lunes. 29.12.2025

Por Serapio Manuel Rojas de León

“Sin consenso no habrá Centro de Inmigrantes para Lanzarote”. Se le suponen estas palabras a quien sin duda la experiencia y los años le avalan para sentenciar algo que es evidente cuando una sociedad no quiere algo.

En esas alturas gubernamentales de eso saben mucho. Sobre todo él. No escuchar a determinados ciudadanos que se oponen a una cosa para empurrados tratando de encajárselas, acaban por perder las responsabilidades, las elecciones y los cargos.

También es cierto que Lanzarote no ostenta condiciones para la acogida de nadie más. Las circunstancias actuales de penuria laboral y económica están gritando “el no se te ocurra venir a morirte a esta islucha que ya no tiene más que dar”.

Ordeñar es tarea imposible, los bloques y el cemento, únicos pilares sostenibles de la economía isleña, no dan leche ni cacao. Hambre. Ahora lo que le sobra es hambre.

Ante eso, quién puede pensar en venir a un lugar del que sabes que pronto hasta los autóctonos están pensando en emigrar.

Ese grito ya se regó por el mundo, incluso España paga a los que quieran irse. ¡Cómo cambian las cosas! Del vengan que les daremos papeles a todos, incluso a los que no vengan, al márchate, que si te vas, te pago.

Lo palpable es que ya no nos llegan tantos míseros del continente cercano en busca de mejores condiciones y lo que más nos fastidia es que nos crean todavía estúpidos o borregos, cuando esgrimen que la bajada del número de indigentes es debido al fruto de los esfuerzos de España en los países de origen.

Que no. Son menos las pateras y se debe al boca a boca escupiendo la miseria, a la evasión masiva de gente en busca de mejor sitio, a la descalabrada economía española, a la campaña del gobierno español de vuelve a tu pueblo que te damos dinero para que regreses con los tuyos, y sobre todo, porque la situación actual de Lanzarote ya no es de interés foránea en el aspecto laboral.

El C.I.E. ya no es justificable, donde más, en el Ministerio de Economía, que no encuentra como encajar en los Presupuestos Nacionales Españoles una inversión económica de unos dineros que no tiene, ni puede ejecutar para materializar el infame Centro Represor.

¡Pero qué bien ha quedado Usted, señor Ministro! Lógico, cuando los condicionantes cambian.

Es cierto, señor Rubalcaba, que no hay consenso. No lo hay en las autoridades isleñas, que dependiendo del color de la bandera política que lleven al cogote, le dirán una u otra cosa.

Los unos en contra con ciertos argumentos justificables. Los otros a favor mostrándole sonrisa cómplice y absurda para no contrariar al ministro español, que pudiera estar dispuesto por sus testículos ministeriales, a ejecutar un capricho.

No. Seguro que no hallará el beneplácito en el contrario político. Sí. Seguro que sí se pondrán a su servicio los lacayos que tiene su Psoe por aquí abajo. Como verá, Ministro, nada nuevo que no sepamos ya.

Sí. Sí hay consenso en la mayoría de los conejeros. NO QUEREMOS C.I.E. en terrenos de todos los isleños, ni en instalaciones insulares o municipales. Lo que España haga en y con sus propiedades de Lanzarote, es asunto de España, y en eso no nos metemos. Consenso.

¿De cuánto era la inversión que estaba dispuesto a realizar su Ministerio, señor Rubalcaba, para la realización de un Centro de Retención de Inmigrantes con una capacidad aproximada de casi cuatrocientas personas?

Nunca nos dijeron la cantidad de esos dineros, pero sin duda, debía ser interesante e importante.

A la senadora canaria, que es conejera, doña Dolores Luzardo, le debiera picar esta curiosidad por si se le ocurre que pueda preguntarlo. Por supuesto, al Diputado conejero de mismo partido, don Cándido Reguera, en el Congreso también le debiera importar esta cuestión monetaria.

Apelamos a la Oposición, no porque sean mejores, sino por quisquillosos, puesto que acudir a los afines inútiles y desconocidos, ¡menudos representantes!, que tiene el Psoe gobernante de España en esta isla, pues está claro que es de risa.

Senadores, Diputados y autoridades varias que quieran apuntarse al carro, esos dineros del C.I.E, si el dichoso C.I.E no se hace, no debieran desaparecer tan fácilmente, destinándolos adecuadamente a otras necesidades.

Un Centro de la envergadura de la que hablamos consume unos buenos dineros, que debieran invertirse en la Isla, pues en esta Isla tenían intención de gastárselos los de España.

Por nosotros. Por los isleños. Por los conejeros que sabemos de la Sed, por una vez, descerebrados incompetentes, pónganse de acuerdo. Alcancen el consenso y reclamen juntos esas monedas para nuestra empresa pública más importante. La que hace dulce al agua salada y la distribuye por nuestro suelo, INALSA.

Demuéstrenle al Rubalcaba consciente y cuerdo, que unánimes, sabemos lo que queremos.

Cordura y sensatez, Rubalcaba
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