Si hay algo que siempre se le ha achacado la Iglesia Católica es su manifiesta incapacidad de adaptarse a los tiempos y el mantenimiento a ultranza de postulados propios de épocas muy pasadas, donde las tradiciones, las costumbres y los usos ciudadanos eran completamente diferentes a los actuales.
Desde el origen de las civilizaciones, estas han ido evolucionando progresivamente conforme a las necesidades del ser humano. Las diferentes revoluciones pacificas, económicas, industriales y sociales, se han encargado de modernizar sistemáticamente nuestra sociedad, adaptándola continuamente a las exigencias de cada época. En todos los órdenes de la vida, el ser humano ha ido cambiando con los nuevos tiempos, modificando usos y costumbres que se iban quedando obsoletos y caducos y que ya no tenían razón de ser.
En mayor o menor medida, todos hemos evolucionado a mejor con el paso de los tiempos. Somos mas cultos, más educados, más formados, más preparados para afrontar los retos que nos sobrevienen continuamente, en definitiva, somos mejores en casi todo.
Pero uno de los aspectos a los que esta evolución continua le esta costando mas es precisamente el que afecta al interior de los seres humanos, el religioso, su creencia en un ser superior.
Es cierto que modificar determinados sistemas que afectan a las creencias internas es tremendamente complicado, entre otras cosas porque se mezclan aspectos tan dispares como las tradiciones y las creencias.
En los aspectos materiales, las sociedades han sabido crecer y desarrollarse conforme al paso que el tiempo ha marcado, pero en aquellos temas intangibles en los que la base de su funcionamiento es algo que ni se ve ni se toca y que simplemente te lo crees o no, esta evolución es infinitamente mas compleja y, en muchos casos, imposible de asumir.
Desde el origen o fundación o creación de la Iglesia Católica, determinados posicionamientos de sus jerarcas se han mantenido al margen completamente de lo que la sociedad iba marcando. Su sistema de funcionamiento a permanecido invariable con el paso de los siglos y las modificaciones sufridas han sido pocas y nada relevantes hasta hace unos años.
Cuando se nombraba un Papa nuevo, los que hemos sido educados en esta confesión religiosa y además hemos evolucionado conforme a los tiempos, esperábamos que la persona que ocupara el mas alto cargo de esta ideología aportara un plus de modernidad que hiciera de la religión algo mas acorde con nuestra realidad y menos monolítico, que dejara comportamientos y costumbres de siglos pasados y diera entrada a un concepto moderno de la concepción religiosa e ideológica del ser humano y su funcionamiento en la sociedad.
Papa tras Papa nos hemos ido llevando decepciones que han hecho tambalear la creencia, para muchos católicos, de que la existencia de Dios tal y como la conciben los jerarcas de la Iglesia Católica es tan cierta como nuestra realidad vital.
Pero con la elección del último Santo Padre, curiosa denominación cuando todavía no es santo ni ha sido padre que se sepa, algo parece que va a cambiar. Francisco ha dado muestras, de momento, de su voluntad de modificar algunos aspectos del funcionamiento de la Iglesia Católica que tanto daño le han hecho a la misma a lo largo de sus mas de dos siglos de historia. A diferencia de otros, este se ha posicionado y ha tomado parte activa en la apertura, demandada por muchos católicos, a los nuevos tiempos que corren en todas las sociedades civilizadas y en vías de serlo.
Se que cambiar dos mil años de historia es muy complejo, pero tengo claro que las condiciones en las que se fundó la Iglesia y las que tenemos ahora no son ni de lejos, parecidas. De una sociedad absolutamente machista, donde la mujer era lo que era y servia para lo que servia, hemos pasado a otra donde esta tiene un valor preponderante y fundamental en el desarrollo de todos los ordenes de la sociedad. De una sociedad donde la elección de una ideología o creencia determinada acababa en muchas ocasiones en la hoguera, hemos pasado a otra donde esta elección es libre, respetada y que, en muchos aspectos, mejora las cualidades del ser humano. Y no me refiero a ser católico o no, sino a acogerse a cualquiera de las confesiones religiosas existentes, que todas son validas.
Hablar de los diferentes papas que en el mundo ha habido es difícil porque las sociedades no eran las mismas y, en muchos casos, complejos los análisis sobre sus figuras al frente del catolicismo. Por eso, creo que en los tiempos que corren, Francisco puede suponer un avance inexorable hacia apertura de los caducos posicionamientos religiosos que se han mantenido hasta ahora. Ya estamos asistiendo a hechos que corroboran esta impresión, estamos viendo posicionamientos hasta ahora terminantemente prohibidos entre los máximos dirigentes de esta confesión religiosa.
La pederastia y su condena civil y no solo religiosa, la homosexualidad y su aceptación como opción libre del ser humano, la unión de dos personas del mismo sexo, la aceptación de los métodos anticonceptivos habituales, son términos que empiezan a ser tratados de otra forma y su exposición publica también empieza a dejar de ser un tabú entre los órganos de dirección de la Iglesia Católica.
Se que Francisco se va a encontrar con muchas piedras en su camino y que tendrá importantes detractores entre los miembros de la Curia Romana que prefieren no cambiar su status quo, se que cuando intente meterle mano a fondo a las finanzas vaticanas se puede encontrar con mas de un problema, pero también se, o por lo menos eso quiero creer, que va a ser capaz de aperturar el funcionamiento de la Iglesia y muchos de sus fundamentos ideológicos sin que por ello pierda, ni un ápice, el sentido que le da su razón de ser a la religión católica.
Juan Pablo I lo intento y, desgraciadamente para los aperturistas, duró lo que duró. Espero que Francisco lo consiga por dos razones, porque creo que es lo que tiene que hacer y porque eso haría que muchos desertores de la Iglesia tradicional volverían a creer. Yo personalmente, el día que, entre otras cuestiones, la mujer sea exactamente igual que el hombre en la estructura eclesial, algo que ya Jesucristo dejo muy claro en su día y que desde entonces se les ha olvidado, empezare a creer que la sociedad y la religión van de la mano y por el mismo camino.
Hasta entonces, que Dios ayude a Francisco a continuar con su labor, la cual, personalmente, considero tremendamente loable.