viernes. 29.03.2024

España, presupuestos y ruido

El proyecto de Presupuestos Generales del Estado de 2021 se tramita en el Congreso de los Diputados. Una amplia mayoría de la Cámara rechazó las enmiendas a la totalidad presentadas por la ultraderecha, la derecha extrema y la ultraconservadora Coalición Canaria, entre otros, por lo que sigue su curso el proceso que nos conducirá a disponer de unas cuentas públicas con el mayor gasto social de la historia. Unos presupuestos de progreso para combatir los efectos de la crisis provocada por la COVID-19, la reconstrucción social y económica de nuestro país y la transformación de su modelo productivo.

Hablemos de los presupuestos y de devolver la esperanza a la ciudadanía, porque si nos dejamos llevar por las estridentes maniobras de distracción de la ultraderecha y la derecha extrema, podríamos llegar a creernos que seguimos anclados en el pasado, que nuestra democracia no derrotó al terrorismo separatista y que fue un mal sueño la decisión de la banda de deponer las armas y rendirse siendo José Luis Rodríguez Zapatero presidente del Gobierno. De la ultra derecha sólo podemos esperar intentonas para quebrar la confianza de los españoles en las instituciones democráticas, pero lo del PP no tiene nombre. Y lo mismo digo de los míos cuando agitan la fábula del hombre del saco.

Está claro. El PP no quiere debatir sobre los nuevos Presupuestos Generales del Estado, el instrumento más importante de la política económica del Gobierno en los que se plasman los objetivos estratégicos de las distintas políticas públicas. El PP no quiere hablar de este documento imprescindible para la reconstrucción del país y diseñado para el crecimiento económico, la creación de empleo y la cohesión social. Y todo porque el PP no quiere que mejore la situación del país, ya que su único plan consiste en hacer lo imposible para se enrarezca el clima de convivencia a ver si cae el Gobierno. Un plan mezquino.

Que yo sepa, la democracia derrotó al terrorismo y la democracia se robustece cuando los que están al margen aceptan y asumen sus reglas de juego. Así que, aclarado este extremo, lo que interesa a la mayoría de la población es que vamos a poner fin a la senda del sufrimiento impuesta por el PP hace unos años. De entrada, vamos a despedir a la austeridad con la revalorización de las pensiones en un 0,9% y la subida del 1,8% de las prestaciones no contributivas, lo que beneficiará a más de diez millones de personas.

Diremos adiós a las políticas empobrecedoras del PP aumentando las partidas destinadas a servicios sociales y protección social A la vez, miraremos hacia el futuro incrementando en más de 1.300 millones de euros las partidas para pymes, comercio y turismo; mediante una financiación sanitaria sin precedentes; aprobando la mayor partida de becas de la historia; o luchando contra la pobreza severa a través de la consolidación del Ingreso Mínimo Vital. Con el aval de la Unión Europea, nuestro país se encamina a reducir la desigualdad a través de modificaciones tributarias puntuales previas a una reforma fiscal en profundidad, con fuertes asignaciones en empleo y vivienda, y un gran respaldo a la investigación, digitalización e industria estratégica.

Lo que preocupa al PP no es España ni el bienestar de los españoles. Lo que les inquieta es que la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado de 2021 significa que la legislatura va a llegar hasta el final; de ahí su sobreactuación. El caso es que mientras Ciudadanos parece que busca reubicarse en posiciones más centradas, las consecuencias de la derrota de Trump coge al PP en la misma unidad de destino en lo universal que la ultra derecha y, como se descuide, acabará condenado a la irrelevancia. Aún están a tiempo de rectificar.

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