“Hoy en día nos encontramos a demasiadas personas que quieren vivir de la política, servirse de ella, y eso no es bueno”
“A mí no me gusta presumir, pero es una realidad muy reciente, y por fin puedo decir que me han hecho caso en el Gobierno de Canarias con el tema de la aplicación de la Ley de la Dependencia”
“Cuando se aprobó la Constitución Española del 78 en la que yo participé se cometieron errores; uno de ellos fue que los que propusieron el sistema actual debieron copiar lo bueno que tenían otros sistemas como el de Italia, el de Francia o el de Alemania y propiciar que se hiciera una verdadera separación de poderes”
“Cuarenta años después hay que confiar en que sean los jueces, sin asociacionismo de ningún tipo, los que se autogobiernen. Ese es el modelo de un estado de derecho en el que los poderes no pueden estar condicionados los unos a los otros”
"No me gusta pensar mal, pero tengo que pensarlo, tengo que pensar que están haciendo sufrir a personas haciéndoles esperar para entregarles su vivienda porque se acercan las elecciones"
No hay nadie que conozca la realidad social de las Islas de las últimas décadas que ponga en duda la calidad como persona, como profesor, como político y ahora como Diputado del Común de Jerónimo Saavedra. Se dice de él que es una de las cabezas mejor amuebladas del país. En la siguiente entrevista, extraída de una conversación mantenida este lunes en el programa "A buena hora" de Crónicas Radio-COPE Lanzarote, el Diputado del Común demuestra una vez más por qué es un referente en el Archipiélago. Además de repetir -es algo que no se cree mucha gente- que se retira de la actividad pública en diciembre de 2016, realiza un repaso exhaustivo por los principales asuntos que afectan a su departamento y que tienen que ver con las quejas ciudadanas. No se le escapa nada, como tampoco se le escapa cuestionar el funcionamiento de cosas que ya no funcionan como deberían como son la política y la justicia.
-Un político ahora de afición como usted se lo tiene que estar pasando bomba en estos tiempos en los que todo el mundo corre de aquí para allá para colocarse de cara a las elecciones…
-No me lo estoy pasando bomba porque el ambiente que hay en la política no está para que nadie se lo pase bomba. Me preocupa mucho la situación.
-¿Tan mal ve el mundo de la política?
-No está nada bien. Hay muchas encuestas, como las del Centro de Investigaciones Sociológicas, que reflejan la honda preocupación que tienen los ciudadanos con el tema de la política y con los políticos. En nuestra joven democracia había temas que antes no se mencionaban, y ahora sí. Está claro que la distancia entre los ciudadanos y los políticos en estos momentos es muy grande. Se han generado muchos problemas, y estamos en un año electoral que debería servir para intentar resolver esos problemas.
-Lo que también se percibe por parte de muchos ciudadanos y por parte de los medios de comunicación es que ha bajado notablemente el nivel de la política, los políticos de hoy en día no tienen el nivel que tuvieron otros políticos del pasado. ¿Cree que es así?
-No pretendo ahora presumir de nada, no seré yo quien diga que las generaciones anteriores eran mejores. Lo que está claro es que el cambio de la dictadura a la democracia propició que se acercaran a la política muchas personas con un notable nivel profesional que estaban en la clandestinidad, que se sumaron a otros políticos de mucho nivel que no lo estaban. Hablo de gente que no vivía de la política, que tenía vocación política y que quería terminar con la dictadura. Encontramos políticos con profesión que buscaban un compromiso y el trabajo por el bien común. Hoy en día nos encontramos a demasiadas personas que quieren vivir de la política, servirse de ella, y eso no es bueno.
-El tema de la corrupción marca también las contestaciones en las encuestas de los ciudadanos a la hora de situar los problemas que les afectan hoy en día. Sin embargo, ¿cree realmente que a los ciudadanos les preocupa tanto este asunto como otros que afectan más a su vida diaria?
-La corrupción preocupa a los ciudadanos y debe preocuparles, pero está claro que les preocupa más lo que pasa con la crisis económica y temas concretos como el paro o la carencia de servicios sociales. Los medios de comunicación son los que le dan más importancia al tema de la corrupción, porque vende más titulares, pero se ha comprobado que incluso llegando la hora de tomar decisiones en las urnas no ha influido tanto en las votaciones. El ciudadano lo que quiere es que le resuelvan sus problemas, y con la corrupción espera que sean los tribunales los que corrijan y limpien. Por desgracia, es un asunto que como factor electoral no influye tanto, no tiene el peso que piensan muchos.
-Qué decir además cuando el ciudadano percibe que quienes tienen que juzgar a los corruptos tienen una carga enorme de politización, como es el caso de algunos jueces y algunos fiscales, ¿no?
-Efectivamente, es un tema complicado, en el que influyen muchos factores, como la carga de trabajo, el afán de protagonismo que tienen algunos y las ganas de otros de manejarlo todo. Eso es lo que ha provocado que hayan aparecido algunas ovejas negras.
-¿Y qué se puede hacer realmente para combatir a esas ovejas negras, qué se puede hacer de forma efectiva para apartarlas del rebaño?
-Cuando se habla de reformar la Constitución una de las cosas fundamentales que habría que hacer es cambiar el sistema de gobierno que tenemos en la justicia. Cuando se aprobó la Constitución Española del 78 en la que yo participé se cometieron errores; uno de ellos fue que los que propusieron el sistema actual debieron copiar lo bueno que tenían otros sistemas como el de Italia, el de Francia o el de Alemania y propiciar que se hiciera una verdadera separación de poderes. Con el sistema actual, es muy difícil que haya independencia de la justicia. Cuando quien aplica las sanciones ha sido elegido por los políticos o por el Parlamento, surgen dudas sobre su independencia. Hablo del gobierno, no de dictar sentencias, porque parto de la base de que los jueces y fiscales tienen que tener ética y tienen que actuar de forma no arbitraria. No se me pasa por la cabeza que haya jueces o fiscales que tomen decisiones en sus juzgados influidos por factores externos…
-Sí, pero a veces parece que eso ocurre, que más de uno se deja influir por esos factores externos.
-Sí, por desgracia, a veces lo parece. Hay situaciones, afortunadamente excepcionales, que nos preocupan, claro.
-¿Por qué cree que hay tanta lentitud a la hora de que la justicia investigue a la justicia, por qué se tarda tanto en tomar decisiones para parar irregularidades o ilegalidades que comete la justicia? En el caso de Lanzarote, por ejemplo, tenemos el caso Unión, que creo que ha sido un ejemplo de cómo no se pueden hacer las cosas, con personas que fueron encarceladas, expuestas públicamente, y que luego no han llegado ni siquiera a ser juzgadas porque se ha archivado su causa, detenciones que se producían sin orden judicial, denuncias entre el juez y el secretario, filtraciones a determinada prensa afín, etcétera, etcétera…
-En el caso Unión y en algunos otros casos me preocupa enormemente el espectáculo que se ha dado. ¿Cómo es posible que después de tantos años de democracia a nadie se le haya ocurrido eliminar esas facultades que se dan para detener a la gente como se la ha estado deteniendo cuando es evidente que el cien por cien de ellos habría acudido sin problema a declarar ante la Guardia Civil o ante cualquier juez? Pensar que todo el mundo va a huir al extranjero es ridículo, más hoy en día cuando los acuerdos internacionales y la Interpol colaboran para que las extradiciones sean rápidas y efectivas. No es posible que se consientan las exhibiciones públicas de helicópteros, de fuerzas del orden que mandan desde Madrid para lo que realmente se persigue, es un espectáculo que me preocupa y que se debería luchar contra él. El tema de la lentitud es otra cosa, porque tenemos unas leyes que son muy garantistas, que establecen muchos mecanismos de recurso de lo que determina un juez o un fiscal, lo que paraliza mucho el averiguar la verdad. Estamos regidos por una ley del siglo XIX, que va siendo hora de que se cambie de verdad. Luego tenemos demasiados procedimientos que caen en juzgados desbordados. Si no se dota a la justicia del número de jueces, fiscales y personal administrativo que necesita, no avanzaremos nunca en este terreno.
-Otra lacra terrible es el inmovilismo, el que nos estemos siempre quejando de cosas lógicas y ver cómo nadie hace nada para cambiarlas.
-Exactamente, eso es horrible. Por eso le hablaba antes del gobierno de los jueces. No hay que inventar nada, hay que dejar que los jueces sean gobernados por los propios jueces, porque el sistema actual no tiene razón de ser. Es cierto que cuando terminó la dictadura franquista había muchos jueces que estaban identificados con el régimen anterior, y había que buscar que la justicia fuera justa y libre de ataduras políticas. Pero eso ya pasó, y lo que fue bueno entonces, es malo ahora. Cuarenta años después hay que confiar en que sean los jueces, sin asociacionismo de ningún tipo, los que se autogobiernen. Ese es el modelo de un estado de derecho en el que los poderes no pueden estar condicionados los unos a los otros.
-Qué sencillo resulta cuando usted lo explica. Parece mentira que luego otros hagan tan poco y lo enreden tanto…
-Pero debemos intentarlo, no podemos ser cómplices de la actual situación.
-En estos días ha recogido la prensa que su departamento, después de muchos años de pelea, ha elevado la nota de la Consejería que dirige Inés Rojas en el Gobierno de Canarias, porque han mejorado los parámetros que tienen que ver con la aplicación de la Ley de la Dependencia. ¿Es así?
-(Se ríe) A mí no me gusta presumir, pero es una realidad muy reciente, y por fin puedo decir que me han hecho caso en el Gobierno de Canarias con el tema de la aplicación de la Ley de la Dependencia. En el año 12 ya dije que estábamos en el último lugar de todas las Comunidades Autónomas en la aplicación de la Ley de la Dependencia de 2006, y que lo que sucedía no era sólo un problema de dinero, era un problema de organización. El año pasado presentamos un informe con el que estuvieron de acuerdo todos los grupos. No se trataba de cambiar directores generales, con cambiar a un director de servicio a veces se consigue cambiar las cosas. Eso es lo que ha pasado, que se ha nombrado un nuevo jefe de servicio que ha entendido los problemas que había. La cosa se ha ido desatascando. También ocurre que en los informes nos apoyábamos en números del Tribunal de Cuentas, que decían cosas como que se habían perdido más de tres millones de euros para la aplicación de la Dependencia. ¿Cómo era posible? Porque se adoptó un sistema distinto al del resto de España, donde había financiación con mitad del Estado y mitad de la Comunidad; aquí se consideró que el sistema de la Dependencia era mejor que el nacional, con convenios entre el Gobierno y los cabildos insulares, con los ayuntamientos de por medio con la ayuda a domicilio. Ese sistema hizo que viviéramos al margen del sistema nacional. Ahora que por fin se han convencido de que es mejor, por muchos recortes que haya impuesto el Gobierno del señor Rajoy a la Ley del señor Zapatero, aplicar el sistema nacional, las cosas están cambiando. Hemos logrado que se incorporen al sistema nacional a todas las miles de personas que estaban en Canarias en residencias o que recibían ayuda a domicilio; en el último informe estadístico, el Ministerio de Trabajo ya sitúa a Canarias en otra posición distinta, porque además hemos incorporado 9.000 personas a las listas, lo que nos permitirá tener más financiación. No son nuevos beneficiarios, eran personas que estaban siendo atendidas sólo con recursos de los ayuntamientos y de los cabildos. Se ha tardado en hacerse, se podía haber hecho mucho antes, pero por lo menos se ha hecho.
-Sí, tarde, aunque nunca es tarde si la dicha llega, y en este caso había mucha gente esperando.
-Claro, y nos preocupa, porque hay muchas personas que están esperando a que les califiquen su grado de dependencia, se establezca su ayuda… Eso requiere que haya mayor asignación presupuestaria, y en eso estamos.
-Otro tema que lleva la consejera Inés Rojas y que ustedes tratan directamente desde la oficina de Lanzarote es el tema de la vivienda, donde su equipo de trabajo ha detectado numerosos problemas, ¿no?
-Sí, el tema de la vivienda en Canarias nos preocupa mucho. Basta ver las viviendas nuevas construidas en estos últimos cuatro años para que se nos caiga el alma al suelo. Es increíble ver la lentitud del proceso con las viviendas acabadas, con los aspirantes a los sorteos esperando y con todo dispuesto. Están esperando con las listas confeccionadas, hay muchas personas pendientes sin que se establezca el sorteo. No me gusta pensar mal, pero tengo que pensarlo, tengo que pensar que están haciendo sufrir a personas haciéndoles esperar para entregarles su vivienda porque se acercan las elecciones. ¿Qué otra razón hay, es que no tenemos funcionarios que puedan proceder a realizar la entrega?
-Parece que en estos días se ha tratado también un asunto del que nos hemos ocupado mucho en Lanzarote, la injusticia que se ha cometido a lo largo de los años con la única industria harinera que hay fuera de Gran Canaria y Tenerife, la Harinera Lanzaroteña. ¿Ha entendido la competencia desleal a la que está sometida esta industria y otras de similares características?
-Sí, por supuesto. Me han presentado una queja, y la estamos tramitando. No puede ser que haya industrias similares que obtengan una doble subvención, porque es algo que está claramente prohibido por parte de la Unión Europea. Estoy convencido de que finalmente se tendrá que reconocer que la Harinera Lanzaroteña tiene que recibir el mismo trato. Otra cosa distinta es que las prácticas comerciales, estrictamente empresariales, sobre precios están justificadas o no. Lo primero es que la Harinera recupere lo que le corresponde, su sitio, porque tienen toda la razón.
-Para terminar, la pregunta del millón: ¿cuándo vuelve usted a la política, es consciente de que mucha gente le echa de menos?
-(Se vuelve a reír) El año que viene me retiro, porque termina en diciembre mi mandato como Diputado del Común. Como sabe, el Parlamento me eligió por cinco años, para que el cargo no esté sujeto a eso de lo que hablábamos antes, los vaivenes de la política. En una reunión con los empresarios de Las Palmas dije que bajaba el telón. A lo mejor formo una academia de formación de políticos cuando me retire el próximo año. No tengo vocación de ser el nuevo Sandro Pertini.