martes. 23.09.2025

Por Manuel N. González Díaz

Se presentó esta semana en Santa Cruz de Tenerife el diccionario insuloamaziq del Dr. Ignacio Reyes, que es probablemente la obra más importante que se ha publicado al respecto desde los tiempos del almirante Pedro Barba de Campos, que fuera enviado por la Corona para asegurar derechos de Castilla sobre el Archipiélago ante la posibilidad de que el reino de Francia entrara a la misma a propuesta de Maciot de Betencourt, segundo rey de Lanzarote luego de la conquista.

La Graciosa sirvió de cabeza de puente para hacerse con el dominio de las Islas, a los normandos y luego a los castellanos. No hay crónica de la razia de Becerra en el siglo XIV a Lanzarote, pero muy probablemente hiciera aguada a pie del Risco de Famara. Ya la hacían los romanos en tiempos de Roma, que entraron en la Isla varias veces, por el norte, como prueban restos no sólo en las tierras de Barreto, en Teguise, sino en los pozos de Rubicón.

La uniformidad cultural del poblamiento isleño precolonial, cuestionada por inefables historiadores metropolitanos, queda probada no sólo por la obra del Dr. Reyes, que es magna, sino por la evidencia de las distintas crónicas de conquista posteriores, una de ellas, resumen de anteriores, Matritense, Lacunense… al respecto, cuando trata de los canarios de otras islas, dicho cómo visten y sus costumbres tratando de los de Lanzarote, se limita a decir sobre el resto, mahoreros de Fuerteventura -los de Lanzarote lo son, igualmente- “son como los otros”, y se refiere a gomeros, binbaches, benauritas, canarios de Canaria y guanches de Tenerife.

Las diferencias que se pueden constatar, mínimas, derivan del medio insular, ante la pobreza del biotopo de Lanzarote, que es extrema y sólo permitió una vida miserable a su población, y más miserable aún a la repoblación, como afirma Fernández Armesto, encontramos la riqueza de Islas como Gran Canaria, la Canaria, ya referida, o la de Tenerife y La Palma, que como dice mi amigo Vicente Torres: “Allí discurre el agua”, y esa misma diferencia hace que, luego de la conquista, los ingenios azucareros generaran fortunas, y así llega el canario a Flandes, y a Londres. Y la diferencia existente, que es mayúscula, se da por el repoblamiento, frente a la marcada presencia andaluza, onubense, en Gran Canaria y Tenerife, la portuguesa en La Palma, o la morisca en Lanzarote y Fuerteventura, que luego, en un todo revuelto, volverá a tender a la uniformidad. “Es un milagro que tengamos conciencia de canarios en Canarias”, me decía hace un tiempo don Victoriano Ríos, el padre de Rull, porque mira que sin medios, separados, en realidades insulares distintas… somos todos, palmeros, gomeros, herreños… tan iguales, luego de tanto tiempo, y a pesar de los insanos pleitos insulares, que somos un mismo “pueblo”, y es milagro, muy probablemente derivado del daño de la conquista, por cuanto “por cada mil lágrimas hay un milagro”. Hay hombres de acción y otros de gabinete. Sólo en contadas excepciones se dan los dos tipos en una misma persona. El Dr. Ignacio Reyes es un hombre de gabinete, que yo sepa, aunque nunca se sabe y no pongo la mano en el fuego por nadie, que me quemo, pero no es político, eso sí lo sé.

Nunca hubo canarios en Canarias. Las Islas toman el nombre del cabo, hoy Bojador, Buxdor, antes, en los tiempos de Ptolomeo, el de la Geografía, se llamaba cabo Canarii, que toma el nombre de esa tribu, que refiere Plinio, y sus restos pudieran ser los actuales Nemadi del desierto del Azawad y de los bordes fronterizos de Mauritania y Malí. Los canarios de hoy son de las de Mesmuda (Gran Canaria), Zeneta (Tenerife), Ben Ahurit (La Palma), y Ben Achir (Hierro), los de Lanzarote y Fuerteventura, mahos, están íntimamente ligados a los Targui (Tuareg). La participación fenopúnica está por investigar, porque es muy probable que fueran los primeros en hacer que se poblaran, hablamos de los tiempos de Cartago, y que ese primer poblamiento fuera implementado por los romanos en tiempos de Calígula, por la insurrección de los seguidores del hijo del rey Juba II, ante su asesinato por el emperador. Y a todo ello habría que unirle un fortísimo componente semita, judío, paralelo a las expulsiones de España y Portugal de 1492 y 1496, que Gutiérrez de Ocaña, investigado por el Santo Oficio, hcía observar el Shabbat en Fuerteventura y, muy probablemente, en Lanzarote y Gomera, puesto que era el jefe de la casa de la familia Herrera-Peraza, y judío. Éstos fueron protegidos, y se vincularon familiarmente en algunos casos, por Pedro de Vera y por Alonso Fernández de Lugo, y por su hijo Pedro, conquistador de Santa Marta, en Indias, que es Colombia, que se fue a la conquista con 800 guanches de Tenerife…

La Historia Canaria es una maravilla.

La obra del Dr. Reyes nos muestra nuestro mundo, en su esencia.

Pero nada de esto se hubiese conocido sin personajes previos importantes, me refiero a Don Antonio Cubillo, Don Julio Blancas o Don Francisco Javier González, y a tantos otros, desconocidos por el público general, pero que han dedicado esfuerzos enormes a esta cuestión, a pesar de la desestima o la ignorancia del resto… hombres que lo han sido de acción y también de gabinete, y sin folclor, que yo tanto detesto… porque no hay nada más godo que esas procesiones marianas anacrónicas cuando algunos se visten de machangos, porque nuestros abuelos vestían como señores, no como esos idiotas disfrazados y muertos de risa, hartos de ron amarillo, que son cualquier cosa menos “canarios“, porque esos no son “magos“, que viene de “mahos“, sino paletos. Ahul.

El diccionario insuloamaziq…
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