Un ex trabajador de los Centros de Arte, Cultura y Turismo del Cabildo llamado Emilio Alexis González se ha presentado este lunes en los estudios de Crónicas Radio para denunciar lo que le parece una tremenda injusticia, el hecho de que los responsables del Comité de Empresa hayan llegado incluso a plantear un preaviso de huelga como medida de protesta por la no readmisión de Wilfredo Toribio y en su caso no movieran un solo papel, lo que le parece a todas luces un serio agravio comparativo. Lo hizo durante su intervención en la tertulia del programa “A buena hora”, donde acudió, dice que indignado por ver lo que está sucediendo, para contar entre otras cosas que el ex secretario general del PSOE en Lanzarote Carlos Espino fue quien le despidió en 2008 sabiendo que es diabético y que estaba cumpliendo perfectamente su labor, simplemente acogiéndose a una supuesta desobediencia por no acceder a un cambio laboral que afectaba seriamente a su salud.
“Fui trabajador de los Centros trece años y medio. Soy diabético, el tercer caso infantil que se conoció en Lanzarote, y fue despedido por el señor Carlos Espino, quien decidió que yo era una carga para la empresa. Soy hipoglucémico en coma, y me dan bajadas que nunca he ocultado, y parece que atenderme a mí suponía un problema para el resto de los trabajadores”, explicó visiblemente emocionado por ser la primera vez que acudía a un medio de comunicación para narrar lo que ha vivido. “Llevo cuatro años sin trabajar fijo, tengo un niño de un año diabético como yo, y lo que tienen que entender los trabajadores de los Centros es que si Wilfredo lo está pasando mal, yo lo he pasado mucho peor, y no he recibido ayuda de ningún tipo”, aseveró. “He perdido doce kilos, lo he pasado muy mal”, insistió.
El ex trabajador comentó que su despido por parte de la dirección que entonces comandaba Carlos Espino se hizo de “mala manera”, sin avisarle con los quince días reglamentarios y con una carta en la que se le aseguraba que si no dejaba el puesto de trabajo inmediatamente la empresa pública tomaría medidas.
Emilio Alexis González entró a trabajar en los Centros a finales de los noventa, y fue contratado para llevar a cabo la limpieza del Monumento al Campesino, con contrato de peón de limpieza. Por su problema de salud, tuvo bajadas importantes que le impedían cumplir al cien por cien, lo que no impidió que algunos propagaran el rumor de que se estaba inventando la enfermedad. “El Comité de Empresa me dijo que iba a ver qué podía hacer, y no hicieron nada, hasta que Marcial Martín, que era el director, se movió y me cambió de sitio, pasando de peón de limpieza al aparcamiento. Todo fue provisional hasta que se arreglara de forma oficial, y jamás se hizo. Estuve ocho años de guardia de día en el aparcamiento, y ahí empezaron los problemas, porque nadie quería que me asignaran ese puesto de forma oficial”, señaló.
Por ese recelo a que ocupara el puesto fue, según su testimonio, cuando el Comité se distanció, hasta el punto de que jamás le apoyó en sus reivindicaciones. “Me sentí siempre muy mal, sobre todo porque algunos decían que yo quería subir de galones, cuando yo lo que quería era mirar por mi enfermedad”, comentó.
Después de ser despedido, sin que se le explicara realmente qué había hecho para llegar a esa situación, estuvo tres meses encerrado en un cuarto sin poder salir, impotente ante la situación. “Uno no sabe qué hacer en esa situación”, señala, tras asegurar que ha llegado a pensar que su situación se tuvo que planear entre varias personas, entre las que no descarta a su propio abogado defensor, quien entiende que no hizo todo lo que tenía que hacer para que su despido, a su juicio absolutamente improcedente, quedara sin efecto. “El abogado me animó mucho, me dijo que acabaríamos con la empresa, y el resultado no se pareció en absoluto a lo que luego sucedió, en un proceso en el que me daba la sensación de que la sentencia estaba explicada de antemano”, relató. “Fui una persona felicitada todos los fines de semana por los clientes, tenía mi plaza fija en el Cabildo, y cualquier abogado habría ganado ese proceso. En mi caso no hubo más que engaños, y creo que se aprovechó la circunstancia de mi cambio de peón de limpieza a vigilante para justificarlo todo, porque eso alteró a mucha gente, incluyendo al Comité de Empresa”, insistió.
González aseguró durante su intervención que en su día también acudió a hablar con el actual presidente del Cabildo, Pedro San Ginés, quien no le echó una mano alegando que él ya no podía hacer nada, puesto que era un asunto que no le competía. “Yo culpo a la empresa pública, porque entró un señor en el EPEL que desbarató todo, que el dinero de mi liquidación se lo gastó en cosas como el alquiler de Los Aljibes o de la cocina de Los Jameos. A mí no me han pagado nada después de trece años de trabajo”, afirmó contundente. “El médico de la empresa hizo un informe claro sobre el cambio de lugar, y Carlos Espino me intentó obligar a que volviera a mi puesto de trabajo anterior. Yo me negué, y eso fue entendido como una desobediencia. Yo le dije que me negaba porque tenía un papel del médico que decía que no podía hacer el trabajo anterior, y es más, mi abogado me dijo que no se me ocurriera volver a coger un cepillo. Me lo dijeron por segunda vez que volviera a ser peón de limpieza, y a la tercera fue el despido”, argumentó amargo.
Versión del Comité de Empresa
Fuentes del Comité de Empresa actual de los Centros han explicado a este diario que conocen perfectamente el caso de su antiguo compañero, aunque les gustaría que no se comparara en absoluto con el de Wilfredo Toribio, puesto que este último fue despedido por llevar a cabo una protesta fuera de su horario de trabajo. Además, las mismas fuentes explicaron, a falta de analizar el caso con detalle, que cuando ocurrió el tema de su despido al menos Internsindical Canaria batalló para que no sucediera lo que finalmente sucedió, ofreciéndole incluso asesoramiento de todo tipo.