Después de veinte años acudiendo a las instalaciones del Rancho Texas Park Lanzarote, desde sus inicios como centro hípico hasta la actualidad, podría decirse que Oscar García es un auténtico amigo de estas instalaciones, que conoce y destaca la habilidad con la que la dirección ha convertido un paraje yermo en un oasis de vida natural, a base del trabajo manual de todos las personas implicadas en la empresa.
No le extraña que sean los conejeros los que muestran más pereza a la hora de visitar este lugar de ocio porque “también los madrileños son los que menos visitan el Museo del Prado, cuando hay gente que cruza continentes para poder hacerlo”. Cree que es algo inherente a la humanidad considerar más exótico y mejor lo lejano que lo que tiene a la vuelta de la esquina.
Oscar García asegura que en sus casi sesenta años, ha viajado y visto mucho pero “Rancho Texas reúne todas las condiciones para que grupos que comprendan a gente variopinta, con edades distintas y motivaciones distintas puedan disfrutar de un día en un mismo lugar y sin molestarse en ningún momento”.
Destaca que en sus múltiples visitas familiares, siempre le llama la atención la falta de olores y que nunca haya restos o excrementos en los recintos de los animales, algo que suele ser frecuente en otros parques temáticos.
No pasa por alto la belleza del Rancho, al margen del exotismo de los propios ejemplares, todo ello conseguido a base del cariño y esmero de los responsables. Zonas como la de los tipis indios o cualquiera de los parques pueden ser un atractivo por sí solos para cualquiera que los visite. “No hay hormigón ni vigas; es un trabajo hecho con las manos y una obra de la humanidad sorprendente que ha recreado los hábitats de los animales con muchísimo cariño”, comenta.
La zona acuática, de reciente incorporación, se ha convertido en unos de los espacios preferidos por niños y mayores, que han hecho de este lugar uno de los preferidos a la hora de celebrar cumpleaños y otros eventos familiares.
A pesar de que los tigres o los cocodrilos pueden ser los más llamativos, en el caso de Oscar, su debilidad son los armadillos. “Es por mi nieto que adora los armadillos y después de ver cómo la cuidadora, Tatiana, alimenta con biberones a las crías, es inevitable no encariñarse”, asevera.
Evidentemente, los leones marinos son uno de los platos fuertes, hasta el punto que para Oscar, “son los leones los que han enseñado y educado a los cuidadores y les han convencido de que es al revés”. Lo que mucha gente desconoce es que existe la posibilidad de bañarse en la piscina con ellos, previa consulta con los monitores. Para él, “es una experiencia increíble que te empujen mientras nadas, sobre todo, para los chinijos”.
Las aves rapaces añaden emoción cada vez que sobrevuelan rozando prácticamente las cabezas de los espectadores que asisten atónitos a la destreza de cóndores o águilas.
Destaca que la visita a Rancho Texas Park es perfecta para cualquier celebración familiar ya que los niños y adultos están entretenidos y agasajados con comida variada al gusto de cada consumidor.
Los colegios también deberían, según su criterio, acudir a las instalaciones para que los niños puedan ver y tocar a estos animales, al tiempo que alumnos, profesores y padres pueden confraternizar en un paraje sin comparación. Recuerda que “el otro día coincidí con una excursión de un colegio de Fuerteventura con 113 niños de entre 6 y 9 años, en total 150 personas, que me dijeron que habían vivido una jornada impresionante”. En resumen, una experiencia única que vive de forma especial cada visitante del Rancho Texas Park Lanzarote.