Hay alcaldes que en lugar de gobernar, improvisan. Hay alcaldes que en lugar de gestionar, juegan al Monopoly con suelo público. Y luego está Yonathan de León, que ha decidido que el nuevo mantra de su mandato en Arrecife será: “Si no puedes construir tú, deja que lo haga el mercado. Total, ¿qué podría salir mal?”
El último delirio se llama “derecho de superficie” y no es otra cosa que entregar las llaves del suelo público a empresas privadas durante 75 años para que hagan lo que Visocan o ICAVI no han terminado aún: construir viviendas sociales. Ojo, viviendas sociales. Pero claro, cuando gobierna la derecha —da igual si lleva traje azul marino o camisa blanca remangada— la palabra “social” empieza a sonar como insulto, y la solución siempre es la misma: privatizar, externalizar, desentenderse.
¿Y qué hace el alcalde? En vez de exigir a Visocan que cumpla sus plazos, plantea que si no espabilan, se cancela todo y se les da el pastel a promotoras privadas. ¡Ole! Que no falte la alfombra roja al negocio del ladrillo. Eso sí, disfrazado con frases bonitas como “alquiler asequible” y “supervisión pública”. ¿Supervisión pública? ¿En serio? ¿Alguien ha visto cómo se han disparado los alquileres en Canarias con esa supuesta supervisión?
Pero claro, Yonathan está encantado, porque dice que sigue el modelo de Ayuso. Y ahí, amigos, es donde se explica todo. Porque si tu modelo es una presidenta que presume de levantar residencias pero no de cuidarlas, que vende el derecho a la vivienda como si fueran bonos de inversión... entonces todo encaja. Privatizar la salud, privatizar la educación, privatizar hasta el derecho a un techo. Y mientras tanto, la pobreza en Arrecife y Lanzarote sigue aumentando. Pero qué más da, si el discurso encaja en Twitter y queda bonito en la prensa local.
Este es el gobierno de la inmediatez, del escaparate, del “como no puedo con lo público, lo vendo y que lo exploten otros”. La excusa es siempre la misma: agilizar los plazos. Pero lo que están haciendo es sentar un precedente peligroso: que el acceso a una vivienda digna depende de que salga rentable a una empresa.
Y lo peor es que lo hacen con el suelo de todos, con lo poco que nos queda, con los barrios olvidados como Maneje, donde la urgencia no debería ser atraer promotoras, sino garantizar derechos.
Privatizar lo público nunca fue progresar. Fue retroceder 75 años. Justo los mismos que durará esa cesión. Qué casualidad.