Atraído por la cartelería me acerqué este domingo a visitar la exposición recién inaugurada en el TEA de Santa Cruz de Tenerife. Una exposición que se alargará hasta el mes de octubre, que han dado en titular "Rebeldía y Disciplina: una posible historia de los grupos de artistas de Canarias a partir de la colección de TEA". Con ese título normal que me acercara, de rebelde a rebeldes, buscando algo de rebeldía en los artistas que estuvieron antes. Pero, ciertamente, no vi mucha en las salas dedicadas a los años 1918 hasta 1950. Lo que sí vi fue una curiosa exaltación de Franco, de su Alzamiento, de supuestos subsidios franquistas para excombatientes franquistas (los excombatientes republicanos eran fusilados o encarcelados, pero de esos no se habla nada), de publicaciones de alabanza del Régimen con banderas del águila, y hasta alguna que otra foto del mismísimo Franco reunido con sus generales en Las Raíces urdiendo el Golpe de Estado.
De entrada, sorpresa. Intento ver el lado artístico, pero no son más que publicaciones y fotos tal cual, sin incrustar o formar parte de ninguna pintura o composición artística. A continuación busco a ver si hay algo del bando republicano, y sí, hay algunas fotos de otras publicaciones de los rojos con alusiones a la Unión Soviética, pero muy arriba en una pared, imposibles de leer, con mucho menos protagonismo y en bastante menor número que las dedicadas a los fascistas. Sigo sin entender nada, y es el momento en el que me pregunto si esas fotos en esa exposición cumplen con la Ley de Memoria Histórica. A continuación me da por preguntar por el director de la exposición o el que manda en el TEA, y me dicen que es un señor natural de Madrid, nacido en el año 1975, relativamente joven, aunque con dilatada experiencia en el campo de las artes y la cultura, en especial en la Comunidad de Madrid y en la Valenciana, siendo colaborador habitual del diario El Mundo. Y leo más, y me entero que ostenta ese cargo desde que los del gobierno de Coalición Canaria y Partido Popular en el Cabildo decidieron contratarlo en 2024. No debe ser poco lo que cobre, pero no lo he visto publicado. Lo que sí he visto es cierta polémica y oscurantismo en el proceso de contratación, según se lee en varios artículos de El Diario de Avisos.
Transparencia e información. Dos términos que no han brillado especialmente en el trámite seguido para elegir a la nueva persona que asumiese la dirección artística de TEA Tenerife Espacio de las Artes, (...) Más bien al contrario, a tenor de las informaciones que ha venido publicando DIARIO DE AVISOS, en las que diversos colectivos y asociaciones culturales, así como fuentes artísticas conocedoras de todo el proceso, detectaban desde “irregularidades” en la propia convocatoria y “opacidad” en el órgano de selección hasta la supuesta “estrecha relación” (...) con dos de los miembros del jurado calificador, Tania Pardo y Álvaro Rodríguez Fominaya.El penúltimo capítulo de esta polémica se escribió el pasado lunes, cuando uno de los aspirantes al puesto, Paco Barragán, presentó un recurso de alzada contra el proceso y denunció el “nepotismo” y la “infravaloración” de los que afirma haber sido objeto.
Con la información que me va llegando voy entendiendo algo, pero me asaltan nuevas preguntas. ¿Por qué tanto interés por este señor? ¿Habría alguna mordida de por medio? ¿Y no había ningún aspirante canario por ahí? ¿No dicen los de Coalición Canaria que cuidan de nuestra gente? Y más allá del nombramiento, vuelvo a la exposición, y me pregunto si sabe el señor director lo que pasó durante el franquismo en Canarias, una tierra donde no hubo siquiera resistencia al alzamiento, salvo alguna cosa en La Palma, y donde por tanto no tendrían que haberse perdido vidas, y sin embargo hubo miles de asesinatos. ¿Sabe el señor director que aquí tuvimos la Sima de Jinamar, ese agujero del horror donde se tiraba a morir a todo aquel que molestaba a algún cacique, con total impunidad y desprecio? ¿Sabe el señor director que en Canarias hubo destierros y una durísima represión contra disidentes sexuales hasta casi habiendo nacido ya el mismo director? Y me pregunto, sigo preguntándome. ¿Sabe acaso el señor director que el franquismo mató a Miguel Hernández y a Lorca, y obligó a emigrar al resto de artistas, filósofos y escritores españoles que no rindieran pleitesía al Caudillo? ¿Acaso no está enterado este señor de cómo están las cosas en España, cada día con más gente pidiendo que vuelva Franco o sus herederos? Supongo que sí lo sabe, sí sabe de todo esto el señor director, y eso lo hace más preocupante todavía, porque lo normaliza y lo acepta, y hasta se atreve a exponerlo públicamente. Eso sí, con el dinero de todos los tinerfeños, para mayor escarnio.
En fin, no soy jurista, y no he estudiado a fondo la Ley de Memoria Histórica. Tal vez las fotos, revistas y exaltaciones franquistas sean arte y yo no lo veo.Y aun así, salí por la puerta del TEA con más preguntas que respuestas. ¿Desde cuándo una institución pública puede permitirse blanquear una dictadura con fondos públicos sin ofrecer siquiera un contexto crítico, una cartelera explicativa, una voz discordante que recuerde el dolor y la injusticia de tantas vidas truncadas? ¿Acaso es arte cualquier cosa que se cuelga en una pared si viene avalada por un currículo y una curaduría foránea? ¿Y qué papel jugamos nosotros, los ciudadanos, cuando permitimos que se relativice el horror desde las salas de nuestros museos, mientras se veta a artistas que incomodan, que denuncian, que se mojan? Respeto a la verdad, rigor histórico y compromiso con la memoria democrática es lo mínimo que se le puede exigir a un proyecto cultural financiado con dinero público. ¿Rebeldía y disciplina?, llaman a esta exposición. Tomadura de pelo diría yo, si la rebeldía es la que se calla por la fuerza y la disciplina es la militar de los golpistas. Y puede que ya no estemos ante una exposición de arte: estamos ante una claudicación. Entonces, ¿cumple el TEA con la Ley de Memoria Histórica? Me temo que no. Y lo peor es que parece que a nadie le importa.