Esperanza Ruiz Herrero, la mujer del piloto fallecido en 1998 en un accidente aéreo en Lanzarote, aseguró este miércoles que los controladores aéreos siguen ejerciendo un "chantaje" a la sociedad. "Me sigue doliendo que sigan chantajeando al ciudadano para conseguir sus objetivos y sus convenios, deberían utilizar otras cosas, pero no chantajear con lo de salvar vidas".
Ruiz recordó ante los micrófonos de CRÓNICAS RADIO que esta situación la ha "vivido en primera persona" y que en su caso personal le "generó un gran dolor en el alma". La viuda del piloto fallecido en Lanzarote asegura que "el pueblo canario es el más perjudicado en cuanto a los chantajes de los señores controladores". Lamenta que "toda la vida se hayan basado en que sus sueldos y sus pocas horas de trabajo se debían a que salvaban vidas". Por eso, "si eso es lo que se meren por salvar vidas, habría que cambiar algo", dijo. "Las vidas las salvan los médicos, con guardias de 24 horas, pero no los controladores aéreos", aseveró. Así que, "una de dos, o igualan los sueldos del personal sanitario, o les rebajan los sueldos al colectivo de los controladores".
Tras la polémica situación vivida esta semana por el propio presidente del Gobierno canario, Paulino Rivero, Esperanza Ruiz asevera que cuando murió su marido en el accidente aéreo "un controlador llevaba ocho días seguidos trabajando y estaba solo, cuando tenían que estar tres, y cuando en ese momento el convenio señalaba que solo podían trabajar tres días seguidos". "Luego hacen apaños entre ellos para trabajar días seguidos y luego juntar días para poderse ir de vacaciones. Deberían tener más respeto por las personas, a las que dejan tiradas en los aeropuertos, chupando horas, a las tripulaciones en pie de pista, y con aterrizajes interminables, pero en mi caso no pasó nada ni se culpó a la seguridad aérea. Todos iban a por mí", dijo.
Persecución y amenazas
Esperanza Ruiz confiesa que ha vivido en auténtico infierno desde la muerte de su marido. "Cuando se reabre algo que ha creado historia en el mundo de la aviación y una comprueba que se siguen haciendo las mismas malas gestiones por parte del mismo colectivo, mi moral me dice que tengo que hablar, a pesar de todas las personas que me han amenazado, y a las que les digo que no me van a callar. A lo largo de este proceso he visto que el dinero calla muchas bocas, y que cuando no es el dinero es el miedo y las amenazas".
Como ciudadana, "cada vez que vea irregularidades voy a hablar", dijo. "La historia se va creando para mejorar el futuro de la sociedad", afirmó, tras solidarizarse con todas las familias canarias que perdieron a familiares en el accidente de Barajas. "Comparto mi dolor totalmente con ellos".
"He sido muy perseguida, con amenazas vía telefónica, ha sido impresionante, y cuando por ahí no podían me mandaban a la policía a mi casa, tanto en Lanzarote como en Madrid, desde Lanzarote, de madrugada y molestando a mis hijas. Una y otra vez, y cuando no, llamadas del juzgado de Lanzarote, diciéndome que me iban a poner en busca y captura, cuando yo nunca me he escondido", explicó en un testimonio realmente estremecedor.
Consciente de que esta entrevista puede causarle nuevas amenazas, Esperanza Ruiz aseguró que "no les tengo miedo y no me van a callar, porque si mi voz sirve para ayudar a otras personas, mi apoyo lo van a tener".
Sin fe en la justicia
Esperanza Ruiz lamenta haber perdido la fe en la justicia. "El sistema judicial y el estado de derecho que tenemos es una mentira. He sido feliz mientras no he tenido que utilizarlo. De buenas a primeras la vida me dio un palo muy gordo y me vi obligada a usar ese estado de derecho, cuando les dan una patada a los derechos fundamentales y es toda una farsa eso de los derechos humanos. Estamos totalmente desprotegidos en la parte jurídica. Todo son mentiras, falsificaciones y perjurios en los juicios, y no pasa nada. Es una auténtica vergüenza, un verdadero teatro con actores que siguen un guión según seas un mileurista o una persona rica".
"Cuando me he tenido que sentar en el banquillo de los acusados como falsificadora, he visto muy pequeños a quienes antes veía muy grandes. Me dan pena", señala.
Recordó que el cuerpo de su marido "apareció cuarenta días después envuelto en una manta y atado con unas cuerdas. En el sumario no dice quién lo puso así, ni quién lo encontró. Solo lo saben el fiscal y los abogados". Esperanza Ruiz lamenta que durante el rescate de los cuerpos los controladores tampoco cerraran el aeropuerto".