Me crié jugando al trompo, al boliche en cualquier trozo de parterre o al fútbol en la zona de Las Salinas o en el "campo de atrás", como llamábamos al terreno donde hoy está ubicado el Centro Sociocultural de Valterra, pero los tiempos han cambiado y mucho. Ahora aquellos ratos se intentan disfrutar con los niños en los parques infantiles; instalaciones que deberían cumplir con todo tipo de garantías, principalmente en cuanto a seguridad, pero también con zonas de protección ante las posibles inclemencias del tiempo, que sean accesibles para niños con movilidad reducida y con zonas donde los padres podamos sentarnos un rato mientras nuestros hijos sociabilizan e interactúan con otros niños y, por supuesto, que los aparatos o atracciones funcionen con normalidad. Pero la realidad a día de hoy es bien distinta en Arrecife y la mayoría de los parques, de una manera u otra, incumplen la normativa o no ofrecen las suficientes garantías para ser consideradas zonas de juego seguras.
Un día leí un escrito en el que aparecía esta afirmación: "Los parques son espacios que llaman a los niños". Esa frase me llamó la atención y quedé convencido de que el autor se había dado un paseo por nuestra capital y visitado los recintos infantiles, porque lo que antaño promovía el compañerismo y el disfrute al aire libre, hoy sólo provoca la anulación de su creatividad. Me pregunto qué creatividad va a tener un niño que llega a su lugar favorito del barrio y se encuentra son esa estampa tercermundista. Columpios sin asientos, suelos donde hay más agujeros que el propio caucho que debe cubrirlo por motivos de seguridad; toboganes que se mueven más que un balancín porque están a punto de caer, sin papeleras o sin zonas habilitadas para los padres. Esta es sólo una muestra más del pasotismo y la desidia de nuestros políticos en Arrecife.
Es fundamental tener al día un contrato de mantenimiento para que los parques pueden volver a tener una vida útil y se garantice así su buen funcionamiento. Además, este ayuntamiento anunció a bombo y platillo un presupuesto de 1.677.916,08€ para su adecuación y adaptación para personas con movilidad reducida. Me pregunto para cuándo se llevarán a cabo esas pequeñas obras para que cualquier niño con necesidades especiales pueda sentirse como uno más.
Nuestros parques deben recuperar su espíritu y filosofía de lugar de encuentro a nivel emocional, intelectual y social para todos nuestros niños, sin ningún tipo de distinción. Solo quiero unos parques infantiles en condiciones, abiertos a todos y con vida, como eran aquellos años en los que fui niño".