Por José Pérez Dorta
No sé si como un capítulo más de esa guerra que Stinga mantiene por el
control de CC y que personaliza en su compañero de partido Pedro San Ginés o queriendo desviar la atención del principal asunto, o tal vez por esas casualidades de la vida en las que no creo. El caso es que el mismo día en el que el alcalde de Haría tenía que declarar en el juzgado nº 1 de Arrecife por varios delitos, aparece en los medios un nuevo capítulo del más que cansino serial de CC. En el nuestro alcalde, además de alardear de su habitual prepotencia, amenazando a la Institución insular, una vez más, con los tribunales, actúa de oídas y no con documentos acreditativos al reconocer: "esta Alcaldía tiene conocimiento a través de testigos presenciales de las excavaciones de la Cueva de los Verdes y de la aparición de 153 monedas de
oro, un collar de perlas y un crucifijo, amén de múltiples restos de cerámicas".
Viendo la respuesta de La Unidad de Patrimonio donde le viene a decir que está equivocado, que en la cueva se encontraron muchos más objetos de interés patrimonial de los que le han dicho, y que se encuentran inventariados y a buen recaudo, se reconoce además algo francamente preocupante e inadmisible, y es que el Ayuntamiento de Haría no tiene un inventario de sus bienes patrimoniales y que si tuviera que reclamar algo lo haría por cuentos de alguien que le ha dicho que….
Pero dejemos de momento de lado el asunto de los mal custodiados bienes y centrémonos en “El asunto”: municipales. Aunque Stinga se negara a contestar a las preguntas de la acusación el caso de las recalificaciones sigue adelante y el próximo 24 tendrá que declarar en calidad de testigo el Sr. Heinrich-Richard, propietario de las parcelas cedidas gratuitamente al Ayuntamiento.
Haciendo un pequeño relato de los hechos como se fundamentan en la
querella, nos encontramos con que en escritura pública de cuatro de abril de 1985, se da fe de la cesión gratuita y condicionada de varias parcelas en Punta Mujeres; Una parcela para zona deportiva, otra parcela para el teleclub, otra para zona verde y otra para plaza.
Pero el día 13 de junio de 2000 La Corporación Municipal toma el acuerdo de permutar el bien del Ayuntamiento situado en Punta Mujeres por el de un familiar político del alcalde cuya calificación, en esos momentos era “Suelo Rústico de Protección Especial”, por lo que el valor que se le daba a este suelo podría ser cuatro veces mayor que el que le correspondía a un suelo con esta calificación.
No absteniéndose el alcalde de participar en el asunto pese a la mencionada relación familiar.
Resulta significativo que los bienes que tenía el Ayuntamiento en Punta Mujeres, y que fueron permutados eran bienes que según la escritura pública tenían un destino finalista condicionado, por lo que no podían ser cedidos, vendidos ni permutados.
Finalmente, los nuevos propietarios de los terrenos municipales solicitan al Ayuntamiento un cambio de uso que obtienen sin problemas, por lo que un suelo que estaba destinado a dotaciones públicas se destina a apartamentos privados, cerrando el ciclo de la presunta trama.
Por lo relatado se acusa a Torres Stinga de un delito de prevaricación, cohecho, tráfico de influencias, malversación y negociaciones prohibidas.
Hay que hacer un inciso por lo interesante del mismo y es que todo el mundo recordará que cuando estaba en exposición pública el PGOU de Haría, el señor Stinga recorría los platos de las televisiones locales mostrando los planos en los que, faltando a la verdad, decía que quienes participábamos en reuniones (que eran públicas y abiertas a la participación de todos los vecinos) para presentar alegaciones al PGOU éramos especuladores que queríamos urbanizar las zonas verdes. ¡Paradojas de la vida!
Dando por hecho que serán los tribunales los que determinen la
responsabilidad penal, no puedo quiero ni debo hacer algo distinto a reconocer la presunción de inocencia desde el punto de vista penal, y desde el punto de vista de la responsabilidad política, aunque debería mostrar mi parecer, me he limitado a poner sobre la mesa los hechos y que cada quien saque sus conclusiones.
