El lugar donde fue hallado el cuerpo sin vida de Yuliisa, cerca de la escombrera de Argana, en Arrecife.
Fotos: Anabel Navarro
¿Causa y efecto o una cortina de humo para desviar la atención en la investigación? Este martes uno de los tíos de Yuliisa Antonia Altagracia Pérez, la chica dominicana de 18 años asesinada hace un par de semanas en Lanzarote, explicó a este diario que dos días antes de su desaparición la joven averiguó algo “comprometedor” para su padrastro, Antonio Ferreira M.
Según el testimonio de Darío Amador Pérez, la Policía Nacional y el Juzgado Número 7 de Arrecife, que instruye el caso, deben incluir en la investigación un estudio sobre “el verdadero origen” del apodado “el portugués”, que hasta el pasado 13 de noviembre era pareja sentimental de la madre de Yuliisa.
Hilma Pérez, madre de la joven Yuliisa, y su prima, Miguelina Giraldo, este martes en el parque temático de Arrecife.
El tío de la joven asesinada explicó desde la ciudad de Azua, en la República Dominicana, que “dos días antes de que fuera asesinada mi sobrina, ésta se comunicó con mi otra hermana, Minelis Pérez, y mis otras sobrinas”, en Azua. A ellas “les manifestó que [Yuliisa] había averiguado algo sobre su padrastro”, algo que, según Darío Amador Pérez, su sobrina todavía tenía que confirmar pero que al final no pudo transmitir con total certeza a sus familiares en otra llamada que prometió hacer. “Dos días después fue asesinada. Parece que el padrastro se enteró de que ella sabía algo comprometedor de él, sobre su pasado, por lo que posiblemente esté ocultando su verdadero origen”.
¿Demasiadas casualidades?
El padrastro de Yuliisa Antonia Altagracia Pérez, cuyo cadáver fue encontrado el martes 13 de noviembre semienterrado en un vertedero de Argana, en Arrecife, ha sido a la fecha -al menos por la información que ha trascendido- el principal sospechoso de su asesinato. Tras el hallazgo del cuerpo por parte de un vecino que paseaba a sus perros, Antonio Ferreira, padrastro de la joven, desapareció de su domicilio aunque fue encontrado poco después en las inmediaciones del barrio donde residía con la madre de la joven. Cuando un vecino de Arrecife encontró el cuerpo en el vertedero de escombros, el padrastro de Yulisa abandonó su domicilio y permaneció un tiempo desaparecido, aunque posteriormente declaró que había trasladado material de trabajo a su empresa y había acudido al banco para cobrar un chueque de 500 euros. Según un amigo de la familia, Félix Pérez, le vio abandonar su vivienda con una bicicleta y una soga.
Poco después la Policía le encontraba en el barrio de los Geranios, en las proximidades de la casa que compartía en alquiler con la madre de la joven. Cuando apareció por el barrio, casi cuatro horas después del hallazgo del cadáver, la Policía decidió trasladarle a comisaría, no como detenido sino para tomarle declaración por segunda vez, y evitar así el linchamiento del sospechoso por parte de los vecinos, que le consideraban el principal responsable de la muerte de Yuliisa. Unas sospechas que tomaron más fuerza cuando un amigo de la familia declaró que Antonio había realizado comentarios de índole sexual sobre la chica en más de una ocasión y aseguraba que él “también era un hombre y cuando se ponía en pantalones cortos le provocaba”. Incluso las tías de Yuliisa y el propio Darío Amador Pérez han confirmado que Antonio F.M. presentaba varias laceraciones y heridas tras la desaparición de la joven.
Prosigue la investigación
De momento la investigación que dirige la Policía Judicial no ha fructificado en detención alguna a pesar del gran esfuerzo que se está realizando. Tras el informe preliminar que certificaba que Yuliisa murió por asfixia y que no sufrió agresión sexual, la Policía Nacional sigue a la espera de los resultados de unas muestras remitidas a los laboratorios de Tenerife.
En cuanto a la repatriación del cadáver, la familia de Yuliisa todavía no han podido ni siquiera acudir al Instituto Anatómico Forense del Palacio de Justicia para proceder a la identificación del mismo, aunque dicho trámite se efectuó desde un principio a través de las huellas dactilares.
La vida sin Yuliisa
En Lanzarote y también en Azua, la familia de Yuliisa vive con estoicismo y resentimiento la pérdida de Yuliisa, una niña trabajadora y buena, según la describen.
“Estamos seguros de que esto no va a quedar así”, alegan los familiares, importentes ante la impunidad del responsable de este hecho atroz.
Yulisa residía con su madre, Hilma Pérez, de 42 años y el novio de ésta, Antonio Ferreira, en la calle Mina 73 del barrio Los Geranios de Altavista. Era la única chica entre sus cuatro hermanos y llegó a Lanzarote hacía tan sólo 6 meses. Su madre decidió traerla desde la República Dominicana para que pudiera salir adelante y prosperar, ya que, en su país la situación de las mujeres es más insegura.
La joven de 18 años trabajaba en una peluquería de la calle La Inés de Arrecife, donde no llegó el pasado jueves 8 de noviembre, día en que desapareció cuando se dirigía a sacar dinero de un cajero del barrio de Valterra. A las pocas horas, la familia denunció su desaparición en la Comisaría de la Policía Nacional.