domingo. 11.05.2025

Menudo lío ha organizado Mario Cabrera, presidente del Cabildo de Fuerteventura y máximo responsable de Asamblea Majorera (AM) -si no me equivoco sigue siendo en la única isla en la que no se ha eliminado al partido matriz integrado en la coalición- al proponer a sus compañeros de Lanzarote que hagan un frente común para crear una candidatura fuerte que pueda aspirar por una vez en la historia de la formación a desplazar a la que se planteará desde Gran Canaria y desde Tenerife. Menuda papa caliente.

El lío surge en el momento en el que el majorero, dudo mucho que sin pretenderlo, ha dejado descuadrados a sus compañeros de la isla de enfrente. Escuchando la tímida respuesta que ofreció este lunes en Lanzarote Radio -tuvo todo el fin de semana para preparar la respuesta- el presidente de CC en Lanzarote, Mario Pérez, cuando se le preguntó por la cuestión, uno se percataba al instante de que no esperaban ni de lejos que los majoreros hicieran un movimiento tan ofensivo en el complicado tablero de ajedrez de la política de partido en Canarias.

Todos sabemos lo difícil que resulta conjugar lo que se conoce como “sensibilidades territoriales” en un lugar dividido y fragmentado como es Canarias. Si ya es complicado en comunidades como Cataluña, País Vasco o Andalucía conseguir un candidato con el que estén de acuerdo todas las provincias, qué decir de Canarias, donde hay dos islas que mantienen un constante pulso por determinar su poder y donde hay otras cinco -seis con La Graciosa- que hace tiempo que ya no tienen la mirada resignada del cordero degollado.

En Fuerteventura, donde se está produciendo una auténtica revolución política, social y económica que amenaza seriamente la permanencia de Lanzarote como la tercera isla más importante del Archipiélago, tienen muy claro que es el momento de aprovechar una situación única y singular. Imagino que Mario Cabrera y los suyos han entendido la debilidad de liderazgo que teóricamente tiene CC en Gran Canaria y en Tenerife, una vez además que se dio por hecho que Adán Martín no se presentaba a la reelección y que Paulino Rivero iba a ser el candidato del consenso obligado.

Con este razonamiento, si esto fuera así y realmente no hubiera una doble intención detrás de la propuesta, soy el primero que criticaría con dureza la reacción timorata y teóricamente servil de los nacionalistas de Lanzarote. Así, sin entrar en el fondo de la cuestión, se podría pensar que Mario Pérez y compañía están perdiendo una oportunidad histórica de ser los primeros que lideren el cambio en la política regional, una reacción extraña y que una gran parte de su electorado no entendería.

Oyendo un poco de aquí y de allá, sabiendo un poco más de lo que se cuece en las profundidades políticas de la organización, me enteré de la verdad, de lo que está pasando. Los representantes de CC en Lanzarote están convencidos de que Paulino Rivero no va a ser el candidato, por mucho que la prensa de la provincia de Las Palmas lo haya dado por hecho y lo haya publicado con titulares a cinco columnas. Aquí se sigue creyendo en la posibilidad de que Adán Martín finalmente sea el elegido, que alguien le convenza -parece que no costará mucho- de que dé marcha atrás a su idea de convertirse en un “ciudadano normal” y se enfrente tanto al crecido Juan Fernando López Aguilar como al vapuleado José Manuel Soria (el presidente del PP no gana para disgustos últimamente).

Esta es la única explicación que a mi modo de ver podría justificar el rechazo a la propuesta de los majoreros. Es el único motivo lógico, puesto que la organización en Lanzarote mantiene una magnífica relación con el actual presidente del Ejecutivo regional, alguien que además ha sabido responder con importantes gestos a la confianza que han depositado en él desde una isla que ha visitado en numerosas ocasiones y que conoce perfectamente.

Por tanto, parece claro que no hay nada claro en CC, que el Consejo Político que se celebra el día 3 -alguno estará todavía fitureando- va a ser decisivo, y que allí se volverá a plantear una batalla que ya es tradicional en la formación nacionalista. La última terminó como el rosario de la aurora. Esperemos, por el bien de los cansados ciudadanos canarios, que ésta termine un poco mejor.

El no candidato de CC en Lanzarote
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