jueves. 15.05.2025

A los 5 años, mi hijo Carlos ya correteaba por los gallineros y se encargaba de echarle de comer a los pollitos, los curaba (ya que se peleaban desde muy jóvenes) y poco a poco fue cogiendo la afición de criar gallos de pelea, como hice yo, como hizo mi padre y como hizo mi abuelo.

En el mes de noviembre, Carlos cumplió 16 años, y nada más soplar las velas, todavía sin abrir los regalos, me miró a los ojos y me dijo

-Papá, ya puedo ir a las peleas de gallos-

Yo ya sabía lo que me quería decir, que desde ahora en adelante no quería perderse ningún campeonato ni pelea de contrata a las que yo asistiera. Y así ha sido.

El pasado fin de semana 4 y 5 de junio, se celebró en Teguise el campeonato del Pollo de Oro, uno de los más importantes de Canarias, junto con el Campeonato Regional, y como no, hacia allá fuimos mi hijo y yo, no nos lo podíamos perder, ya que era en nuestra isla y en nuestro pueblo.

Cuando ya llevábamos un rato de competición, Carlos tuvo la necesidad de ir al baño, todos los que han estado en el reñidero de Teguise saben que los baños están a unos 50 metros de donde nos encontrábamos nosotros. Ese día había manifestación de los animalistas fundamentalistas, si si, esos que sin saber la realidad de los gallos se dedican a insultarnos todas las semanas. “Señores” que no se han preocupado de informarse de la realidad, que manipulan fotografías, y mienten cuando hablan de algo que desconocen, esos que están empeñados en hacer desaparecer la Raza.

Volviendo a mi hijo Carlos, cuando llegó del baño, me dijo que le gritaron de todo, subnormal, asesino, hijo de…, y muchas más cosas. Pero su única preocupación era que desapareciesen las peleas en Canarias, lo de los gritos le importaba muy poco, al igual que a mí.

Lo único que pude decirle a mi hijo fue que íbamos a hacer todo lo que estuviera en nuestras manos para que los hijos de los demás aficionados, los jóvenes que están empezando y nosotros, los que llevamos muchísimos años en esto, pudiéramos seguir disfrutando con algo que se ha hecho en Canarias desde hace siglos, y que esos escandalosos, malcriados, que no respeta las costumbres de la tierra que les da de comer, no van a conseguir que desaparezca el gallo de pelea de nuestra tierra.

Hasta aquí todo bien, pero resulta que el martes 7 de junio me entero de que entre los manifestantes (no más de 18 personas) se encontraban nada más y nada menos que Eva de Anta, alcaldesa de Arrecife, Loli Corujo, alcaldesa de San Bartolomé y parlamentaria del Gobierno de Canarias y Ariagona Gonzalez, consejera del Cabildo de Lanzarote y candidata al Senado por nuestra isla.

Y yo me pregunto ¿Cómo pueden consentir estas “políticas” que se insulte a un menor por hacer algo que está permitido por el Gobierno de Canarias? ¿Es esa su manera de hacer campaña para estas elecciones?

Me parece poco prudente que estas “señoras” a las cuales todos nosotros le pagamos el sueldo (incluido los aficionados a los gallos), las ponemos ahí para que nos representen, tomen partido por algo habiendo escuchado solo una parte sin saber la realidad de esta raza y todo lo que la rodea. Respeto y entiendo que haya personas que no le gusten las peleas de gallos, pero ese mismo respeto nos merecemos quienes asistimos a ellas.

Creo que los canarios nos merecemos políticos serios, trabajadores, que respeten lo canario y no “señoras” que se dedican a participar en manifestaciones cuyo único fin es el insulto, la intolerancia y la falta de respeto hacia un niño de 16 años. Creo que nos merecemos unos políticos que sepan entender la forma de ser de nuestro pueblo, políticos que respeten nuestras costumbres y tradiciones, y no como la mayoría de los que se manifiestan cada fin de semana en la puerta de los reñideros. En Canarias somos más de veinte mil aficionados a los gallos, creo que nos merecemos un respeto, así que señores políticos, estén atentos, nosotros también votamos.

Con este escrito no quiero amenazar, ni mucho menos, solo quiero ejercer mi derecho a la libertad de expresión como ellas lo hicieron, pero claro, con educación y respeto que es como se deben hacer las cosas.

Lo que no se cuenta de las peleas de gallos
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