuelven la mochila o mantienen la incautación. Finalmente, no sin reprochar mi actitud inaudita, accedió a devolverme la mochila para proceder a mi declaración”, resalta en lo que fue la parte final de una historia de encontronazos entre el político y el juez que parece que no van a terminar ahí.

Pedro San Ginés le dice al presidente del CGPJ en su queja que no puede hacer otra cosa que manifestar su estupor por “la actitud paranoide” con la mochila mostrada no sólo con él por el juez Jerónimo Alonso sino con todos los presentes. “Lo digo con todos los respetos al magistrado-juez y sin ningún ánimo injurioso, pero honestamente creo que la misma sólo puede obedecer a un claro síntoma de animadversión hacia mi persona, que ya he denunciado en anteriores ocasiones cuando llegó a inventar que yo le había amenazado”, esgrime en su parte final del escrito.

Por último, asegura que esta actitud del juez hacia él le generó “gratuitamente” un enorme estado de ansiedad justo antes de su declaración, sintiéndose “coaccionado y violentado” sin razón alguna por quien iba a instruir el interrogatorio unos minutos después. 

Aunque finalmente pudo hacer uso de la mochila, San Ginés, como ya confirmó el pasado viernes durante su intervención en el programa "A buena hora" de Crónicas Radio-COPE Lanzarote, sigue más de seis meses después de que se iniciara la investigación de su causa sin poder acceder a su cuenta corriente y a los aparatos electrónicos que el magistrado ordenó requisar en su momento. 

…y a San Ginés le incautaron también la mochila
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