Lo que está pasando en las instituciones conejeras es algo que ya no tiene calificativos.
No hay día que no nos levantemos por la mañana y asistamos a un nuevo capítulo de la indecencia e inmoralidad que se ha instalado entre los políticos conejeros, poniendo un día sí y otro también de manifiesto su absoluto desprecio hacia la moral de sus votantes.
La desfachatez con la que actúan estos privilegiados llega a límites difícilmente asumibles por la mayoría de los ciudadanos honrados de esta bendita Isla.
Cuando no es la guerra abierta entre presidenta y ex presidente es la desfachatez de algunos tránsfugas que arremeten contra los críticos que ponen en cuestión su, más que discutible, calidad moral para ejercer un cargo.
Pero lo más serio de todo, no es la falta de ética y moralidad imperante entre la, mal llamada, clase política, que ya de por si es serio. Esto, por desgracia, es casi un signo de identidad de quienes nos representan, no todos pero si la mayoría. Unos por acción y otros por omisión y consentimiento son responsables de la degeneración de los que nos gobiernan.
Lo que a mi juicio es más grave es el absoluto desprecio que algunos políticos y sus formaciones tienen hacia el resto de la ciudadanía, llevando a cabo actuaciones que, sin ser delito, son profundamente despreciables.
Hace unos meses asistimos al escándalo que se produjo en las oposiciones a policías locales y al puesto de subinspectora del cuerpo.
Un asesor del Ayuntamiento, de un partido en el gobierno municipal, del departamento de Recursos Humanos, se presentaba a las citadas oposiciones. Hasta aquí todo normal. Todos tienen derecho a presentarse en busca de una mejor situación laboral, faltaría más.
Lo anormal y aquí es donde radica lo inmoral, es que el mencionado asesor se presenta a unas oposiciones en las que las condiciones para acudir a las mismas las redacta el departamento en el que trabaja, o por lo menos asesora, las firma el que posteriormente fue Interventor de la Corporación y, como en el primer examen solo aprobaron dos, el mencionado asesor y otro opositante, se produjo un hecho absolutamente inédito y que no recogían las bases del concurso, se repitió el examen como fórmula para camuflar, disimular u ocultar el, presunto, chanchullo que se estaba cometiendo.
Al final, como era de esperar, el asesor saco una de las plazas ofertadas, dimitió de su cargo una vez obtenida la plaza y a otra cosa mariposa.
Lo de la subinspectora es otro cantar en el que no voy a entrar, pero va por el mismo camino de “irregularidad” o incluso mas grave.
Pues bien, cuando todos, o por lo menos algunos, pensábamos que no se podía cometer otra chapuza semejante, estos iluminados nos dejan otra perla similar para la biblioteca del despropósito insular.
Se convoca una “ PRUEBA SELECTIVA PARA LA PROVISION EN PROPIEDAD DE CINCO PLAZAS DE BOMBERO-CONDUCTOR DEL CONSORCIO DE SEGURIDAD Y EMERGENCIAS DE LANZAROTE” (Sic).
Hasta aquí todo normal, cinco plazas para que se opositen todos aquellos ciudadanos que deseen trabajar en ese departamento.
Para que se entienda bien, quiero dejar claro que tanto en el Cabildo como en el Ayuntamiento, los departamentos de Seguridad y Emergencias los llevan políticos del Partido Popular.
Esto no pasaría de ser un concurso de los muchos que se celebran a lo largo de todo el territorio nacional, tendentes a dotar de más personal a este sector en el que la falta de miembros hace que el servicio pueda ser deficitario con la importancia que tiene para la seguridad ciudadana.
¿Dónde está el quid de la cuestión? Simplemente leyendo la lista de ciudadanos admitidos.
Por si lo que paso con las oposiciones a policía local no fuera suficiente para poner de manifiesto las vergüenzas del Partido Popular y sus cómplices municipales, el PSOE y Somos Nueva Canarias, ahora resulta que uno de los admitidos a opositar para conducir un camión de bomberos es, ni más ni menos, que el Concejal responsable del Área de Seguridad y Emergencias del ilustrísimo Ayuntamiento de Arrecife, del PP por supuesto.
No cuestiono la legalidad de su presentación, ni soy quien, ni seguramente tenga argumentos legales para decir lo contrario.
Lo que me parece indecente e inmoral es que no haya presentado su dimisión como concejal antes de presentarse a dicho concurso.
¿Estamos ante un nuevo caso “asesor-policía local?
Esto, por mucho perfume Pachuli que le ponga, huele muy mal.
Voy a esperar a ver cómo se desarrollan los exámenes para certificar la indecencia de lo expuesto, aunque, podría darse el caso, que a la luz de lo escrito, el mencionado concejal, en un acto que le honraría, cesara en sus funciones o renunciara a lo que queda de concurso (risas entre el publico asistente).