Antes de que me tenga que poner a escribir sobre la aburridísima precampaña electoral en la que estamos metidos de lleno (esto no es lo mismo sin Dimas Martín enredando por todas las esquinas), me voy a detener a analizar dos asuntos que a muchos les parecerán realmente absurdos pero que a mí me tienen bastante mosqueado.
El primero, es el inmediato boicot que tenemos que hacer todos los amantes del deporte de este país a Antena 3 para que no le vuelvan a dar los derechos de ninguna retransmisión en la que alguno de nuestros equipos (ya sea selección o privados) se juegue algo, ni los torneos de bola que se disputan a la salida de Arrecife.
Estoy intentando liderar una plataforma para dirigir un escrito al Gobierno en el que espero que haya miles de firmas para formalizar la petición. La historia tiene peso, fundamento y está más que justificada. Sólo hay que fijarse en el mal papel que jugó la Selección Española en el mundial que retransmitieron en 2002 (nos echó en cuartos Korea con un más que sospechoso arbitraje de un puñetero egipcio cuyo nombre no recuerdo) y el lamentable papel que han jugado ahora los cuatro clubes que iniciaron su participación en la Liga de Campeones, la “championlí”. Si Antena 3 no hubiera retransmitido los partidos, el Osasuna no se habría eliminado a las primeras de cambio, el Barcelona no habría caído antes de los cuartos de final, el Valencia jamás habría perdido como perdió con el Chelsea y hasta el aburrido Madrid de Capello habría tumbado al Bayern. Ellos son los gafes, no hay otra explicación, porque el fútbol español no está tan mal ni el inglés, que ha metido a tres equipos en las semifinales, tan bien.
Alguien me podría decir que por esa regla de tres también habría que boicotear a La Sexta, porque el papel de España en el mundial de Alemania fue todavía peor que el de Korea. Sí, tendría razón, de no ser por el pequeño pero importante detalle de que en La Sexta vimos el maravilloso y creo que irrepetible triunfo de la Selección de Baloncesto en el campeonato del mundo. Por tanto, no tienen nada que ver, son los de Antena 3.
Los de Tele 5, que son los que menos derechos deportivos han comprado, se salvan de la quema, por supuesto, porque son los que nos han hecho a todos conocer y admirar un deporte tan aburrido como es el de la Fórmula Uno, los que han hecho posible el milagro de que millones de españoles se levanten a las tres de la mañana para ver si Fernando Alonso vuelve a ganar una carrera. En Televisión Española hemos visto inigualables gestas en estos últimos cincuenta años, con lo que tampoco se les puede acusar de gafes. Una reflexión seria en una tele que además la dirige un italiano, el señor Carlotti.
El otro asunto que me tiene realmente perplejo es el del misterio de la sección de deportes de Televisión Española. Algún periodista de investigación debería introducirse en el ente público para averiguar qué ocurre allí. Sus integrantes parecen conocer el secreto de la eterna juventud. ¿Es que nadie se ha dado cuenta de que Jesús Álvarez sigue exactamente igual que hace veinte años, es que nadie se ha percatado de que Sergio Sauca en lugar de cumplir años los descumple, es que nadie ha visto que Quique Guasch sigue teniendo exactamente la misma calva -se tiñe de blanco para disimular- y el mismo moreno que tenía cuando hacía las entrevistas en el mundial del 82?
Algo raro pasa en esa sección. Algo saben que no nos cuentan a los demás. Encima, en lugar de llevar el secreto de forma discreta, ahora va uno de los líderes de la secta y se pavonea en el “Mira quien baila”. Sí, me refiero a Jesús Álvarez, que cada semana no sólo nos regala parte de su sosería innata en forma de tango sino que nos muestra lo estupendo y lozano que está el jodío. ¿Para cuándo una investigación, a qué está esperando Cafarell para meterle mano a este asunto?