martes. 08.10.2024

¿Lo nuestro, lo de ellos o lo de aquel?

A riesgo de que alguien crea que con lo que estoy escribiendo pretendo pontificar o marcar pautas de comportamiento, advierto previamente que sólo tengo el ánimo de aportar mi granito de arena para que mejoren algunas cosas que se supone que hacen que no perdamos el fino hilo que nos conecta con nuestras raíces. Después de haber disfrutado de la romería de Dolores, en la que me divertí un montón compartiendo ratos de música, vino y comidas con tant@s amig@s, me gustaría hacer algunas propuestas a aquellas personas responsables de este evento tan importante para Lanzarote.

Los altavoces en los carros han venido para quedarse; lo respeto pero no lo comparto. El lío que se organiza en el trayecto no es normal, y se mezcla la tradición con las cosas que no tienen nada que ver con la esencia del evento. Creo que deberían salir todos los carros con altavoces juntos y dejar en otra sección a los carros que llevan parrandas en vivo. Las parrandas que salen con pequeños altavoces para amplificar sus instrumentos, cosa que también respeto pero no comparto, deberían ir en otra sección grupal. Así, dejaría para el final y todas juntas  a las parrandas tradicionales que no amplifican sus instrumentos y que no acompañan a carros con altavoces. Sería una forma de que el camino fuera más armónico y de que todos pudiéramos convivir en igualdad de condiciones. Como comprenderá todo el mundo, es muy difícil hacer el camino con tanto escándalo.

Todo esto es respecto al camino, donde se producen muchas cosas que lógicamente no me gustan pero que deberían conducirnos a todos a otro tipo de reflexión.  A la llegada a la plaza de la Ermita de Mancha Blanca nos encontramos una ofrenda en la que participan todas las parrandas y grupos con una pieza cada uno. Hasta ahí perfecto. ¿Pero qué ocurre después de la ofrenda? Volvemos a lo mismo, ventorrillos con regaeeton, y aquí sí estoy totalmente en contra, y un baile de magos con el sonido a tope, con lo cual las parrandas no pueden seguir cantando.  Así, mi otra propuesta con ánimo constructivo para mejorar la que dicen algunos que es nuestra principal fiesta, la que defiende “lo nuestro”, es crear una ubicación en otra zona de la fiesta, libre de ruidos, bien señalizada e iluminada y con baños, donde las parrandas tradicionales que quieran seguir “parrandiando” puedan hacerlo. De esta forma podemos participar todos sin que nos molestemos los unos a los otros. Por un lado los que amamos la tradición y por otro lado los que aman una romería más moderna. Respeto esta última forma de pensar en el presente y en el futuro del evento, aunque no lo comparto. No creo que sea algo que se tenga que adaptar a los tiempos sino al revés, los tiempos se tienen que adaptar a lo que se ingenió en su día para no perder la esencia de un pueblo que a veces no hay forma de reconocer.

La música es maravillosa, y la nuestra más. Ahora, si no se puede disfrutar, ¿de qué sirve?

PD. Otro día hablaré de vestimentas y de música en las romerías. Alguno no se lo creerá, ¡pero escuché a unas pibas cantando un tema de un tal Peso Pluma! Ahí lo dejo.

¿Lo nuestro, lo de ellos o lo de aquel?
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