viernes. 19.04.2024

Mientras el presidente de Coalición Canaria (CC), que sigue siéndolo a pesar del empeño de muchos por ‘defenestrarlo' y que simplemente ha estado un tiempo apartado de la política debido a los problemas familiares que ha tenido, José Torres, decía esta misma semana que en CC no se descartaba un acuerdo con el Centro Canario (CCN) para concurrir juntos a las elecciones generales de marzo, el presidente insular del CCN, Rafael de León, anunciaba la decisión del Consejo Político de su partido de facultar al presidente nacional, Ignacio González, para cerrar un acuerdo de cara a esos mismos comicios con Nueva Canarias (NC), explicando que el acuerdo entre CCN y CC, contrariamente a lo que se anunció en un primer momento a ‘bombo y platillo' por parte de su presidente, parece difícil. Según el Centro Canario, hasta ahora no se ha producido ningún acercamiento y “las elecciones están a un golpe de piedra”. Los que sí estarán en esta coalición de partido, en la que cada formación llamada nacionalista mantendrá sus siglas, serán Independientes de Fuerteventura y los partidos que tienen pactos con Nueva Gran Canarias. Es decir, una especie de aquella Federación Nacionalista Canaria creada hace un tiempo por Dimas Martín, Ildefonso Chacón y el propio presidente del Partido Nacionalista Canario, Juan Manuel García Ramos, que ahora forma parte de CC, a excepción del partido en Lanzarote, e integrada por todas aquellas formaciones nacionalistas que habían abandonado por una u otra razón CC.

No sabemos si finalmente el Partido de Independientes de Lanzarote (PIL) suscribirá este acuerdo electoral con NC, tal como adelantó en su día su presidente, Antonio Hernández, porque como dijo el propio Rafael de De León “el PIL siempre está para delante y para detrás. Es un partido que a última hora es cuando llega a acuerdo o no llega a acuerdos, ya lo vimos en las pasadas elecciones donde llegamos a un acuerdo, pero el día antes de las elecciones deprisa y corriendo”. Palabras que de alguna manera denotan que todo no está tan claro como se pensaba y que todavía se está en plenas negociaciones, no en vano este mismo viernes se reunía el Consejo Político Nacional del PIL para abordar, entre otros, el acuerdo sobre la conveniencia de iniciar conversaciones con fuerzas políticas nacionalistas con el fin de concurrir a las próximas elecciones generales y el nombramiento de la posible comisión negociadora en caso de que el primero de los puntos fuera aprobado.

Son muchos y difíciles los temas que hay que abordar entre todos esos partidos nacionalistas y quizás en ellos esté el problema para cerrar un acuerdo. Los candidatos, programas, diferencias que puedan existir entre las formaciones que concurren en esta coalición, etc.. No es fácil. A lo mejor sería necesario un poco de humildad por parte de todos y que se dejaran a un lado las historias personales para centrarse en el verdadero problema que puede tener Canarias si finalmente CC pierde su grupo en el Congreso de los Diputados, que parece ya algo seguro.

De nada sirve hablar de la necesidad de llegar a una unión de todos los nacionalistas si día a día surgen miles de problemas que hacen casi imposible esta aventura electoral, porque otro de los problemas que se podrían plantear sería el Partido Nacionalista de Lanzarote (PNL), que tiene un acuerdo con Nueva Canarias pero que ya ha dicho por activa y por pasiva que intentarían un acuerdo en 2011 porque ahora lo ven casi imposible (recuérdese que muchos militantes de CCN abandonaron esta formación precisamente porque no estaban de acuerdo con ese posible pacto del que en su momento con CC).

En fin, a pesar de que en un principio se proclamó la idea de la unión nacionalista como la salvación del nacionalismo en Canarias, los problemas que han surgido y la intromisión de mucha gente que en realidad no es nacionalista sino que usa esa plataforma como escape de las otras formaciones políticas ante cualquier inconveniente, lo que se podría definir como nacionalismo a la carta, hacen que esta unión nacionalista sea cada vez más difícil, a pesar de que es fundamental para el futuro del nacionalismo canario.

“El ejemplo lo tuvimos en las últimas elecciones, si hubiéramos concurrido todos juntos, tendríamos ahora mayoría absoluta en casi todas las instituciones, menos en una, no recuerdo si era en El Hierro o en La Palma, y de estar todos juntos gobernando bajo un mismo paragüas nacionalista a estar donde estamos ahora, hay una gran diferencia”, decía hace unos días el propio Rafael de León.

Pero la pregunta que nos haríamos a estas alturas de la película es si realmente los partidos nacionalistas han aprendido la lección. Yo creo que todavía la cosa está muy verde y es evidente que eso se nota en el ambiente. La población no va a votar a una coalición de partidos cuando sabe que se presentan juntos casi obligados, presionados, y que una vez obtengan el poder empezarán con las discrepancias, las zancadillas y las amenazas sin realizar gestión alguna durante todo el mandato. Y ejemplos de esto los tenemos elección tras elección en Lanzarote y en Canarias.

Reflexionemos, pues, acerca de qué es lo mejor para Canarias pero sin precipitarnos y sin promover veinte mil combinaciones diferentes que no nos llevan a ninguna parte. Canarias necesita un nacionalismo único y fuerte.

Nacionalistas a la carta
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