jueves. 28.03.2024

La Consejería de Transición Ecológica, Lucha contra el Cambio Climático y Planificación Territorial del Gobierno de Canarias, a través del Servicio de Biodiversidad, ha culminado un estudio sobre los saladares de Canarias, con el objeto de actualizar su distribución en las islas y abordar un diagnóstico sobre su estado de conservación para futuros trabajos.                                                               

El consejero regional del Área, José Antonio Valbuena, destaca este martes en un comunicado de prensa que “el seguimiento de la evolución de este hábitat es de gran importancia dado que se asienta en las zonas costeras sometidas a un intenso uso público y urbanístico, provocando su degradación y la introgresión de especies exóticas, cuando no su desaparición por cambios en el uso del suelo”.

Esta iniciativa, cofinanciada por el Programa Operativo FEDER Canarias, se llevó a cabo a lo largo de los años 2020 y 2021 por parte de la consultora ambiental Erena, Planes Integrales S.L. Los trabajos se desarrollan en el marco de un plan de seguimiento de los hábitats naturales de interés comunitario coordinado por técnicos del Servicio de Biodiversidad.

“Los saladares son un hábitat singular dadas sus singulares características y las especies vegetales y animales que alberga. También son un lugar importante para aves migratorias que hacen un uso estacional periódico de estos enclaves, cuando se encuentran encharcados o semiencharcados”, subrayó Valbuena, quien, además, destacó el papel protector de la costa que tiene este hábitat frente al avance del mar y su sensibilidad a los problemas derivados del cambio climático motivada por su ubicación.

Entre estos saladares se incluyen el Saladar de Jandía o Playa del Matorral, en el municipio majorero de Pájara, que es el más extenso y el de mayor importancia, motivo por el que fue declarado Sitio de Interés Científico de la Red Canaria de Espacios Naturales Protegidos. Además, constituye el único Humedal de Importancia Internacional (sitio Ramsar) de Canarias.

“Gracias a este trabajo se dispone ahora de información actualizada sobre los emplazamientos de este hábitat y su estado de conservación que servirá para orientar las políticas sectoriales que afectan al medio natural y la planificación territorial”, destacó Valbuena.

Los resultados de este estudio, entre otras conclusiones, muestran que en Lanzarote e Isla de Lobos los saladares se han mantenido en buen estado en las últimas décadas, o incluso han mejorado, gracias a las políticas de conservación y al cierre de determinadas zonas al tráfico rodado. En los casos de Gran Canaria, Fuerteventura y La Graciosa, su extensión y calidad se han visto reducidas, especialmente por el uso lúdico y recreativo que se registra en estas zonas.

Los trabajos técnicos realizados han consistido en la localización y delimitación de todas las manifestaciones de este hábitat en el Archipiélago, con el objeto de actualizar la cartografía disponible hasta el momento en el mapa de Vegetación de Canarias. En cada una de las zonas se llevó a cabo un estudio de caracterización del hábitat y un inventario de las especies y su abundancia, así como un diagnóstico pormenorizado sobre las amenazas e impactos que afectan a cada zona, su estado de conservación y la tendencia experimentada en las últimas décadas.

Por otro lado, se ubicó una red de parcelas georreferenciadas que servirán de testigos para el seguimiento a largo plazo de la evolución de este hábitat, en el marco de un programa de rastreo de todos los hábitats de Natura 2000 presentes en Canarias puesto en marcha por el Gobierno regional, que se basa en más de 700 parcelas repartidas por todas las Islas.

Transición Ecológica culmina un estudio sobre los saladares de Canarias
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