domingo. 04.05.2025

Me causa asombro cómo los dirigentes de Podemos, si es que hay alguno más allá del líder Pablo Iglesias, no son capaces de darse cuenta de que la sociedad española es una sociedad madura, una sociedad que ha sufrido mucho, que es verdad que está harta de los políticos que le roban en su jeta, pero que sabe distinguir perfectamente la paja del trigo.

La última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) ha puesto de manifiesto que Podemos no va a pasar nunca de ser la tercera o cuarta formación política en el arco parlamentario de este país de la piel de toro y de nuestras maravillosas islas. Y no va a pasar nunca porque ha cometido errores garrafales en estos últimos meses, el principal a mi juicio decantarse por el sector de Iglesias y obviar que había un sector mucho más con los pies en la tierra y con las ideas mucho más cercanas a lo que es nuestra sociedad madura como era el que lideraba Errejón.

Podemos y su gente, sobre todo el líder, han cometido muchos más errores, los propios de la juventud y los propios de la senectud. En un momento de mal cálculo pensaron que al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) le iba a pasar lo mismo que a los socialistas griegos y a los socialistas de otros países como Inglaterra o ahora Francia donde o han desaparecido o van camino de hacerlo. Error porque el PSOE es todavía mucho PSOE, cuenta con una enorme implantación territorial y un poder local y autonómico que Podemos ni tiene ni va a tener. No quiero decir con esto que la única razón del mantenimiento y ascenso de los socialistas en pleno follón interno sólo tenga que ver con los estómagos agradecidos y el clientelismo; no, hay otros factores que también hacen que el partido con más años de historia detrás no sólo se esté manteniendo sino que a mi modo de ver va a ser capaz de disputarle el primer puesto en las próximas generales al Partido Popular (PP).

Porque estoy convencido de que en el PSOE finalmente ganará su particular Errejón, que no es otra que Susana Díaz, se empezarán a hacer las cosas con más lógica y se atacará al PP y a Podemos desde una estrategia diseñada por los que saben de política, y no por los que creen que saben de política. De las primarias socialistas saldrá un PSOE más fuerte, y un PSOE más fuerte es evidente que provocará que hay un Podemos más débil.

Aquí los pulsos que se tenían que echar ya se echaron, y los electores son los que son. Todo lo que baje ya el PP supondrá el crecimiento de Ciudadanos, y todo lo que suba o baje el PSOE supondrá el ascenso o el descenso de Podemos. No hay más. El resto, serán los ciudadanos que decidirán si uno de ellos tiene o no mayoría absoluta, que viendo lo bien que le ha sentado a los populares el paso al consenso constante parece que no es deseable, al menos no a corto plazo.

Aunque los más pesimistas siempre procuran ver el vaso medio vacío, o en el caso de Podemos les interesa hacer ver que lo está, lo cierto es que estamos en un escenario no ideal pero sí bueno: un PP débil sin mayoría que tiene que negociar casi todo lo que propone, formaciones en constante debate interno, un Congreso de los Diputados que está más vivo que nunca y una situación económica que nos permite a los que no estamos en política ni dependemos de ella respirar con cierta tranquilidad y ver los toros desde la barrera.

Por cierto, flaco favor hace esta situación a los partidos estatales. Hay comunidades autónomas como País Vasco, Canarias y si recobran la razón Cataluña en las que va a ser muy difícil que la gente no vote a los nacionalistas. El Partido Nacionalista Vasco (PNV), Coalición Canaria (CC) y ahora Nueva Canarias (NC) han demostrado que en tiempos de no mayorías absolutas su presencia en Madrid supone la llegada de un montón de millones para su tierra. ¿Quién y cómo encuentra en los otros partidos un argumento contra esto?

Colorín colorado, las aspiraciones de Podemos han terminado
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