Se acaba el año y al igual que tantas otras muchas personas, preguntando qué, cómo, cuándo, y a dónde se fueron a parar los casi trescientos sesenta y cinco días que ya van a culminar. Puede que estas sean unas cuestiones exclusivas para el segmento de una edad en la que su vida está convertida en la rutina de ir al trabajo, regresar a la casa, alguna que otra actividad de pronto improvisada, y poco más.
Por las aplicaciones a veces nos entretenemos con algunas de esas cosas que nos llegan al móvil y el tiempo se escapa con noticias de personas conocidas que recordamos cuando nos informan de su fallecimiento, el último vídeo que nos cuenta un chiste repetido, el medio minuto de algún político o política que se supone ha dicho algo interesante, y las felicitaciones del cumpleaños que vuelven a recordarte dónde diablos se ha ido todo un año para sentirte un poco más viejo.
Y de repente, uno de esos contactos del guasap o del feisbu, te sorprende con el envío de un vídeo de sexo explícito que a determinadas edades ya no te enseñan nada nuevo y tampoco las condiciones físicas están para experimentos acrobáticos imposibles.
Aún así, y aunque no sea con aquella misma intensidad curiosa y las sensaciones que te producía ojear las páginas de una revista sintiendo ese cosquilleo morboso de apetito sexual de la adolescencia juvenil, empezando a mostrar una sonrisa, decides visionarlo.
Nada nuevo ni diferente a lo visto en anteriores ocasiones respecto a la actividad sexual de los protagonistas. Bueno sí, recuerdo hace ya unos cuantos años que me enviaron otro video donde la novedad estaba en que ella era un él, y él era una ella.
Es decir, un chico que quiso ser chica, mostraba una melena larga preciosa, con una cara de mujer joven atractiva, unas tetas maravillosas y un miembro viril masculino acompañado de sus respectivos testículos. De verla por la calle, no pensarías que en la entrepierna portaba un pene más grande que el tuyo, si quien esto lee es una persona masculina.
Ella quería ser chico. Su físico en condiciones normales no haría presagiar que su pantalón pudiera guardar la vulva y vagina de su aparato genital femenino. Ese video recibido se desarrollaba muy rápido, en apenas unos cincuenta segundos, y daba la sensación de que una chica estaba penetrando a un chico. Resultaba sorpresivo, ahora ya no tanto.
Pero volviendo a este otro último vídeo sexual, escribía que no mostraba nada novedoso, pues sus protagonistas formaban una pareja bastante joven, diría que de unos veintipocos años. Él es un muchacho negro y ella una muchacha blanca. El físico de ella una mujer normal, el de él parecido a un jugador de baloncesto por su altura y forjado de una discreta musculatura ejercitada en algún gimnasio. Bastante atractivos los dos.
Este vídeo presenta un desarrollo bastante lento, mostrando a la pareja disfrutando de su actividad sexual con cierto romanticismo en las formas, al no ser excesivamente violento, sino con el respeto debido que se muestran tanto la actriz como el actor.
No hay diálogo, pero tampoco esos jadeos ruidosos o estridentes y de fondo se oye una música suave que envuelve a esa atmósfera sexual de cierto interés por terminar de visionar el vídeo. 6 minutos, 49 segundos.
Y en ese final viene lo que me ha llamado curiosamente la atención. Al retirar él su miembro viril lentamente, con una suavidad exquisita para finalizar la escena, se pone de pie y se muestra de cuerpo entero a la cámara. En el muslo de su pierna derecha hay tatuadas unas palabras en inglés que forman una frase bastante larga.
De mi poquito vocabulario anglosajón pude entresacar ciertas traducciones: Juan (John) Dios (God) Mundo (World) Uno (One) y (And) Sólo (Only) Hijo (Son) Él (Him) No (Not) Eterno (Eternal) Vida. (Life)
Con estas pocas palabras podía intuir algo, pero posiblemente poco acertado. En definitiva, que congelé la imagen del video y me dispuse a copiar lo que decía el muslo de aquel joven negro de manera literal:
John 3:16.
For God so loved
the world, that
he gave his one
and only son,
that whoever
believes in him
shall not perish,
but have eternal
life.
Abrí el Internet y en el buscador de Google puse las palabras “traductor inglés-español”. Escribí cuidadosamente el texto y apareció la respuesta de la traducción. En fin, ni que decir tengo que a mí estas cosas me resultan milagrosas.
“Juan 3:16.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna”.
No conozco al chaval ese, un jovencísimo negro actor porno, y tampoco puedo intuir qué recarajos le ha conducido a tatuarse en un muslo esa frase bíblica de San Juan Evangelista. Capítulo 3, versículo 16. Al amigo que me envió el video agradecerle el entretenimiento que me ha dado, pues ha roto la rutina de otra tarde que se intuía aburrida. Quién me lo iba a decir. Me ha tenido ocupado un rato y a usted también, si se ha atrevido a leer esto.
Y sonría que ya se van. Queda menos para que desaparezca toda esa inmundicia indecente que se atreven a llamarse personas y que forman el Desgobierno de España.
Feliz Navidad y que el 2026 les procure todo aquello que este 2025 no ha querido darles.
Sean felices.
