Cuando no es juana es la hermana. El caso es que por mucho que se esfuercen desde la parte orgánica, todo hace pensar que más temprano que tarde el pacto que sostiene el Gobierno que preside Fernando Clavijo terminará por romperse. La penúltima se produjo este lunes, cuando los consejeros del Partido Socialista (PSOE) decidieron nada menos que abandonar la reunión habitual del Consejo de Gobierno al no estar de acuerdo, una vez más, con el reparto que se hace del dinero del presupuesto que maneja la consejera de Hacienda, Rosa Dávila.
En este caso fue en concreto el reparto de los fondos del suprimido Impuesto General Indirecto de Canarias (IGTE) para su transformación en lo que se conoce como el Fondo de Desarrollo de Canarias (FEDECAN). Los socialistas se fueron de la reunión y los nacionalistas decidieron aprobar el reparto en solitario, con el consiguiente enfado de los unos y de los otros. Sobre todo de los otros, los nacionalistas, que entienden la acción de sus socios como exagerada e injustificada, sólo posible por que se quisiera trasladar al Consejo de Gobierno los problemas orgánicos que atraviesa el acuerdo regional, sobre todo por lo que sucede en la isla picuda.
Si sólo fuera este el motivo de la tensión alguno podría pensar que es exagerado hablar de ruptura. Sin embargo, en plena recomposición de la parte orgánica del PSOE en Canarias, los nacionalistas han vuelto a incumplir un acuerdo firmado, el que les tendría que llevar a presentar moción de censura en los municipios tinerfeños de Arico y Puerto de la Cruz, a lo que se suma la confesión de Ciudadanos de que Fernando Clavijo estuvo al tanto de la moción de censura de Granadilla.
