viernes. 29.03.2024

Pregúntale a Calviño y a Escrivá

Este artículo lo firmo y lo desarrollo yo, pero, en realidad, la idea es de Federico Aguilera Klink, uno de los tipos que yo digo que si mandaran en Canarias o, al menos, si se atendiera a lo que dicen, este archipiélago sería el paraíso que merece ser, en lugar del infierno que es para la mayoría de nosotras y nosotros.

Yendo al tema. Antier comentaba éste que está aquí, la canallada -no dispongo de otro término más adecuado- que perpetra el burotecnócrata neoliberal que tiene el cinismo de actuar en un gobierno sedicente socialista. La OXFAM certifica que un millón y medio de personas se quedan atrás, porque, estando en pobreza severa, no tienen acceso al Ingreso Mínimo Vital. Un ingreso que. a pesar de que es mínimo y es vital, Escrivá se niega a que lo reciban quienes les corresponde recibirlo.

Y aquí viene la reflexión del eximio Aguilera Klink:

Terrible lo de OXFAM, que ya lo sabíamos más o menos, aunque yo creo que más que una incompetencia, es que Calviño y Escrivá... entre otros, han planificado, deliberadamente, ese IMV para que la gente no pueda obtenerlo.

Lo mismo ocurre, pero al revés, con el Impuesto sobre Beneficios de Sociedades, en España, pues se diseña, deliberadamente, para permitir la evasión fiscal legal, no es que se proyecte mal...

Es lo que ocurre por casi todos lados....aquí está el ejemplo de EEUU, con famosos millonarios

Los archivos secretos del IRS: un tesoro de registros nunca antes vistos revela cómo los más ricos evitan el impuesto sobre la renta (en PROPÚBLICA)

Parece que no hay manera de conseguir que este gobierno que se dice socialista actúe como tal. Ya sabemos que Felipe González, siempre coherente con sus objetivos de ambición y codicia, apartó a su partido de su línea fundacional marxista. Por tanto, nadie espera que desarrollen políticas marxistas. Pero, oigan, que su partido se las echa de socialista y obrero, al menos, eso dice su denominación, y luego entrega las responsabilidades de Economía y de Inclusión y Seguridad Social a dos personas demostradamente neoliberales, insensibles a los sufrimientos de la gente pobre, con claras muestras de un sentimiento tatcheriano de reprobación a esa gente que es pobre "porque quiere". Dos personas, Calviño y Escriva, que ponen los ojos en blanco cuando una ministra comunista -que honor, para un gobierno, tener una ministra comunista, por mucho que ello jeringue a la fascista Olona- una ministra comunista, Yolanda Díaz, se empeñe en que el Partido español que se llama socialista y obrero cumpla con el pacto gracias al cual gobierna y asuma y acate su propio programa electoral, que le dio los votos para ser mayoría. Porque se supone que su electorado le votó por ese programa electoral, si no, hubieran optado por el Pp o por VOX, el cielo nos libre.

No. Como dice Aguilera Klink, el IMV se organizó para que no lo recibiera buena parte de la gente pobre, que, para Escrivá y Calviño no se merece ni ayuda ni compasión. Y se mantiene -en la misma línea de pensamiento neoliberal- un esquema fiscal concebido para que las empresas no asuman sus responsabilidades fiscales. Esto no es obra de la pareja siniestra Calviño-Escrivá, esto viene de lejos, de siglos, con la única pausa republicana, que intentó poner coto a la injusticia económica. Y por eso pasó lo que pasó, no por los supuestos caos ni quema de Iglesias. La benevolencia fiscal con las empresas ha sido constante en el estado español, mucho antes de que Friedman y Von Hayek elevaran el concepto a la categoría de dogma de fe teórica, supuestamente irrefutable. Lo que hace la pareja detestable Calviño Escrivá es resistir con fervor y éxito, en defensa de los intereses de la oligarquía empresarial, para que no sufra carga tributaria.

Una oligarquía empresarial, por cierto, ignorante y que practica la competencia desleal, porque solamente puede operar con beneficios, abusando de sus plantillas laborales y hurtando el cuerpo a sus responsabilidades sociales y fiscales.

Esto es lo que une al IMV y al Impuesto sobre Sociedades. No se lo pregunten a Escrivá y Calviño, la maligna pareja. Ya se lo contestamos Aguilera Klink y yo: se llama neoliberalismo. Es el fascismo de nuestros tiempos, la insostenible legitimación del derecho del más fuerte sobre el más débil, porque el débil, dicen, lo es por su propia voluntad, por su propia pereza. Y los ricos, los fuertes, tienen todos los derechos, por ley natural y por voluntad divina. No se rían. Es lo que hay.

Pregúntale a Calviño y a Escrivá
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