Por Domingo García
¡Por fin! alguien esta dispuesto en este país a ir a la huelga, los funcionarios, se ponen en pie de guerra. Definitivamente el gobierno de Zapatero se va ha enterar que en España hay trabajadores; aunque estos sean funcionarios que aun pareciendo lo mismo parece ser que no lo es ya que el gobierno socialista ¡socialista! Y todos sus allegados, el genial D. Miguel González, diputado conejero y hasta el mismísimo, D. Carlos Espino, están tratando de confundir a la opinión publica con la idea ¡mira que hay malas ideas! de que no son los trabajadores los que van a ver reducido sus salarios, que la medida de bajar los sueldos un 5% solo afecta a los funcionarios.
Ante la maldad política en los planteamientos socialistas de querer confundir con la entupida idea de si un funcionario es o no un trabajador creo que para resolver semejante misterio lo mejor es ir al diccionario y buscar que significa ser funcionario y me encuentro con lo siguiente: persona que desempeña un empleo publico; por lo tanto al tener empleo será un trabajador. No me pasa por la cabeza pensar que los socialistas entiendan que también los funcionarios se puedan contar como parados; aunque bien es cierto que algún parado con gran sentido del humor cuando se le pregunta de que trabaja dice ser funcionario, ya que cobra del estado, continuando con el chiste habrá que decir que Zapatero ha creado en estos últimos tiempos cuatro millones y medios de funcionarios mas, o como les embelesa decir a los socialistas, no son parados, son trabajadores buscando empleo.
El matiz entre trabajadores es que unos desempeñan su tarea en las entidades publicas y los otros en la privada.
Los funcionarios trabajan como cualquiera de nosotros, unos mas otros menos; mejor o peor tratan de realizar su trabajo de la mejor manera posible con la diferencia que nosotros tenemos un jefe que es el dueño de la empresa y se juega su dinero; por tanto trata de sacarnos el mayor rendimiento posible y ellos, los funcionarios, tienen la mayoría de las veces unos jefes políticos incapaces de gestionar lo publico con la debida autoridad y eficiencia ya que lo común es ver a políticos metidos a empresarios de lo publico con el único afán de enriquecimiento personal y familiar; sin embargo la mala fama la asumen los funcionarios.
Al gobierno parece preocuparle lo que pudieran realizar los sindicatos a la hora de defender los puestos de trabajo y andan gritando que como va a ser posible una huelga de funcionarios si son estos los únicos en España que tienen su puesto de trabajo asegurado; sin importarles que no solo se trata de tener un puesto de trabajo si no además tener unas condiciones dignas y en esto, este gobierno socialista, se olvida que los trabajadores trabajan para vivir y no vivir para trabajar.
Los sindicatos, como parte del sistema, han estado durante demasiado tiempo dorándole la píldora al gobierno; mientras el país se iba llenando de parados, la alta jerarquía sindical, se paseaban por alfombras en los palacios de gobierno.
Cogidos de la mano, ministros, cúpulas empresariales y sindicalistas discutían no se saben bien, ni para quien. Los burócratas dirigentes sindicales se han apoltronado en sus despachos olvidándose que fuera, en las calles, hay demasiado trabajador en busca de un puesto de trabajo y no cualquier trabajo ¡un trabajo digno!
No cabe entre trabajadores discutir si unos están mejor por estar en lo publico o peor por aguantar en lo privado. Lo importante es el empleo, decente y seguro.
El adversario del trabajador es el paro, la lucha es con el empresario; el gobierno pretende enfrentar a trabajadores mientras la autocracia sindical se acomoda en sus cuarteles de invierno.
El gobierno no debería estimular una guerra entre trabajadores, su ocupación y preocupación debería estar en la creación de condiciones favorables para la producción de empleo estable y con requisitos dignos para el trabajador.
