Si la semana pasada, el Cabildo protagonizaba el capítulo sobre la situación por la que esta pasando el agua de Lanzarote, en esta el tema central serán las dos empresas públicas que se encargan de gestionar el desarrollo de la principal industria productiva de la Isla: el turismo.
Ambas, la SPEL, Sociedad de Promoción Exterior de Lanzarote, empresa constituida con el único fin de canalizar todas aquellas actuaciones tendentes a la promoción y divulgación de las riquezas turísticas de la Isla y la EPEL-CACT, encargada de gestionar los centros de Arte, Cultura y Turismo, tienen un denominador común: Capital público y Presidente común.
La primera, bajo la presidencia del ilustrísimo D. Pedro San Ginés, tiene como socios al Cabildo, a todos los Ayuntamientos, menos Haría por la animadversión personal que existe entre el Presidente del Cabildo y el Alcalde de este municipio, hecho público, notorio y vergonzante y las principales asociaciones de empresarios radicadas aquí, Asolán, Aetur, Felapyme y la Cámara de Comercio.
La función de los socios en la SPEL es la de ¿aportar? capital para el funcionamiento de la misma y participar, en forma de elemento pasivo, en la chapuza que se esta haciendo con la misma.
Desde pequeños nos han enseñado que dos más dos son cuatro. Y esta no es solamente una máxima matemática sinó que además es un razonamiento lógico que se aplica a múltiples circunstancias de la vida.
Analizando las cuentas presentadas por el Presidente de esta empresa sacamos una conclusión muy evidente en lo que a esta máxima se refiere: que el día en el que se explicaba esta ecuación matemática, ni el Presidente ni los que han elaborado las cuentas anuales, estaban en clase.
La contabilidad moderna, ayudada por programas informáticos que convierten esta asignatura en casi un juego de niños, es muy sencilla, simple y clara. Es decir, que si las cuentas deben ser dos más dos, al final efectivamente lo son. Lo son para todos aquellos que la han estudiado, por lo que, a la luz de lo presentado por el Presidente, sacamos como conclusión que ellos no lo han hecho.
Cada gasto, cada ingreso, cada movimiento tiene su correspondiente cuenta contable. Por ejemplo, si vendo un tornillo lo contabilizo en una cuenta que se llama “venta de mercaderías”.
Esto que es tan simple se convierte en un silogismo condicionado para los rectores de esta empresa. Cuando un profesional analiza las cuentas hechas públicas, correspondientes al ejercicio 2.012 se da cuenta de que algo no cuadra. ¿Qué mercaderías, artículos, ha vendido esta empresa por valor de 1.142.204,81 euros? Esta cantidad esta contabilizada en una cuenta contable en la que se apuntan las ventas de los productos que una empresa fabrica y hasta donde sé, el cometido de la SPEL es la promoción turística de la isla y no la de vender volcanes en miniatura ni otros souvenirs del mismo tipo. ¿Y si han vendido mercaderías por ese valor, donde esta el I.G.I.C. devengado por esos productos vendidos? En el balance no aparece cantidad alguna por ese concepto impositivo.
Ah, ahora caigo. Esta cantidad es la que se supone tienen que aportar los socios para el funcionamiento de la empresa. Pues mal empezamos.
Mal empezamos porque si esta la cantidad que se aporta, la realidad es otra muy diferente. En el balance presentado se hace constancia, en otra cuenta contable, que los socios deben la friolera de 766.227,46 euros, es decir, el 67,09% de lo que deberían haber aportado.
Si seguimos desgranando las cuentas vemos como las chapuzas contables van en aumento.
En gastos de personal, de alta en esta peculiar Sociedad Anónima, el balance nos dice que hay personal contratado, cinco según me cuentan, que cuestan en total 168.346,50, de los que 134.422,56 corresponden a sueldos y 33.923,94 a la seguridad social de las personas dadas de alta.
Este reparto del gasto del personal es realmente curioso, ya que hay un gerente, un secretario o secretaria del gerente, una secretaria del consejo de administración que es empleada del patronato y por tanto solo cobra un plus por esta labor además de no cumplir con la obligación de ser licenciada en derecho como establece la Ley para este puesto en concreto y dos comerciales viajando por Europa.
De alguno de los apuntes contables que refleja el balance de perdidas y ganancias no voy a referirme aunque tenga serias dudas sobre los gastos reflejados, ya que me resulta curioso el hecho de que una empresa como esta, constituida para lo que se ha constituido tenga gastos en algunas cosas concretas. Eso sí, en publicidad se ha gastado la nada despreciable cifra de 869,40 euritos. En una empresa cuya única finalidad es la de promocionar Lanzarote en el exterior me parece “excesivo” que se gaste ese dineral en publicidad, propaganda y relaciones públicas. ¿A ustedes no?.
Para darles otra pincelada de esta chapuza contable llevada a cabo por no se que clase de profesional de los números, pero perfectamente validada, amparada, consentida y refrendada públicamente por el Presidente del Consejo de Administración de la misma, que casualmente es el Presidente del Cabildo, vamos a hacer mención especial del hecho de que de la empresa tiene una deuda contraída con proveedores y otros acreedores que han prestado sus servicios a la misma, que asciende a la nada despreciable cifra de 622.134,90 euros. No esta mal. Si tenemos en cuenta que según el balance presentado se han facturado mas de un millón cien mil euros en ventas de no sé que y que al final del año debe mas de seiscientos mil euros, las cuentas están claras. ¿Donde esta el dinero? Curiosamente a 31 de diciembre del 2.012 esta empresa creada por el Cabildo para no sé que función, tenia en el banco 213.767,78 euros.
A mi que de números no se, seguramente, tanto como el premio Nóbel que ha elaborado estos de la SPEL, me resulta bastante extraño el hecho de que con tanto dinero en el banco se deba tanto a los proveedores.
Por ultimo y no por eso menos chapuza, ésta vez por el gravísimo incumplimiento de la legalidad vigente en la Ley de Sociedades Mercantiles, esta empresa pública presidida por el Presidente del Cabildo, no ha presentado las cuentas ni ha realizado los depósitos de las mismas en el Registro Mercantil desde el año de su creación, allá por el año 2.007.
Yo pregunto ¿las sociedades mercantiles, sea cual sea su naturaleza, anónima, limitada, unipersonal, etc., no están obligadas por ley al cumplimiento de sus obligaciones mercantiles por la actividad que realizan, es decir, a la presentación de cuentas anuales en hacienda y a su posterior inscripción en el Registro Mercantil? Por lo visto esta no. Seria interesante pedir una nota del Registro Mercantil y un informe a la Agencia Tributaria para ver que es lo que han hecho estos profesionales desde la creación de la empresa.
¿Los gestores de esta empresa pública son la clase de profesionales de los que Pedro San Gines se ha jactado siempre de rodearse? Soy de los que piensan que el inteligente se rodea de listos y el listo de tontos, así que la conclusión esta clara.
Y podría seguir relatando chapuzas contables en la documentación OFICIAL de la SPEL y digo chapuzas porque no quiero pensar, aunque les aseguro que me está costando mucho no hacerlo, que esta contabilidad es un apaño para ocultar la realidad de una empresa de promoción de Lanzarote que está demostrado que no sirve para nada y que además se solapa con las funciones que tiene el Patronato de Turismo de Lanzarote, órgano creado hace ya muchos años para hacer lo mismo de diferente forma. O una, la SPEL, o el otro, el Patronato, pero los dos a la vez es insostenible.
Les dije que este capítulo también tendría una referencia a la chapuza de la EPEL, pero creo que por hoy ya vale. En el próximo capítulo desarrollaremos el guión que han escrito para el funcionamiento de los Centros de Arte Cultura y Turismo, que tampoco tiene desperdicio.