viernes. 29.03.2024

Ayuso y su falso dilema

Entre la bolsa o la vida, parece que el Gobierno en funciones de la Comunidad de Madrid lo tuvo muy claro desde que estalló la pandemia: prefiere la bolsa. A estas alturas, es imposible confiar en el desquiciado alegato de Ayuso para afrontar el grave problema de salud pública que afecta a Madrid, sobre todo cuando, inexplicablemente, ha puesto a la población en un brete dándole la vuelta a la vieja expresión que, allá cuando, utilizaban los asaltantes de caminos al atracar a los viajeros: la bolsa o la vida. No había color; ante una situación de clara amenaza, se entregaba la bolsa para preservar la vida.

Aquella frase se ha asentado como un dicho popular que expresa una situación trágica en la que hay que inclinarse por una de dos opciones, tus posesiones o tu vida. Ayuso y su gobierno en funciones, formado por la derecha extrema, la ultraderecha y la derecha, hace un año que sacó a pasear un trabuco como argumento para, de forma perversa, ‘persuadir’ a la población de que tiene que elegir, y que la opción es el materialismo de la bolsa sobre un valor supremo como es la vida. Frente a esa propuesta, profundamente inmoral, otros defendemos que no hay que elegir entre salud y economía, sino conjugar adecuadamente la salud con la actividad económica.

El Gobierno de Pedro Sánchez ha dejado claro en todo momento y de muchas maneras que no va a obligar a ninguna comunidad autónoma a elegir entre la bolsa y la vida, sino que ha ofrecido sus medios y sus recursos para preservar la salud pública y salvar vidas, a la vez que se garantiza la educación o se posibilita la actividad empresarial y laboral hasta que superemos la crisis sanitaria. El Gobierno de nuestro país no ha cejado en el empeño de sentarse con el de Madrid con el propósito de ayudar a combatir eficazmente el coronavirus, a pesar de la deriva de Isabel Díaz Ayuso y su cruel pasotismo a la hora de salvaguardar la salud.

Sin embargo, hemos de reconocer que no hay nada parecido a Madrid en nuestro país, con la salvedad de Barcelona y su área metropolitana. Se estima que el Producto Interior Bruto de Madrid en 2019 suponía el 19,3% del conjunto de España, convirtiéndola en una centralidad económica que atrae a un importante flujo de personas que acuden a ella diariamente a trabajar. Además, el continuum urbano formado por la capital del Estado y los municipios colindantes alberga 6,7 millones de habitantes, lo que lo convierte en la tercera metrópoli más grande de Europa. Así que Madrid sólo es comparable a Londres o París.

Ayuso, quien fía su futuro fagocitando a Ciudadanos y aliándose con Vox, propone más de lo mismo para los próximos años: un rotundo fracaso enmascarado en una confrontación constante. No obstante, hay alternativa. Frente al falso dilema, el discurso del odio y el arcaico arcabuz, Madrid necesita salud y economía; más médicos, más enfermeros y más personal sanitario; más inversión pública y más salud pública; más diálogo y más solidaridad. Pero, sobre todo, lo que necesita Madrid es cabeza, sosiego y buen gobierno.

Ayuso y su falso dilema
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