¿Quién dijo que en Tenerife no existía Asturias? Asturias es mi destino favorito en la Península; Asturias y Galicia. En Tenerife, desde hace muchos años, te puedes comer un cachopo fantástico y beber una sidra genuina en la sidrería que lleva el nombre del Principado, en Guamasa. Yo recuerdo, en la noche de los tiempos, ir mucho a este restaurante con mi amigo el Pichote. Éramos fijos. Y ahora he vuelto, o bien con la familia o bien con los amigos. Casi todos los domingos. Una vez estábamos el Pichote y yo en Marrakech y a mí me habían dicho que eructar era de buena educación entre los árabes. Se lo conté a Francisco y, tras una copiosa comida en el hotel, se lanzó tan fuerte eructo que los moros acabaron cuerpo a tierra, creyendo que había explotado el Atlas. Me dio un ataque de risa cuando docenas de miradas se dirigieron a nuestra mesa, seguramente comprendiendo que el error estuvo en la poca moderación, no en la mala intención. Otra vez nos fuimos a México y en la Plaza Garibaldi encargamos tal cantidad de canciones a los mariachis que allí actuaban que se formó un follón musical que equivocó a los propios músicos, que no afinaban ni a palos. Volví a la plaza Garibaldi con otros amigos en un viaje posterior y una vez más creo que con una novia y siempre encargué canciones a los mariachis, en homenaje a mi amigo muerto. Tiempos que ya no volverán, claro. Los Reyes Magos me trajeron un aparato al que le encargo cualquier información y me la da al instante, citando la fuente. Incluso le he pedido El chico de la armónica, de Miki, y me lo ofrece al instante. Qué maravilla de invento este. Me traslado cuando quiero a los años en que no vivíamos peligrosamente. Y eso.
Publicado en Diario de Avisos