A nadie se le escapa que el reto de cualquier líder político de las diferentes Administraciones Locales en los próximos años será dirigir la revolución verde. Partiendo de la base de que creo profundamente que toda esa responsabilidad recae en la figura política, deduzco que hay otros factores determinantes tan importantes para que esa sea una realidad.
Sin un compromiso y trabajo en equipo de la administración más cercana al ciudadano, como es el propio ayuntamiento y la complicidad de la propia ciudadanía, todo estará perdido. Sensibilizar a la población con potentes acciones de concienciación ambiental será el reto principal si de verdad queremos cambiar un panorama que se avecina algo oscuro.
“En políticas verdes la inacción será nuestra condena”
La complicidad de las diferentes Administraciones Públicas, el sector privado y los propios ciudadanos, podrán cambiar el rumbo de las ineficaces políticas medioambientales ejecutadas hasta el momento. Seamos realistas, hoy día, cuando se habla de medio ambiente o de políticas verdes, la sensación que tiene gran parte de la sociedad es la de “mucho ruido y pocas nueces”.
La inacción será nuestra condena. Está en la mesa el futuro de las próximas generaciones. Y esto no es una expresión manida, sino que desgraciadamente la hemos convertido en realidad.
Todo estará perdido sin un pacto sólido, un acuerdo amplio donde participemos todas y todos, y donde el único interés que prime sea la defensa del medio ambiente y la propia naturaleza. Independientemente de cualquier ideología, sea esta de izquierda o de derecha, las políticas verdes son nuestro presente y futuro inmediato y deben estar en cualquier programa electoral. Además de eso, cuando los partidos políticos y los cargos públicos que representamos a las diferentes formaciones llegamos a los gobiernos, debemos ponerlas en práctica sin que nos tiemble el pulso.
Es por ello, que desde la formación a la cual pertenezco, Nueva Canarias, hemos llegado a la conclusión de que el Nuevo Pacto Verde debe ser la hoja de ruta que guie nuestras políticas públicas, nuestras acciones y nuestros compromisos. Trabajaremos para ofrecer a la sociedad lanzaroteña un acuerdo de mínimos que, en pocos años, se transforme en un Plan de Acción Ambiental Insular que haga de nuestra isla, y especialmente nuestra capital, un lugar sostenible, sensible con el medio ambiente, resiliente y capaz de generar bienestar sin poner en peligro nuestro entorno. Al fin y al cabo, no pedimos sino que Lanzarote vuelva a lo que un día fue, un espacio donde naturaleza y humano se daban la mano en armonía.
La herencia que dejemos a las futuras generaciones dependerá de nuestra responsabilidad política y de la defensa que hagamos de nuestras islas.