A menudo los héroes son desconocidos, así dijo Benjamin Disraeli. Hoy vengo a hablarles de un tema muy controvertido y que ha generado debate en la sociedad actual, vivimos en una era donde los héroes existen.
Desde pequeños estamos acostumbrados a ver en televisión, cine y otros medios que los héroes son indestructibles, la mayoría llevan capa u otro objeto que les caracteriza y les hace poseer una fuerza inhumana y sus habilidades son inusuales: volar, leer mentes, escalar rascacielos …. en general, salvar el mundo y liberarnos del mal.
Hoy 6 de mayo del 2020 todo el planeta Tierra se encuentra sumido en una gran pandemia que ha afectado en mayor o menor medida a todos los países; el mundo se ha paralizado, nuestra rutina y nuestros planes se han esfumado tan rápido como se ha expandido el virus y lo único con lo que nos hemos quedado ha sido el miedo y la incertidumbre al futuro, un futuro con muchos interrogantes. Se hace complicado imaginar cómo será nuestra vida dentro de un año o incluso dentro de un par de semanas. Lo que si sé es que el Covid-19 va a cambiar nuestra manera de vivir, de pensar y de sentir.
Durante los días de confinamiento en los medios de comunicación las palabras más oídas han sido: pandemia, infección, muertes y héroes.
Estoy segura de que ustedes conocerán casi todas estas palabras, pero a qué se refieren cuando dicen la palabra héroes. Seguro que no se refieren a esos superhéroes ficticios, sino a esos héroes anónimos que siempre han estado delante de nosotros y que no hemos podido apreciar.
Señores y señoras, para mí los héroes somos todos, todo personal sanitario que sin capa, sólo con una mascarilla y una bata, arriesga su vida por todo aquel que lo necesite, los policías y militares también sin capa pero con uniforme que hacen que en tiempos difíciles no haya villanos y que se cumpla la ley, dependientas o comerciantes que tienen que seguir trabajando a pesar del monstruo que nos esta acechando, educadores que intentan que sus alumnos no pierdan la calma... Todas estas personas son la cara visible de la disciplina, esfuerzo y capacidad que podemos llegar a tener cuando hay un obstáculo. Ellos están luchando en primera fila desde el primer momento en el que nuestro planeta fue amenazado por un virus, un virus que nos ha quitado lo más preciado para el ser humano, el cariño de la gente que nos rodea, el calor de un abrazo y ahora los escasos besos que recibimos adquieren más valor.
Lo puedo constatar con mi propia experiencia, personas a las que quiero están sometidas al estrés diario de su trabajo frente al Covid-19, desde que abandonan sus casas hasta que regresan. Se me ocurren diez mil pensamientos y tengo miedo, miedo a que pasara algo malo y estoy segura de que muchas más personas están en la misma situación.
No me voy a olvidar de los héroes que están en la sombra, personas mayores que han prestado sus servicios durante toda su vida y que quieren seguir viviendo. Esas personas son las que más riesgo tienen y aun así muchos de ellos no han descansado, han vuelto a sus puestos de trabajos o se han puesto manos a la obra haciendo mascarillas porque quieren contribuir a sacar a un país adelante. Niños y adolescentes que durante días que se han convertido en meses han estado confinados, demostrando la capacidad de adaptación que podemos llegar a tener; la distancia social ha transformado nuestra forma de demostrar cariño y de ver la vida.
Anteriormente comenté que para mi los héroes somos todos, y me quiero explicar. Con eso me refiero a que hemos tenido que aprender el significado de la palabra responsabilidad y compromiso con la sociedad, ya que la única manera de protegernos a nosotros mismos y a las personas que queremos es quedándonos en casa y eso nos convierte en héroes.
El héroe muere pero la historia permanece; esta frase recoge el nombre de todas esas personas que a pesar de haber luchado con toda su fuerza por desgracia se han quedado en el campo de batalla, miles de familias destrozadas que no han tenido la oportunidad de poder despedirse de sus seres queridos en sus últimos días, miles de personas que han fallecido sin el último adiós, el último beso o abrazo, la muerte más fría y triste imaginable por el ser humano. La memoria es muy corta. Ojalá nunca nos olvidemos de esta pandemia, ni de estos héroes.
A veces, el mundo no necesita héroes. A veces, lo que necesita es un monstruo, en este caso el monstruo lo hacemos llamar coronavirus. De toda esta pesadilla hay que ver el lado positivo. Cuesta creérselo pero lo hay, la naturaleza necesitaba un descanso, un respiro de tanto destrozo que hemos provocado la humanidad durante todos estos años y ahora es su momento; animales salvajes han vuelto a las ciudades, mares menos contaminados que hacen que especies como los delfines se acerquen a la costa y de alguna manera satisfacen nuestra vista, el aire es suave y te da sensación de libertad, libertad a pesar de estar encerrados.
Señores y señoras, con todo lo explicado anteriormente quiero decir que da igual cuanto de grande, de fuerte o de monstruoso sea el enemigo, porque el ser humano en conjunto y comunidad será capaz de vencerlo y todos y cada uno somos importantes y héroes en la historia de nuestra vida.
Un héroe lo es en todos los sentidos y maneras, y ante todo, en el corazón y en el alma. Thomas Carlyle