jueves. 01.05.2025

Antes de comenzar a analizar lo pasado en el día de los Reyes Magos voy a hacer una serie de consideraciones que, creo, son necesarias para que se me entienda sin problemas.

Soy una persona con una sólida formación religiosa, no en vano he estudiado durante once años en un colegio religioso, perteneciente al Opus Dei para mas señas.

Además de esta consideración, de peso, hay otras en mi vida que también han contribuido a esta formación, aunque en este caso, por lo personales que son, no las considero significativas para expresarlas en este medio.

Desde el profundo conocimiento que mis años de estudio me han dado, creo que estoy más que autorizado para poner de manifiesto mi opinión sobre algo tan relevante como el respeto a las tradiciones, vengan de donde vengan y las profesen quien las profese.

Soy de los que piensan que la Iglesia Católica debe sufrir una profunda renovación en algunos aspectos fundamentales de su ordenamiento religioso, con el fin de adaptarse a los tiempos y a lo que las diferentes sociedades demandan de sus confesiones ideológicas.

Creo profundamente que religiones como la Católica debería cambiar en aquellos temas en los que el paso de los tiempos las ha dejado obsoletas.

Hace años la misa se daba en latín, el cura estaba de espaldas a los feligreses y la Sagrada Forma se administraba directamente en la boca por parte del cura. Hoy en día la misa se da en castellano, catalán, euskera o en cualquier otra lengua cooficial, el altar esta por delante del cura y el Cuerpo de Cristo te lo dan unas monjas en la mano para que seas tu el que te lo metas en la boca.

Es evidente que hay una modernización en las formas, aunque en el fondo la Iglesia Católica siga anclada en el pasado más recalcitrante, como que las mujeres sigan manteniendo un papel absolutamente secundario en el funcionamiento de esta religión.

La Iglesia Católica ha ido aprendiendo con el tiempo y, como consecuencia de esto, ha ido dejando de lado aspectos que ni cuadran con el presente ni son explicables, mas allá del hecho de ser Dogmas de Fe, es decir, o te lo crees o te lo crees pero no lo intentes justificar de ninguna manera.

Todo esto forma parte de unas tradiciones que se han ido adaptando a una realidad social que nada tiene que ver con las que existía cuando esta religión vio la luz, allá por el año cero de nuestra era.

Y no podemos quedarnos en eso. Como le comentaba a mi padre, persona de profundas creencias religiosas pero con una humanidad fuera de toda duda, yo volveré al entorno de la Iglesia Católica el día en que pueda ver un cura, un obispo incluso un Papa mujer, entre otras razones porque considero que Dios creo al hombre y a la mujer al mismo tiempo, con los mismos derechos y obligaciones y no, como dice la tradición, hizo primero al hombre y aprovechando que estaba echando una siestecita a la sombra de un árbol, le quito una costilla y con ella hizo a la mujer.

Este origen del hombre, según la tradición, demuestra dos cosas, que el hombre además de tener menos neuronas que las mujeres, tienen menos huesos y que gracias a la intervención divina el primer ser humano era español, por lo de la siesta.

Bromas a parte, cambiar o adaptar las tradiciones a la realidad en la que vivimos esta bien, es bueno y no supone una merma en la creencia de que existe o puede existir un ser supremo que fue el artífice de la creación del hombre tal y como la conocemos. Ya sea Dios, Jehová, Ala o cualquiera de los dioses que se profesan en las diferentes religiones o confesiones en las que los ciudadanos creemos, tienen su fundamento en las sociedades modernas, acompañadas de su propia historia o sus tradiciones.

Pero de eso, de cambiar las tradiciones obsoletas, a tunear a los Reyes Magos hay un mundo.

En nuestra sociedad y para la gente con un mínimo de raciocinio, los Reyes Magos existen y vienen cada cinco de enero solamente por una razón que todo el mundo comparte y que no es otra que la existencia en las familias de unos seres pequeños, inocentes y sumamente retorcidos, a veces, que son los niños, nuestros hijos.

Mas allá de esta realidad no hay nada mas. Si por una sola razón hay que mantener esta tradición tal y como está es por el hecho de ver cada seis de enero por la mañana la carita emocionada de estos pequeños cuando abren lo que unos señores venidos de Oriente les han traído. Pero para ver esta cara de ilusión ante los regalos, hay que pasar el tramite de llevarlos a ver a aquellos seres que les hacen semejantes presentes, los tres REYES MAGOS DE ORIENTE, no tres vecinos disfrazados de Ágata Ruiz de la Prada, o alguna señora con mas o menos voluntad de hacerlo bien, con un traje de Rey Mago, solo por el hecho de adaptar la tradición a una modernidad que no se puede aplicar a este hecho anual concreto. Ni lógico ni procedente.

Los niños a la cabalgata van a lo que van y no entienden ni la paridad hombre/mujer, ni la discriminación por ser mujer ni nada que se le parezca.

Esta muy bien que Manuela Carmena cambie asientos VIP por zonas de minusvalidos, creo que esta medida es un acierto. Está muy bien que el sentimiento religioso cambie de signo y los más pudientes dejen su espacio a los menos agraciados por la diosa fortuna. Pero cambiarles el atuendo a los Reyes Magos e introducir a las Reinas Magas por el hecho de que esta sociedad ha cambiado me parece un completo despropósito.

¿Qué será lo próximo, Pablo Iglesias vestido de lagarterana entrando por nuestras chimeneas el día 24 de diciembre al grito de ¡!QUE VIVA MADURO!!.

Modernidad si, chapucerio populista barato nunca. Si los de PODEMOS quieren que respete, aunque no comparta, sus posicionamientos sociales, que respeten lo de los demás y sobre todo, que respeten lo que creen los únicos ciudadanos del mundo que jamás les han hecho nada malo, LOS NIÑOS.

Tradiciones traicionadas
Comentarios