El Esperpento como género literario nace en 1.920 de la mano del ilustre escritor de la generación del 98 Ramón del Valle-Inclán.
Esta peculiar forma narrativa consistía en la deformación sistemática de la realidad, recargando sus rasgos más grotescos y absurdos, utilizando para tal fin un lenguaje coloquial y desgarrado. Luces de Bohemia ha sido la primera y, con toda seguridad, la obra más representativa y afamada de esta forma de narrativa literaria.
Lo que en literatura es valido y reconocido no tiene por qué trasladarse de igual modo a la vida cotidiana. El esperpento literario es un arte, una forma de expresión, un modo de contar las cosas bajo un peculiar prisma lingüístico, utilizando todos aquellos recursos que la amplísima lengua castellana pone a disposición del escritor de turno. Vamos que escribir bajo sus peculiaridades ni es fácil ni esta al alcance de cualquiera que coja una pluma, un papel y quiera contar una historia.
Ahora bien, cuando este arte literario lo queremos, o mejor dicho lo quieren trasladar a la vida pública y más concretamente a la vida política, la cosa en lugar de ser esperpéntica se convierte en dramática. Es decir que en lugar de escribir un esperpento lo que hacen es narrar un drama.
Lo que esta sucediendo en Arrecife es el mayor esperpento político que se ha visto en muchos años en la, ya extensa, lista de despropósitos cometidos por aquellos a los que en su día votamos los ciudadanos para que nos condujeran a una sociedad mejor.
Como en la literatura, en este particular cuento se mezclan todo tipo de consideraciones que, si no fuera porque sus consecuencias pueden ser dantescas para los ciudadanos, no pasaría por ser algo mas que un cuento mal pensado y peor redactado. Relaciones personales, infidelidades, traiciones, inmoralidades de todo tipo son los argumentos de esta patética realidad que los nacionalsocialistas que nos gobiernan nos muestran cada vez que abrimos las persianas de nuestra realidad cotidiana.
El ultimo capitulo de este esperpento capitalino protagonizado por esta peculiar conjunción de intereses que forman los nacionalistas de Coalición y los socialistas del PSOE ha sido la utilización del despecho de una ex concejal del Partido Popular para llevar a cabo una fechoría legal repudiada por todos aquellos ciudadanos de buena voluntad: Adelantar las minutas de los abogados defensores a aquellos políticos que se vean inmersos y denunciados, por voluntad propia, en turbios asuntos judiciales, asuntos que en la mayoría de los casos, por no decir en todos, nada tienen que ver con la defensa de los intereses legítimos de los ciudadanos de Arrecife.
Y digo la utilización de esta concejal porque, debido a la naturaleza de la propuesta elevada al pleno para su aprobación, estos dos grupos políticos, en especial los socialistas, no tenían lo que hay que tener y que por educación omito, para redactarla ellos mismos. Cantaría demasiado.
No voy a eximir a la citada edil de su responsabilidad en esta lamentable propuesta, entre otras cosas porque ella es mayor de edad y nadie la ha puesto una pistola en el pecho para que la redacte. Pero de todos es sabido la relación que mantiene con uno de los concejales que se vería gratamente afectado con la aprobación de la medida propuesta. Esta claro que responsabilidad tiene y mucha. Como también la tiene el que decidió llevarla como numero dos de su lista a pesar de que, ni por experiencia en política, ni por antigüedad en el partido, ni por conocimiento de la realidad ciudadana, debería haber estado en dicho cartel electoral. Su único “merito” para ser la segunda en la lista era la de ser abogada y así nos ha ido. Pero claro, con estos parámetros cumplía de sobra con lo que el cabeza de lista pretendía y que no era otra cosa que nadie le pudiera hacer sombra, ya que colocando a alguien sin ningún tipo de experiencia no le podría poner en cuestión sus decisiones. Pues le salio rana la jugada.
Pero donde yo quiero hacer especial hincapié es precisamente en esta manipulación pseudosentimental que él, ya imputado, ha hecho de la proponente.
Yo me pregunto, como creo que hacen la mayor parte de los ciudadanos de esta Isla, ¿Si el secretario general de los socialistas capitalinos y actual teniente de alcalde del Ayuntamiento no estuviera imputado en la operación Montecarlo, la concejal no adscrita se hubiera atrevido a llevar semejante disparate para su aprobación en el pleno de la corporación?
Tengo la impresión de que la respuesta la sabemos todos: NO.
¿Quien es mas responsable de una acción, el que la propone bajo unas consideraciones “peculiares” o el que induce a la misma bajo unas consideraciones “torticeras”?
No es de recibo que un partido que presume de legalidad, de moralidad, de ética, de defensa de lo público por encima de lo privado, tenga la osadía de aprobar semejante disparate, ni siquiera de proponerlo en privado.
¿Dónde están los socialistas que acusan, algunas veces con razón y otras sin ella, al Partido Popular de convivir con la corrupción, de ampararse en el poder absoluto para llevar a cabo conductas ilegales o inmorales? Yo les voy a decir donde, calladitos por la cuenta que les trae y esperando que, por si acaso, esta medida aprobada en el pleno les puede traer algún beneficio.
Si como dicen aquellos que defienden la aprobación de esta moción, estas medidas ya las recogen los reglamentos que regulan la función publica y la defensa de los funcionarios, yo me pregunto ¿para que proponerla para su aprobación en el pleno? Es ridículo aprobar algo que ya esta en vigor.
¿Y Coalición Canaria que? ¿Este apoyo a la propuesta que beneficia claramente a uno de sus socios de gobierno forma parte del peaje que tienen que pagar para mantener su mayoría de gobierno?
Este cuento ¿es o no un esperpento político? Yo por muchas vueltas que le doy no consigo entender el por qué un fatídico día de Mayo del 2011 tuvimos que elegir a semejantes personajes para que nos gobernaran.