Por Cándido Marquesán Millán
Mariano Rajoy, el líder del PP ha elegido Colombia para su primer viaje internacional después de dos años. Si pretende llegar a la Moncloa tiene que empezar a conocerse entre los líderes mundiales, algo que tenía muy descuidado hasta ahora. Como también ha inaugurado una sede del PP en Bogotá, donde residen unos millares de emigrantes españoles, cuyos votos pueden ser muy importantes cara a las próximas elecciones autonómicas y municipales en el 2011. Rajoy también ha estado en Cartagena de Indias para respaldar un proyecto de cooperación de apoyo a mujeres con escasos recursos que impulsa la Fundación Humanismo y Democracia (H+D), vinculada al PP. Mas el acto clave ha sido su entrevista con Alvaro Uribe, el inquilino del Palacio Nariño, que se ha destacado por haber mantenido con todos los gobiernos sudamericanos izquierdistas claras distancias, cuando no enfrentamientos, y especialmente con el dirigente venezolano, Chávez; circunstancia con la que se muestra totalmente en sintonía Rajoy. Acabamos de contemplar todas las vicisitudes relacionadas con el auto del juez de la Audiencia Nacional de España, Eloy Velasco, que apunta a una presunta colaboración del Gobierno venezolano en una supuesta relación entre las bandas armadas ETA y Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Auto que por lo que parece se construyó usando la documentación extraída de los computadores de Raúl Reyes, “un inagotable y rentable filón de información”, tras la intervención del ejército colombiano en territorio de Ecuador. Rajoy tras su entrevista con Uribe, ha señalado que hubo coincidencia "plena" en que todos los gobiernos sean claros y contundentes en la colaboración antiterrorista, aunque no citó expresamente en esa petición a Hugo Chávez, porque así se lo pidió expresamente su anfitrión para no tensar más las relaciones colombiano-venezolanas. Por cierto, Aznar, sin embargo, se adelantó el lunes a Rajoy. ¡Vaya embajador! En ese afán por dejar claro quién es el bueno y quién el malo en la zona, viajó a Colombia. Desde Barranquilla el ínclito ex presidente criticó con dureza a Chávez - "hay que plantar cara con determinación", dijo refiriéndose al venezolano-. Pero el más que probable sucesor de Uribe, Juan Manuel Santos, ex ministro de Defensa, apuesta como España por la vía diplomática para orientar la relación con Chávez.
Hay un aspecto de esta visita en el que quiero detenerme y que me ha llamado poderosamente la atención. Sobre la herencia dejada por Uribe en sus más de siete años de gobierno, Rajoy dijo que en Colombia se respetan los derechos humanos; que aquí ha estado la ONU y que Colombia se ha sometido a todos los asuntos que se le han planteado y que, para mí, en Colombia se respetan los derechos humanos”. Tales comentarios no pueden ser producto más que de la ignorancia, o de una burda mentira, para no molestar a Uribe. Lo que si me producen es una mezcla de estupor y de profundo malestar. Muchos organismos y medios de comunicación colombianos o no, hace ya tiempo que han dicho con claridad meridiana que los derechos humanos por parte del Estado no se respetan en Colombia. En la prensa colombiana, en el periódico El Tiempo de Bogotá, de fecha 21 de marzo de 2010, aparece un artículo del Director de INDEPAZ(Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz) Camilo González Posso en el que además de otras cosas, señala que el Informe del Departamento de Estado al Congreso de los Estados Unidos sobre la situación de los derechos humanos en Colombia registra una brecha entre las declaraciones del gobierno y la práctica de agentes del Estado que siguen cometiendo graves infracciones y dando amplio margen a la impunidad y a la corrupción; y este informe es una muestra de la imagen que proyecta Colombia en el mundo: reporte de abusos oficiales con "ejecuciones extrajudiciales (falsos positivos), colaboración de militares con nuevos grupos armados ilegales y con paramilitares que no se desmovilizaron, desapariciones forzadas, desplazamiento forzado... tortura y maltrato a detenidos, detenciones arbitrarias, impunidad e ineficiencia de la justicia, vigilancia ilegal a grupos de civiles, opositores y agencias estatales...". La lista llega hasta la corrupción con recursos públicos, como ocurrió con Ingreso Agro Seguro. Continúa señalando que en la misma línea se manifiesta la Oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Y, por ultimo, Camilo González hace especial énfasis en el tema de los “falsos positivos”, uno de los caso más truculentos que se han visto a lo largo de la historia, en cuanto a la falta de respeto de los derechos humanos. Las FFAA para obtener resultados en su lucha contra la guerrilla y así ganar ascensos, días de permiso y aumentos de sueldos, han fabricado los "falsos positivos". Un "positivo" es una baja ocasionada al enemigo que pasa a los registros de mérito de una unidad militar. Y son falsos cuando se presentan como bajas guerrilleras a personas civiles asesinadas por las FFAA, como los jóvenes de Soacha.. Según los datos de la Fiscalía durante la administración Uribe esos 'falsos positivos' se acercan a 3.000 casos y permanecen en la impunidad no solo por ineficiencia de los jueces, sino por la falta de colaboración desde un Ejecutivo que se ha dedicado a atacar a las cortes. Prácticas parecidas las hizo el ejército norteamericano en la aldea de My Lai, donde los partes de guerra hacían pasar con frecuencia a ultimados civiles inocentes por uniformados del Vietcong. Y qué decir de la vergonzosa pretensión gubernamental de pagar una soldada a los estudiantes de Medellín para que ejercieran de delatores(sapos) y así combatir la dramática situación subversiva que se vive en Medellín, en donde Medicina Legal registró 2.178 homicidios ocurridos en 2009. A veces, vale más estar callado.