Fotos: Dory Hernández
Desangeladas Cabaret, obra novel creada e interpretada por tres chicas lanzaroteñas (Yury, Lola y Taray), congregó el pasado jueves por la noche en el centro cultural El Almacén a casi un centenar de personas que disfrutaron y rieron con el humor corrosivo de estas tres actrices.
La obra recrea mediante el baile y el vestuario el ambiente de cabaret de principios del siglo XX, pero sin más pretensión que la de generar cachondeo entre el público. Tres monólogos distintos conforman la representación, que en todo momento estuvieron acompañados por la música en directo. “Yury es un gallo dragqueen que va de gallina y despierta la envidia en el gallinero y Lola hace una crítica muy superficial a la política de la Isla”, comenta Taray, una de las tres actrices. “Mi personaje surgió a raíz de un fragmento de una obra de Dario Fo (Tengamos el sexo en paz), mientras que los diálogos de mis compañeras fueron inventados por ellas mismas”, explica. Taray cuenta que su personaje, una profesora norteamericana de orgasmos, vio la luz al imaginarse “a la típica profesora de gimnasia al estilo Jane Fonda”.
En fin, monólogos, baile, música en directo y muchas, muchas ganas de guasa y todo el mundo encantado con el resultado. “La idea surgió del aburrimiento porque nos veíamos otro verano en Lanzarote sin hacer otra cosa que ir a la playa”, dice Taray, quien además agradece la ayuda que “todos nos han prestado”. “La música en vivo se la debemos a Jacobo (percusionista) que es un sol y se ofreció en seguida a ayudarnos”, puntualiza.
Taray dice además que no esperaban que Desangeladas Cabaret tuviera tan buena acogida entre la gente, ya que “íbamos un poco recelosas pensando en que la gente de la Isla era echada para atrás, pero me equivoqué con mis prejuicios”. “Como disfruté encima del escenario no lo he hecho en mi vida”, comenta esta actriz, que está dando sus primeros pasos en este complicado mundo. Por ello, no descarta volver a “hacer otra cosilla en Navidad, cuando volvemos a Lanzarote”. Y es que Taray, ilusionada con sus estudios de arte dramático, confiesa que “me voy a tirar al fango y a intentar ser actriz”.
Con la buena acogida de esta obra teatral se pone otra vez de manifiesto la necesidad de ampliar la oferta cultural de Arrecife, ciudad que todavía está pendiente de la apertura definitiva del teatro que se inauguró con motivo de las pasadas elecciones municipales de mayo.