Aspectos como que la mayoría de la droga que circula y se consume en estos centros suele ser introducida en ellos a través de las visitas de familiares o amigos de los reclusos. Es lo que denuncia al menos en Crónicas Radio-COPE Lanzarote el coordinador de la Asociación Tu Abandono Me Puede Matar en Lanzarote, Eliberto Medina, que recuerda que el 80 por ciento de la droga consumida en las prisiones llega efectivamente a los reclusos en las visitas de familiares, visitas prohibidas estos días por la alarma del coronavirus. Así las cosas, la situación actual y las fuertes restricciones que está suponiendo está permitiendo que el coronavirus haga florecer también la drogodependencia que viven muchos de los reclusos de las cárceles españolas.
"Si ya la cosa no iba como tenía que ir, ahora con esta situación que estamos viviendo todos las amenazas se han disparato. Ayer mismo, sin ir más lejos, de los dos individuos que protagonizaron presuntamente el conato de motín que padecimos el otro día, uno intentó quitarse la vida, suicidarse, y el otro incitó instigar al resto de reclusos para que se volvieran a levantar en el módulo de aislamiento", ha relatado este martes Eliberto Medina en el programa 'A buena hora'.
Asegura que los funcionarios de la prisión de Tahíche están siendo amenazados día a día, denuncian situaciones de riesgo y critican la falta de medios materiales para prevenir el contagio del coronavirus, una ausencia de materiales que en primera instancia se ideó desde Instituciones Penitenciarias precisamente para no propagar la alarma entre los presos.
"Tuvo que entrar un equipo de intervención pertrechado para frenar esta situación, con amenazas de muerte, insultos, coacciones y el run run del coronavirus circulando por toda la prisión porque nos ven sin mascarilla, nos ven sin guantes, nos ven sin materiales, y están obsesionados con que podemos traer el virus de la calle", ha advertido Medina.
Intento de suicidio y alteraciones del orden público
Por su parte, esta misma semana la Asociación de Trabajadores Penitenciarios denunciaba que el pasado lunes "y siguiendo la estela de los peligrosos sucesos acaecidos este pasado día 15 en el Centro Penitenciario de Arrecife de Lanzarote, se han producido varios graves hechos".
Señalan que uno de los presuntos cabecillas del motín que tuvo lugar el pasado domingo ha vuelto a protagonizar una nueva alteración del orden público en el interior de este Centro Penitenciario, en concreto en el Módulo de Aislamiento, donde actualmente se encuentran provisionalmente confinados y destinados los internos más peligrosos.
En el mismo momento se producía una pelea en el Módulo 3 de este Centro entre dos internos, "lo que hizo que se tuviera que dividir el siempre pequeño número de efectivos del Centro para hacer frente a ambas amenazas. Con estos antecedentes, y dado que aún pervive el temor a que los mismos puedan traer del exterior el Virus COVID 19 la rápida y profesional intervención de los funcionarios personados en ese Modulo ha evitado que dicha nueva refriega pudiera ser utilizada como excusa, como ya sucedió, para nuevas reivindicaciones."
Horas más tarde, sobre las 14 horas, tras el primer suceso, otro de los presuntos cabecillas del pasado motín intentaba quitarse la vida en el mismo Módulo de Aislamiento donde él también se encuentra confinado. "Una vez más y pese a la fatiga psicológica que produce la intervención en este tipo de situaciones y en un medio tan hostil, la rápida intervención del personal y Servicios Médicos del Centro ha evitado una segura tragedia", ha explicado Eliberto Medina.
"Así mismo y sobre las 18 horas un interno se desmayaba y desplomaba en mitad de la sala común del Módulo 4,siendo trasladado inmediatamente a la Enfermería del Centro, donde los Servicios Médicos del mismo lo han derivado al Hospital Insular Molina Orosa", explica la Asociación, que reitera una vez más su denuncia. "La Administración Penitenciaria no nos esta dotando del material de protección adecuado para hacer frente al COVID 19, en ocasiones con excusas tan pueriles y peregrinas como que podemos atemorizar a la población reclusa, si nos ven con mascarillas. Entrar a trabajar sin medidas de protección, más aún cuando nuestro país se encuentra en Estado de Alarma, es cuanto menos, una temeridad, y fuera de toda duda, una irresponsabilidad, ya que ponemos en peligro no sólo nuestra salud y la de nuestras familias, si no también la de la población reclusa que depende de nosotros y la de familiares y profesionales que por diversos motivos entran en contacto con esta Administración", concluyen.
