La Audiencia Provincial ha condenado a un arquitecto como responsable de un delito de daños y lesiones imprudentes a la pena de multa de 540 euros por daños y siete arrestos de fin de semana; y a indemnizar a los ocho damnificados con más de 720.000 euros por el derrumbe de un edificio colindante al solar donde se estaban realizando las tareas de vaciado.
El Juzgado de lo Penal número 6 ha absuelto, por el contrario, a los técnicos acusados por los delitos de daños y lesiones imprudentes, y únicamente ha sido condenado el arquitecto que decidió apuntalar el edificio colindante al que realizaban la obra con un método que no ofrecía las garantías suficientes pero era más rápido.
Al hacerse cargo de la obra, el acusado Juan Adán Sánchez advirtió de inmediato que el exceso de excavación que se había realizado al practicar el vaciado había dejado al edificio colindante con poco apoyo, por lo que intentó calzarlo lo antes posible.
Para ello dio órdenes a la contrata de realizar los muros de contención comenzando por los extremos a la vez que advertía al personal del peligro cierto de que el terreno pudiera ceder a fin de que extremaran la precaución en su trabajo sin ponerse en contacto sin embargo personalmente con los arquitectos directores de la obra ni recibir de los mismos instrucción alguna con respecto al mejor procedimiento de apuntalamiento o sujeción del terreno, ámbito de actuación que tan solo pertenece a los arquitectos superiores, contacto cuyo establecimiento le era difícil dadas las discrepancias antes referidas entre estos y la nueva propiedad que ya había iniciado los trámites para su sustitución
La sentencia explica que no adoptó todas las medidas preventivas necesarias al decidir iniciar las labores de construcción del muro mediante la técnica de bataches cuando lo más adecuado hubiera sido llevar a cabo tareas tales como apuntalamientos, entibaciones o rellenos de tierra que, si bien suponían un retraso en la ejecución de la obra, hubieran evitado que sobre las 12.00 horas del día 22 de octubre de 1997 se produjera el primer desplome del citado edificio, el cual fue seguido de un segundo y más importante ocurrido a las 13.30 horas que culminó con el derrumbe de un 35% del volumen construido de dicho edificio con pérdida de muro lateral y forjado de primera planta y caída de material al interior de la obra en construcción.
Por el derrumbe resultaron dañados los locales que se encontraban en los bajos del edificio así como una de que estaba trabajando en su interior, y numerosos daños materiales en las viviendas.