lunes. 19.05.2025

Por Saray Rodríguez Suárez

Si hay una lección que debemos tener bien aprendida cuando vamos a firmar un contrato o

acuerdo es negociar concienzudamente todas y cada una de las cláusulas, analizando los pros y

los contras de cada una de ellas.

Esta tarea resulta más fácil si quienes negocian comparten intereses, por ejemplo: dos partidos

políticos negocian un pacto de gobierno municipal, la razón dice que les resultará más fácil

llegar a acuerdos si buscan el interés del municipio y no el suyo particular.

En el caso de mi municipio dos partidos políticos, Partido Popular y San Borondón, hicieron un

pacto en el que una de las partes, San Borondón, impuso sus condiciones mientras la otra,

Partido Popular, se limitó a firmar, callar y otorgar.

Las consecuencias de esta dejadez por parte del interesado en hacer un pacto que le asegure

su permanencia en la tan ansiada silla del consistorio municipal, ha hecho que siete concejales

del Partido Popular limiten sus tareas de gobierno a plantar flores en las rotondas o a reciclar

tréboles para adornarlas, mientras el único concejal que representa al partido San Borondón

se ocupa de las tareas de gobierno y cumplir con su programa electoral.

Es difícil de entender cómo llegamos a una situación. Los vecinos y vecinas del municipio

respaldan con su voto la representación de un partido político para la defensa de un programa

electoral, pero se acaba dando fiel cumplimiento al de otro partido que no ha tenido tanto

apoyo. Si aplicamos la lógica no cabe otra explicación que el ansia de poder, donde el interés

general queda descartado a cambio de un bonito despacho y una foto plantando flores en una

rotonda.

Este “descuido” del Partido Popular a la hora de pactar con su socio de gobierno, San

Borondón, no pasa desapercibido. Son varias las ocasiones en las que el Teniente Alcalde,

Jerónimo Robayna, recuerda en las sesiones plenarias que va a dar fiel cumplimiento a su

programa electoral mientras, el Alcalde, Francisco Hernández y el resto de sus concejales,

hacen tremendos esfuerzos por no agachar la cabeza y decir “sí, bwana”. Entiéndase el uso de

esta expresión con todos los respetos, no vaya ser que conste en acta mi predilección por el

uso del un lenguaje popular, que no soez o vulgar y mucho menos con ánimo de ofender.

La última batalla emprendida, y por supuesto ganada, por el Teniente Alcalde fue la del

mercadillo “La Tiñosa, el sabor de la tradición”. Mientras organizadores, empresarios y

participantes disfrutaban por fin de la gran acogida que estaba teniendo su iniciativa de

apostar por los productos locales y la cultura popular, e incluso celebrando la Concejal

encargada del área, Nerea Santana, su acierto a la hora de contar con ellos para dinamizar la

zona de la Tiñosa, el Señor Jerónimo Robayna se limitó a negar su apoyo a la misma porque no

encaja en su “programa electoral”. A nuestro Teniente-Alcalde le cuesta mucho entender que,

además de la suya existen otras muchas propuestas igual de válidas e incluso mejores que las

suyas.

Lo peor de toda esta historia es como el Partido Popular hace oídos sordos y da la espalda a los

reclamos de quienes en su momento confiaron en ellos y ellas, todo por salvaguardar un pacto

de gobierno que con estas actitudes perjudica a muchos y beneficia a pocos y si a la oposición

se le ocurre apoyar esta iniciativa con una moción, como fue el caso, encuentran la manera de

hacer un uso torticero de la mayoría que les da ese nefasto pacto de gobierno y la retiran con

artimañas poco éticas y morales. No me voy a permitir disculpar esa forma de proceder del Partido Popular, aunque sé que es

difícil discernir lo correcto cuando no paran de dar vueltas a una rotonda mientras buscan la

isla perdida de San Borondón.

Perdidos en una rotonda buscando la Isla perdida
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