martes. 21.10.2025

Un partido magrebí-subsahariano y la erosión del control inmigratorio

La soberanía canaria se diluye

En el horizonte político de Canarias se vislumbra una transformación que pocos se atreven a nombrar: la implantación de un partido magrebí-subsahariano con capacidad real de influencia. No se trata de una hipótesis lejana ni de una exageración alarmista. Es la consecuencia directa de una política inmigratoria desbordada, de una gestión institucional laxa y de una red de complicidades que ha convertido a las Islas Canarias en un laboratorio de ensayo para el desmantelamiento del control fronterizo europeo. (Incluso es posible que a este partido político se sumen individuos procedentes de Centro y Sudamérica).

I. El germen de una nueva fuerza política

La inmigración ilegal que llega a Canarias no solo se traduce en cifras, sino en estructuras: Oenegés, asociaciones, redes de apoyo, plataformas jurídicas, activismo social y presencia creciente en sectores clave como la abogacía, la educación, la sanidad y la política local. La comunidad inmigrante, especialmente la magrebí y subsahariana, ha aprendido a organizarse, a reclamar espacios y a construir legitimidad. El siguiente paso es inevitable: la articulación de un partido político propio, con base social, discurso identitario y capacidad de movilización.

¿Será este partido una fuerza moderada que busque integración y diálogo? ¿O será una plataforma que, al calor de agravios y reivindicaciones, promueva una agenda paralela, ajena a los valores constitucionales y a la tradición democrática europea?

II. El papel de las ONG y las fuerzas marítimas: ¿salvamento o transporte?

La Armada española, la Guardia Civil del Mar y oenegés como Open Arms han asumido un rol que excede el salvamento humanitario. En la práctica, operan como puentes marítimos entre África y Canarias, ignorando el principio básico de desembarcar en el puerto seguro más cercano. Las leyes internacionales son claras:

  • El Convenio SAR (1979), SOLAS (1974), UNCLOS (1982) y las directrices de la OMI (2004) establecen que el rescate debe culminar en el puerto más próximo y seguro, no necesariamente en territorio español.
  • Sin embargo, los rescates se convierten en traslados sistemáticos a Canarias, sin exigir responsabilidades a los países emisores ni activar mecanismos de retorno inmediato.

Este modelo, lejos de ser accidental, responde a una lógica de negocio, presión mediática y cálculo político. Las oenegés presionan, las mafias organizan y las instituciones callan.

III. Las mafias: el motor oculto del colapso

Las embarcaciones que llegan a Canarias no son espontáneas. Son operaciones logísticas diseñadas por mafias que operan con impunidad desde África y con ramificaciones en Europa. Embarcaciones sobrecargadas, sin salvavidas, sin combustible, con menores a bordo, son lanzadas al mar como carnada humanitaria. ONG como Caminando Fronteras, lejos de alertar a las autoridades africanas, presionan exclusivamente a las españolas, generando una narrativa de urgencia que justifica el desembarco en Canarias.

¿Dónde está la cooperación internacional? ¿Dónde están los acuerdos bilaterales con Marruecos, Mauritania, Senegal, Malí o Gambia? ¿Por qué las patrulleras africanas no actúan? ¿Por qué España y la UE asumen solas el coste humano, económico y político?

IV. El impacto en Canarias: saturación, pobreza y desarraigo

Canarias soporta una presión migratoria que desborda sus capacidades:

  • Más de 6.000 MENAs bajo tutela institucional.
  • Reagrupaciones familiares que multiplican el efecto dominó migratorio.
  • Saturación de servicios públicos: sanidad, educación, seguridad.
  • Tres de cada diez canarios viven en el umbral de la pobreza.
  • Pérdida progresiva de identidad cultural, cohesión social y confianza institucional.

La población local observa con inquietud cómo se diluyen sus referentes, cómo se transforman sus barrios, cómo se imponen nuevas costumbres, religiones y demandas legales que tensionan el marco europeo.

V. ¿Y ahora qué? Llamado urgente a las autoridades

Este artículo no es una denuncia aislada. Es una llamada urgente a los responsables políticos, sociales y judiciales de Canarias y del Estado español:

  • Exijan el cumplimiento estricto de los convenios internacionales de salvamento marítimo.
  • Intercepten las embarcaciones antes de que entren en aguas españolas.
  • Desembarquen en puertos africanos seguros, conforme a la ley.
  • Investiguen las redes mafiosas que operan en connivencia con estructuras europeas.
  • Refuercen la cooperación con países emisores y exijan corresponsabilidad.
  • Protejan la identidad cultural canaria y la cohesión social de las islas.
  • Promuevan una política migratoria firme, justa y sostenible.

Canarias no puede seguir siendo el patio trasero de Europa ni el campo de ensayo de agendas ajenas. La implantación de un partido magrebí-subsahariano no es el problema. Es el síntoma. El problema es la inacción, la complicidad y el abandono institucional.

Si no se actúa con urgencia, el porvenir político, social y cultural de Canarias corre el riesgo de sufrir una transformación irreversible y desfavorable. Las costumbres y normas que nos definen podrían ser desplazadas por modelos ajenos, incompatibles con nuestra historia y dignidad. No lo olvidemos: la inmigración ilegal no es solo un fenómeno demográfico, sino una forma silenciosa de colonización. Canarias ya ha vivido tres episodios de ocupación: en 1312 con Lancelot Malocello, en 1402 con Jean de Bethencourt y Gadifer de la Salle, y en 1497 con la anexión española. Hoy, enfrentamos una cuarta colonización —más difusa pero no menos real— impulsada por flujos migratorios descontrolados desde múltiples países.

Nota: Este artículo ha sido enviado a la señora Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea.

Un partido magrebí-subsahariano y la erosión del control inmigratorio