jueves. 28.03.2024

El Gobierno de Canarias impone: los políticos en Lanzarote esconden el rabo

El Gobierno de Canarias nos impone, en contra de sus propios informes, la peor opción posible: una nueva autovía o gran carretera en Lanzarote invadiendo suelo rústico. Cuando los informes realizados por sus propios técnicos avalan que la mejor opción, y la más respetuosa con el medioambiente, era soterrar la autovía a su paso por Playa Honda, va el Gobierno de Canarias y nos clava, con infamias y en toda la espalda, una nueva carretera, esa carretera, que en Lanzarote nadie quiere excepto los políticos conejeros de la cuerda del gobierno canario.

Y como siempre, los de aquí, nosotros, los de Lanzarote, haciendo de conejos en honor a nuestro gentilicio conejero. Los mandamases de Canarias, cual virreyes, asentados en Gran Canaria y Tenerife, y con los siervos políticos o políticos siervos de Lanzarote haciendo de palanganeros, nos imponen la destrucción de nuestra tierra y nosotros, tragamos. Mientras, en otras islas, vemos cómo se gastan el dinero de todos los canarios, también el nuestro, en mejorar sus infraestructuras poniendo el dinero que sea menester para ello, y eso sí, con el menor coste medioambiental posible, en Lanzarote, una vez más, nos tratan como los desheredados de Canarias, acometiendo aquí lo que en otras islas no se atreven.

Nos tratan como una colonia dentro de otra colonia. Desde la metrópolis asentada en Gran Canaria y Tenerife nos miran con altanería y nos tratan con desprecio. Ahora, como ya está pasando, ver a los políticos conejeros que son de la cuerda del grupo de Gobierno de Canarias, los socialistas, Podemos y Nueva Canarias, justificar lo injustificable, la destrucción de nuestra tierra, por cuatro míseras monedas y un despreciable puesto en una lista electoral, es, cuando menos, para tener en cuenta ahora que entramos en año electoral.

Cuando nos vengan, como cada cuatro años, a tocar a nuestra puerta para vendernos el paraíso en la tierra si le damos nuestro voto será el momento de darle con la puerta en las narices y mandarlos a llorar o pedir, como despreciables pedigüeños, a Gran Canaria o Tenerife donde están sus amos.

El Gobierno de Canarias impone: los políticos en Lanzarote esconden el rabo
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