“Necesitamos urgentemente encontrar médicos que quieran venir de voluntarios a colaborar con nosotros”. Esta es la voz de socorro que ha emitido Teresa López-Cotarelo, coordinadora en Camerún de Lanzarote-Help, una ONG cuyo principal proyecto es un pequeño hospital en un pueblo cercano a la ciudad de Kribi.
Según cuenta López-Cotarelo en un comunicado, desde hace unos meses el hospital no dispone de cirujano fijo. “El Doctor Cortés, director de la ONG, hace lo imposible por venir mensualmente, pero no puede desatender su trabajo en España. Es fácil de imaginar que poner en funcionamiento y gestionar un hospital en un sitio como este no es nada fácil y que ha supuesto mucho esfuerzo y dedicación por parte de muchas personas”, cuenta.
La coordinadora hace especial hincapié en lo que ha significado el quirófano del hospital desde que hace casi tres años abriera sus puertas, puesto que es “la única oportunidad para miles de personas de operarse”. “La única, por la accesibilidad económica, y la única, porque se han hecho operaciones impensables en cualquier otro hospital del país”, añade. Por ello, afirma que “los que estamos ahora aquí, no podemos evitar sentir una enorme frustración al ver que no se aprovecha todo lo que se ha conseguido”. Y es que, sin poder hacer cirugía, el hospital es sólo “un pálido reflejo de sí mismo”.
Lanzarote Help añade asimismo que “somos conscientes de que es difícil que coincida en una misma persona las ganas de apuntarse a una aventura así, y el poder permitírselo desde un punto de vista financiero, profesional, personal... Pero estamos convencidos de que más de un médico tiene que haber que quiera y que pueda.”
La ONG corre con los gastos del billete, alojamiento y manutención. La única condición es que el voluntario permanezca por un mínimo de un mes.
Pero la ONG no sólo precisa un cirujano. “También nos sería de muchísima ayuda que pudiera venir un ginecólogo, pediatra, oftalmólogo, médico general o enfermero dispuesto a quedarse una temporada larga para hacer de jefe de enfermería”, explica la coordinadora, angustiada porque “cuando voy andando por las calles de Kribi, continuamente se me acerca gente a preguntarme si ya pueden venir a operarse al hospital. El último se despidió diciendo tendremos que continuar esperando... el hospital español no nos puede fallar.... Sólo pude devolverle la sonrisa, pues por supuesto seguimos buscando hasta debajo de las piedras”.
