Por Ginés Quintana
La estabilidad de un gobierno no está en la “suma”, está en la decisión de dedicar el empeño suficiente y tener la coherencia necesaria para llevar a la práctica lo que prometiste. Queda demostrado que en Lanzarote, analizando su historia democrática, lejos de garantizar gobiernos estables la suma suficiente de votos ha sido todo lo contrario. A los hechos me remito.
Yo creo que una de las causas de esta situación radica en que las instituciones públicas, con todo el “poder” que tienen, están secuestradas por los partidos que son los que, vaya bien o vaya mal, ordenan lo que a su criterio es mejor para ellos. La prioridad no es el vecino sino mantener a toda costa esa capacidad que la institución da. De un instrumento de participación política se han convertido en el fin de la misma. Lo social es la justificación para sus objetivos.
Por eso no entiendo que empeño tienen en seguir manteniendo este modelo “inseguro”. Estoy convencido que un alcalde que ponga el empeño, que no se acobarde, que ponga sobre la mesa aquellos temas de importancia social y que demuestre una verdadera voluntad de diálogo lo tendría fácil y seguro que su estabilidad y la de su gobierno estaría garantizada. Este es el problema. Hay que trabajar de forma colegiada con todos y a eso no están acostumbrados y, como ya cité, no los dejan sus partidos.
No vale oír a algunos alcaldes “disciplinados” después de seguir ciegamente la orden dada que fue quizás un error. No vale, no hay justificación. Lo que vale y seguro que en la mayoría de los casos lo aplauden sus vecinos es no perder el norte en tu compromiso voluntario y mantener a toda costa la actitud valiente en lo que consideras que es la mejor para la consecución de tus propuestas electorales.
Sería histórico en esta isla que los alcaldes viesen en los concejales de la oposición a colaboradores más que a contrincantes. Que les dieran más posibilidad de participación en la gestión pública. Que se le facilitasen los datos de forma regular y atendieran sus propuestas razonables y no se rechazasen porque “ya lo estaban haciendo”, “eso es demagogia” o”porque son unos carroñeros”.
No digo la de voladores que tiraría si, después de prometerlo durante años, de verdad se diera participación a los ciudadanos en la toma de decisiones. Hacerlos partícipes de la gestión. Sueño y seguiré soñando que llegará ese momento. Quien sea el que lo haga tendrá mi consideración.
¿Quién será el pionero?
