Dicen, los que entienden de esto, que el nacionalismo bien entendido comienza por considerar iguales a todos los ciudadanos que viven bajo el paraguas de su comunidad.
Dicen, los que entienden de esto, que el verdadero significado de la palabra nacionalismo tiene unas connotaciones que van más allá de la mera defensa de los intereses regionales frente a los nacionales.
En Canarias no se cumple ni lo uno ni lo otro.
Después de los años que llevamos como Comunidad Autónoma los resultados conseguidos por el nacionalismo canario son más que evidentes.
Partiendo de la base de que el Archipiélago Canario es un lugar “afortunado” geográficamente hablando, por tener un clima tan fantástico, un paisaje único en el mundo y ser el destino deseado de media Europa para descansar y disfrutar de lo que les ofrecemos, todo lo demás que afecta a los ciudadanos que moran esta tierra se ha convertido en los últimos años en una autentica pesadilla cotidiana.
Los diferentes gobiernos nacionalistas que hemos tenido han conseguido hacer de Canarias una comunidad autónoma que, en los aspectos mas importantes que afectan a nuestro desarrollo, se sitúa a la cola de casi todas las comunidades autónomas, diecinueve, que pueblan el panorama político español y su distribución administrativa.
En educación, cultura y sanidad estamos a la cola de todas las autonomías. Tampoco vamos mejor en lo que se refiere a la economía, el PIB, producto interior bruto y en la renta per capita de los canarios.
Eso si, en la tasa del paro, en la cantidad de ciudadanos que no tienen trabajo ni posibilidades de tenerlo, Canarias y muy especialmente Lanzarote, estamos a la cabeza del territorio español.
Por no saber, no han sido capaces de explotar como se debe el único sector productivo que nos diferenciaba del resto y que convertía esta tierra en un paraíso inigualable, el turismo. Se han dormido en los laureles pensando que sin hacer nada esto iba a durar para siempre.
Y saben ustedes a que creo que se debe esta incapacidad política? A una mas que evidente obsoleta, anquilosada y desproporcionalmente cara división administrativa.
Cuando alguien plantea que, para poder remontar el vuelo económico, seria necesario reducir los costes de las administraciones publicas, en Canarias seria más que necesario reestructurar nuestro panorama político para adaptarlo a las nuevas circunstancias de la economía nacional.
¿Por qué dos provincias si con una sola estaríamos mucho mejor? ¿Por qué tantos ayuntamientos por isla si con menos de la mitad tendríamos más que suficiente para atender nuestras necesidades?
Les voy a poner un ejemplo que clarifica este argumento.
En Lanzarote, para una población de escasamente 140.000 habitantes y una superficie de 845.9 kilómetros cuadrados tenemos un cabildo y siete ayuntamientos, que suponen 23 consejeros y 123 concejales.
Eso quiere decir que para un territorio tan pequeño tenemos un consejero y siete concejales, uno por ayuntamiento, de turismo, urbanismo, cultura, educación, obras públicas, limpieza, etc., dedicados a gestionar las mismas áreas en un territorio que debería tener un planteamiento único en todo lo referente al desarrollo insular. Y si a esto le unimos el hecho de que hay siete planes generales, uno por municipio, además de un plan general de la isla, el despropósito es insostenible. Así es materialmente imposible ponerse de acuerdo en conseguir que Lanzarote vuelva a ponerse en el lugar que le corresponde por población y aportación al PIB canario.
Y lo malo de esto es que desde las Islas mal llamadas mayores se fomenta la desunión insular para su propio beneficio, ya que mientras los conejeros están enfrascados en disputas intestinas no se preocupan para nada de lo que verdaderamente nos afecta a los ciudadanos.
Esto es un autentico despropósito.
La solución seria muy fácil si detrás de cada consejero o cada concejal primase el desarrollo y beneficio insular por encima de los intereses particulares.
Si esto lo extrapolamos al resto de las islas que componen el Archipiélago Canario, la realidad se torna dantesca.
En Canarias, visto lo visto, se cumple el dicho de divide y vencerás. Tanta fragmentación administrativa no puede ser buena para el desarrollo de esta comunidad, porque esto solo favorece el hecho diferenciador de los canarios, dependiendo de en que isla habites serás de una categoría o de otra.
Los nacionalismos serios, los que de verdad se preocupan por el bienestar de sus ciudadanos, son aquellos con las ideas muy claras sobre donde tienen que depositar sus esfuerzos para lograr sus objetivos. Los nacionalistas canarios solo buscan su propio beneficio, pasando por encima de quien haga falta para conseguirlo. Es un ejemplo muy claro de un nacionalismo nacido desde los intereses puramente económicos de quienes lo componen y no basado en una ideología arraigada en un pueblo que ve como, año tras año, la brecha se va haciendo cada vez mas grande.
¿Por qué nadie ha propuesto una reorganización administrativa a la vista del completo fracaso de la que tenemos en la actualidad? La razón es muy sencilla, ninguno de los que llegan al sillón del poder institucional están interesados en perder los ingentes beneficios que esta poltrona política les reporta mensualmente. ¿Voy a poner yo el beneficio del pueblo por encima del mío particular? Ni que estuviera fuera de mis cabales.
Y no puedo comparar la situación de Canarias con ningún otro territorio peninsular porque las características geográficas son muy diferentes, pero ya me gustaría poder hacerlo.