martes. 23.09.2025

Por Mare Cabrera

Existía la esperanza por parte de muchos ciudadanos lanzaroteños con respecto a una opción política en nuestra isla que no gozaba de mala fama y podía presentar una salida honrosa ante las urnas si se optaba por ella. Por desgracia, y haciendo fiscos la mencionada esperanza, han tenido la brillante idea de arrimarse a un árbol a la sombra y portador del fruto prohibido. Adán, una vez más, se deja tentar por la manzana. Desde hace meses tenían lugar reuniones en “petit comité” para pasar a la acción, presentándose en actos públicos al lado de los que ahora parecen futuros socios. Y así, en tres sencillos pasos, una opción decente para los cansados electores que no contemplan ni ven interesante votar a un partido con miembros investigados, imputados y encarcelados y/o partidos que no pacten con los anteriores, se quedan compuestos y sin novia.

Mi opinión acerca de los políticos no es tan nefasta como pudiera parecer de mis escritos tremendistas y apocalípticos. La vehemencia puede ser virtud y sin duda defecto en muchas ocasiones. Cierto es que lo malo hace más ruido y es con el sabor de boca final, con el regustillo amargo, con el que por desgracia me quedo tras leer la prensa un día cualquiera, aun descubriendo en sus páginas propuestas positivas y trabajo bien hecho. Hay políticos buenos y malos, pero arrastramos los conejeros a muchos de los peores, porque de no ser así no estaríamos en la situación actual.

El cuento de la manzana anterior deja huérfanos de voto a muchos electores, hace que vuelva el mal sabor de boca, sabiendo como sé, por casualidad pero de buena tinta, que algún integrante o integranta de Nueva Canarias no está en absoluto de acuerdo con la decisión de acercarse peligrosamente al lado oscuro, y que previamente a los actos públicos protagonizados por sus cabezas visibles hacía una interesante disertación sobre la necesidad vital de no relacionarse con partidos en entredicho. Lamentablemente, sus buenas intenciones y sabias palabras se quedan en nada, se las tiene que tragar una por una porque los votos valen más que cualquier ideología. Ese/a sí que se ha quedado con mal sabor de boca.

Amistades peligrosas
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