viernes. 29.03.2024

Felipe VI ha ensalzado este martes el papel que desempeñó su padre, Juan Carlos I, para que fracasara la intentona golpista del 23F, al asegurar que "su firmeza y autoridad fueron determinantes para la defensa y el triunfo de la democracia", así como su compromiso con la Constitución. Según cope.es, el rey ha presidido el acto con motivo del 40 aniversario del 23F celebrado en el Salón de Pasos Perdidos del Congreso, en el que el protagonista ausente ha sido don Juan Carlos, expatriado en Emiratos Árabes Unidos por su polémica por sus presuntos negocios ocultos en el extranjero.

Ante los representantes de las instituciones del Estado, don Felipe ha afirmado que su padre asumió como rey "su responsabilidad y su compromiso con la Constitución" con su mensaje televisado con el que neutralizó la asonada militar de Antonio Tejero. "Su firmeza y autoridad fueron determinantes para la defensa y el triunfo de la democracia", ha valorado el rey, quien no había hablado de su padre desde que se marchó de España el pasado 3 de agosto.

De igual modo, el monarca ha mostrado su "gran admiración y gratitud" al expresidente del Gobierno Adolfo Suárez, la otra persona a la que ha mencionado expresamente en su discurso.

Junto a ellos, ha ensalzado a los ministros y diputados y a "una larga lista de hombres y mujeres, civiles y militares", que, junto a los medios de comunicación, ofrecieron ante el golpe "un ejemplo de coraje y de lealtad a las instituciones del Estado y a la Constitución". "El rechazo institucional y ciudadano a la ruptura de nuestro marco de convivencia fue decisivo para detener y vencer aquel golpe", ha aseverado don Felipe.

Al acto, han asistido el jefe del Gobierno, Pedro Sánchez, y sus cuatro vicepresidentes, entre ellos Pablo Iglesias, quien no ha aplaudido al rey, al igual que los otros miembros de Unidas Podemos presentes en el acto. Tras el debate suscitado por Iglesias hace unos días al cuestionar la calidad democrática de España, don Felipe ha subrayado que goza de "una democracia consolidada en sus instituciones" y que sus valores y principios tienen "plena vigencia". No obstante, ha añadido que 40 años después del 23F, existe "la responsabilidad y la obligación moral" de "fortalecer, acrecentar y enriquecer el camino de libertad y democracia". "Defenderla, porque sabemos lo difícil que fue alcanzarla y que siempre hay riesgo que la pueden amenazar. Protegerla, porque hemos aprendido que es un bien delicado que precisa del mayor cuidado y de un respeto y dedicación permanente por parte de todos", ha demandado.

Y también ha emplazado a defenderla, para que la democracia sepa afrontar, "con espíritu constructivo y sin perder sus fundamentos", los nuevos retos que tiene la sociedad. "Se lo debemos a quienes lo defendieron entonces, a las nuevas generaciones en cuyas manos estará el futuro de España y, en definitiva, al pueblo español que, días después de aquella noche, manifestó de manera ejemplar su defensa de la libertad, la democracia y la Constitución", ha completado.

A la conmemoración no han asistido algunos de los socios parlamentarios del Gobierno, como ERC y EH Bildu, que han señalado que el 23F fue una "operación de Estado" para apuntalar el "régimen del 78", ni tampoco el PNV. Felipe VI ha expresado "la inequívoca voluntad de la Corona de ser una institución que incluya, integre y cohesione a todos los españoles". Igualmente, como "símbolo de la unidad y permanencia del Estado", ha expresado su compromiso con que la carta magna sea "más fuerte y firme que nunca".

Al referirse a su padre, ha recordado fue testigo directo a su lado de cómo actuó ante la intentona golpista, lo que le sirvió para "aprender el inmenso, el incalculable valor que tiene la libertad para el pueblo español". Felipe VI ha reclamado además para el Parlamento "la mayor consideración, dignidad y respeto, por ser el pilar esencial y el corazón de toda la democracia".

Lee íntegro el discurso del Rey Felipe VI en el 40 aniversario del 23-F

Señora Presidenta, la soberanía nacional que, como sabemos bien, reside en el pueblo español, del que emanan todos los poderes del Estado, encuentra en las Cortes Generales su legítima y más alta representación. Sin duda, una gran exigencia y responsabilidad para el Parlamento que merece siempre la mayor consideración, dignidad y respeto, por ser el pilar esencial y el corazón de toda democracia.

Hace hoy 40 años España vivió un ataque de extraordinaria gravedad contra su sistema democrático de derechos y libertades, aprobado por la Constitución de 1978. El Congreso de los Diputados permaneció temporalmente cautivo por la actuación de fuerzas contrarias al camino de libertad y progreso emprendido por los españoles con una gran ilusión y esperanza en el futuro.

El rechazo institucional y ciudadano a la ruptura de nuestro marco de convivencia fue decisivo para detener y vencer aquel golpe de Estado. Igualmente, la honda convicción democrática de los parlamentarios y miembros del Gobierno, que durante aquellas largas horas del 23 al 24 de febrero de 1981 fueron retenidos aquí en esta Cámara, confirmó el sentir de los ciudadanos a los que representaban y a los que servían.

Al recordar aquellos momentos quiero, con gran admiración y gratitud, significar en la persona del Presidente del Gobierno Adolfo Suárez González, a una larga lista de hombres y mujeres, civiles y militares, que todos tenemos en mente, que ofrecieron esa noche, también junto a los medios de comunicación, un ejemplo de coraje y de lealtad a las instituciones del Estado y a nuestra Constitución.

Y ante aquella inaceptable fractura del legítimo y legal orden democrático, el rey Juan Carlos I asumió como Jefe del Estado su responsabilidad y su compromiso con la Constitución para que se tomaran –y cito textualmente– "todas las medidas necesarias para mantener el orden constitucional dentro de la legalidad vigente". Así lo comunicó a todos los españoles en un mensaje televisado que ya forma parte de nuestra memoria colectiva. Su firmeza y autoridad fueron determinantes para la defensa y el triunfo de la democracia.

Esa noche yo fui testigo también –todavía niño– de aquel episodio histórico y aprendí el inmenso, el incalculable valor que tiene la libertad para el pueblo español.

El aniversario que hoy recordamos nos obliga a valorar con serenidad y rigor el principio democrático insustituible que fundamenta nuestra convivencia. El respeto al Estado social y democrático de Derecho en el que España se constituye desde 1978 y que hemos construido durante más de cuatro décadas, paso a paso y hombro con hombro, es condición previa y necesaria para esa convivencia y para el progreso de nuestra sociedad.

De ahí que todos –ciudadanos e Instituciones– debamos sentirnos comprometidos y obligados a defender, proteger y preservar nuestra convivencia en democracia y libertad. Defenderla, porque sabemos lo difícil que fue alcanzarla y que siempre hay riesgos que la pueden amenazar.

Protegerla, porque hemos aprendido que la democracia es un bien delicado que precisa del mayor cuidado y de un respeto y dedicación permanente por parte de todos; porque somos conscientes de que su erosión pone en cuestión y, por tanto, en peligro, los derechos y libertades de los ciudadanos.

Y preservarla, porque también sabemos que, conforme a nuestros valores, constituye una premisa irrenunciable para el pleno desarrollo de nuestro país y para el progreso, el bienestar y la prosperidad de nuestros ciudadanos. La democracia, a través de sus instituciones representativas, debe saber afrontar siempre, con espíritu constructivo y sin perder sus fundamentos, los nuevos retos que la sociedad tiene ante sí.

Señoras y señores diputados y senadores, la Constitución de 1978 significa, en nuestra larga historia, el reencuentro y el entendimiento entre los españoles, su unidad en los valores democráticos y en nuestros derechos y libertades, y su confianza en una España en la que caben y se reconocen todos los ciudadanos.

Hoy como rey, símbolo de la unidad y permanencia del Estado, mi compromiso con la Constitución es más fuerte y firme que nunca. Como también es inequívoca la voluntad de la Corona de ser una Institución que incluya, integre y cohesione a todos los españoles.

Los hombres y mujeres de mi generación hemos vivido y disfrutado de la libertad en una democracia consolidada en sus instituciones y asentada en el sentir y vivir de nuestros ciudadanos. Hemos sido al mismo tiempo testigos y partícipes de la profunda transformación de España, de su integración en Europa y de su extraordinario avance colectivo. Ahora tenemos, sin duda, la responsabilidad y la obligación moral de continuar nuestro proyecto común: de fortalecer, acrecentar y enriquecer ese camino de libertad y democracia que, desde hace más de 40 años, es guía y referencia de nuestra comunidad histórica, social y política.

Y hoy, cuando celebramos la victoria de la democracia aquel 23 de febrero del año 1981, es una ocasión muy oportuna para reconocer y ensalzar la plena vigencia y fortaleza de sus valores y principios; y para reafirmar y renovar el compromiso de todas las instituciones del Estado con nuestro sistema democrático de derechos y libertades.

Se lo debemos a quienes lo defendieron entonces; se lo debemos a las nuevas generaciones en cuyas manos estará el futuro de España; se lo debemos, en definitiva, al pueblo español que, días después de aquella noche que hoy recordamos, manifestó de manera ejemplar su defensa de la libertad, la democracia y la Constitución.

Muchas gracias. Eskerrik asko. Moltes gràcies. Moitas grazas".

Felipe VI elogia a su padre en el 40 aniversario del 23-F: "Su firmeza y autoridad...
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