Por J. Lavín Alonso
El adverbio probablemente antepuesto a cualquier premisa la hace caer en el pozo de la incertidumbre al eliminar éste cualquier posibilidad de certeza. Afirmar que probablemente lloverá solo quiere decir que puede que lo haga o puede que no. No hay ninguna certeza acerca de la posibilidad de que tal meteoro se produzca. El adjetivo en cuestión deriva de probabilidad, concepto muy usado en la matemática combinatoria y en procesos aleatorios, y se define como la razón entre el número de casos favorables y el número de casos posibles.
Desde hace tiempo, algunos autobuses londinenses llevan en sus costados la siguiente proclama: “Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta de la vida”. Como verán, y aparte de las connotaciones ateísticas, dicha frase induce a un hedonismo más o menos descarado, dejando de lado las cosas transcendentes de la vida. Vaya opinión por opinión, en un toma y daca equitativo.
Esta nueva moda, influida, sin duda, por las opiniones y escritos del biólogo ingles y ateo furibundo, Richard Dawkins, y otros de su cuerda, no solo circula por la capital británica. También ha sido plagiada en algunos autobuses de Barcelona y Madrid. Ello me recuerda una frase cuto autor se me escapa: La ciencia y el saber son difíciles de transmitir, las malas mañas se pegan más que la tiña. Dicho sea sin ánimo de ofensa, y allá cada cual.
Por si las ideas del biólogo ateo no bastaran, se ha unido al club del materialismo incrédulo el notable astrofísico Stephen Hawking, con ocasión de la aparición de su nuevo libro “The Great Design”. En él, su autor viene a concluir taxativamente algo así como que “No es necesaria la existencia de Dios para explicar el origen del universo. Por el solo hecho de existir la ley de la Gravedad, es una consecuencia inevitable que el universo se cree a sí mismo de la nada. Suponer que hubo un Dios que encendió la mecha de esa gran explosión es redundante”. En este punto, Hawking se contradice palmariamente con lo que afirmo, años atrás, en su libro “Breve Historia del Tiempo”, obra en la que postulaba la necesaria intervención Divina en el proceso de la Creación. Es mas, debería acompasar sus criterios científicos con los de su no menos famoso antecesor Einstein, quien, en su teoría de la Relatividad afirma que la Gravedad – una de las cuatro fuerzas fundamentales de la Naturaleza, y la más débil de ellas, por cierto – no es otra cosa que una deformación del continuo espacio-tiempo, provocada por la la influencia de los cuerpos que lo ocupan, los cuales, cuanto mas masivos, mayor deformación causan. Teniendo en cuenta que la causa siempre antecede al efecto, difícil resulta pensar que antes de existir la masa , es decir, el Universo, se manifestase la gravedad. Convendría que lo matizase. Claro que también podría tratarse de una calculada actuación provocativa, encaminada a reforzar la campaña publicitaria de su libro, mejorando asi sus ventas. Toujours l'argent.
Si tan seguros están estos librepensadores de la bondad de sus planteamientos en lo tocante a cuestiones que caen fuera de sus respectivos ámbitos acadérmicos –a lo que, por supuesto, tienen todo el derecho del mundo - ¿por que no han recurrido a una afirmación taxativa y si al posibilismo?. No parecen estar tan seguros de sus criterios, lo cual tampoco es de extrañar. El uso del “posiblemente” coloca las apuestas, recurriendo a un símil prosaico, pero certero, en 1 a 1. Tanto vale el si como el no, pero tratándose de una cuestión trascendente, perteneciente al campo de la fe, ni siquiera el prosaísmo racional tiene cabida. Es verosimil, pues, decir, en oposición al lema guagüero probablemente Dios no exista… o probablemente sí. En todo caso, no creo que esa poco probable probabilidad tenga influencia directa y decisiva en la bondad de la vida para nadie. Es más, me inclino a pensar que la probabilidad opuesta si que la tiene.Quede, no obstante, bien claro, que no existe ninguna contradicción, ni se anulan entre si, las explicaciones científicas o las que preconizan el llamado "diseño inteligente" en lo que atañe al origen del Universo.
Simplemente, discurren por caminos distintos. De hecho, hay científicos que aceptan la Ideas de Dios… salvo que llegue el agnóstico de turno a plantear trilemas metafísicos Decía el escritor – y católico – inglés G. K. Chesterton: Cuando las personas dejan de creer en Dios, acaban creyendo en cualquier cosa. O dicho de otra manera: un poco de ciencia nos aleja de Dios; un exceso de ella no acerca a El.
