domingo. 11.05.2025

Hace tiempo escribí un artículo que luego se convirtió en el reflejo de la triste realidad que estamos sufriendo ahora. Decía que no salía de mi asombro después de ver el reportaje que ofreció Tele 5 sobre las andanzas y desventuras de un personaje tan conocido como Julián Muñoz, “Cachuli” para los amiguetes y para la plebe. Uno sospechaba que el meteórico enriquecimiento de este hombre no tenía nada que ver con que le hubiera tocado la primitiva o el cupón de la ONCE, pero no sospechaba que la cosa fuera para tanto.

Lo primero que hay que decir, como denunció uno de los periodistas que ha realizado la investigación del personaje -periodista por cierto al que pasean por los platós de televisión dando lecciones a la legión de pseudoperiodistas del corazón que no tienen ni pajolera idea de qué va este oficio-, es que si Julián Muñoz no hubiera sido infiel a la despechada Maite Zaldívar con Isabel Pantoja nada de esto se habría sabido, o se habría sabido sin tanta alharaca. La prensa “seria”, es decir, la que se dedica a realizar un trabajo periodístico que no tiene nada que ver con las declaraciones hechas a pie de AVE a las alcachofas verde y azul del día a día, se habría molestado en darle carácter nacional a lo que es sin duda un notición, pero no habría tenido la repercusión que luego ha tenido. ¿O es que no es importante que en un Ayuntamiento desaparezcan 22.000 millones de pesetas (132 millones de euros) por arte de magia, que personas que entraron sin nada en los bolsillos salgan con una colección de relojes valorada en más de 32 millones de pesetas (192.423 euros)? Ahora no hay nadie en el país que no sepa algo sobre la operación Malaya. De hecho, Julián Muñoz es el personaje más conocido. Quién se lo iba a decir.

Ese fue el gran error de Cachuli, insisto, liarse con alguien como Isabel Pantoja, que allá donde a arrastra la desgracia. La popularidad de la tonadillera ha hundido en el fango al ex alcalde de Marbella, y los cuernos también.

Desde el punto de vista judicial lo peor que le pudo pasar fue que su ex mujer -no sé si están divorciados ya- saliera en la tele diciendo que Cachuli entraba en casa con bolsas de basura repletas de dinero que decía que cobraba de comisiones de obra como las cobraba todo el mundo. La mujer, ahora detenida también en esta babélica operación, aparecía con cara de inocente dando la sensación de que tenía las manos tan limpias como las tiene un médico antes de iniciar una operación. Todos supimos entonces y sabemos ahora que de inocente tenía poco.

Decía cuando se emitió el reportaje que no tenía la menor duda de que Julián Muñoz iba a acabar entre rejas. Y decía que escribía algo así a riesgo de que su jefe de prensa me llamara para preguntar por la dirección de mi casa o a riesgo de que se presentaran por aquí varios señores vestidos de negro y con acento de más allá del antiguo Telón de Acero parecidos a los que entraron en el Ayuntamiento de Marbella para hacer desaparecer toda la documentación vinculada con las singularidades urbanísticas que se ejecutaron durante su mandato.

Fueron muchas las cosas que me llamaron la atención de la magnífica investigación televisiva. La primera, que alguien tan importante en estos momentos como es el presidente del Sevilla Club de Fútbol, José María del Nido, se llevara en concepto de honorarios por sus servicios prestados como abogado más de 1.000 millones de pesetas (6 millones de euros). Como dijo también su compañero de profesión Marcos García Montes, con ese dinero se pagaba el trabajo de 40 abogados buenos de 40 ayuntamientos de cualquier ciudad importante del país. Este martes curiosamente se ha detenido a otro que fue presidente del Sevilla, González de Caldas -el de la Mazagatos-, y algunos apuntan a que la cosa va a seguir, no sé si con la lista de los reyes godos o con la de los presidentes sevillistas.

La segunda cosa que me llamó la atención es la sospechosa falta de interés que ha mostrado la justicia para investigar con celeridad estos asuntos y actuar con contundencia. Hay que recordar que el fallecido Jesús Gil y Gil -algunos pseudoperiodistas sostienen que sigue vivo en Venezuela disfrutando de unas vacaciones de lujo con Elvis, Marilyn y el Che Guevara-, que fue quien llevó a Cachuli hasta la Alcaldía, le acusó en directo en un cara a cara televisivo de haber cobrado comisiones de obra. Ya sabes, la forma más rápida que tienen los alcaldes corruptos de ganar dinero fácil. Con estas pruebas, sobre todo con lo de las bolsas de basura, la Fiscalía Anticorrupción tenía más que suficiente para haber actuado hace tiempo. No digamos nada de la Fiscalía de Málaga y de los órganos judiciales andaluces. Con el escándalo todo ha cambiado, de ahí que comentara en su día -creo que fue hace más de un año- que veía a Julián Muñoz con un traje de rayas y una bola de cañón anudada al tobillo. Ahora lleva ya un tiempo entre rejas, y eso que se especula con la posibilidad de que haya sido él, dentro de este tremendo culebrón de venganzas a lo Falcon Crest, quien cantó todo lo que había que cantar para encerrar a Roca, el gran capo cañoneri de toda la operación.

Lo más triste de esta historia es que el caso de Julián Muñoz no es único. Existen otros muchos julianes muñoz repartidos por toda la geografía española, incluyendo a Canarias, donde por desgracia hemos sufrido casos si no tan escandalosos desde el punto de vista informativo sí igual de graves. Y no me estoy refiriendo al caso Faycan precisamente.

Las otras marbellas
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